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El arquitecto Adolfo Natalini recupera un patio interior, angosto, con un tragaluz y un ascensor

Los Uffizi muestra los primeros avances de su metamorfosis

Pese a que el proyecto de recuperación del museo incluye la totalidad del edificio, no se ha cerrado al público

Para 2014 estará concluida la parte más vistosa, las salas de exposición

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Aspecto de la nueva sala dedicada a los pintores extranjeros de los siglos XVI al XVIII, de varias escuelas pictóricas europeasFoto Alejandra Ortiz
Especial
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de enero de 2012, p. 2

Florencia, 3 de enero. La Galería de los Uffizi, que desde su fundación había ocupado únicamente el segundo piso del edificio, donde se ubica, mostró hace unos días al público los primeros frutos visibles del proyecto Nuevos Uffizi, que prevé la recuperación total del inmueble vasariano. Se ampliará la superficie para exposiciones y servicios, actualmente de 5 mil 400 metros cuadrados, a 12 mil, incremento de 122 por ciento que le permitirá acoger el doble de visitantes por día, que en la actualidad es de 4 mil.

La planeación y realización del proyecto ha sido larga e incluso traumática, lo denota la prolongación de la obra, concebida formalmente desde finales de los años 90, iniciada a partir de 2006 y hoy con un enorme retraso respecto de las previsiones iniciales.

Los Uffizi es el museo más visitado de Italia y en 2011 registró un incremento de 6 por ciento respecto a 2010, con un millón 700 mil visitantes –los Museos Vaticanos lo superan–, representando, por tanto, un recurso cultural y económico fundamental para la ciudad de Florencia. Cabe destacar que la remodelación no ha impedido que la galería permanezca abierta.

Al respecto, Antonio Natali, director del museo, declaró en conferencia de prensa que en cualquier parte del mundo una obra de tal envergadura hubiera cerrado si no completamente, al menos por sectores; nosotros hemos decidido trabajar, incluso de noche, para no impedir la entrada a los visitantes.

Se prevé que para finales de 2014 quedará concluida la parte más vistosa de la obra, referente a la distribución de las salas de exposición. Para ello se requerirán 30 millones de euros adicionales a los 40 ya aportados por el Estado.

El retraso en la entrega, programada inicialmente para 2013, es justificada así por Laura Baldini, recientemente nombrada directora de la obra: “Hemos tenido que adaptarnos durante el proyecto a situaciones imprevistas, al vínculo de tener que trabajar con espacios abiertos al público, a la ubicación misma del edificio, en el corazón de la ciudad, entorpeciendo el abastecimiento del material, así como el deshecho colocado en la plaza de los Uffizi –que tampoco se ha cerrado–, la cual atraviesan cotidianamente multitudes de turistas”.

La escalera de Natalini

Después de años de pasar frente al edificio de los Uffizi, afeado por los andamios –hoy ya reducidos a la mitad–, es sin duda una emoción penetrar en la área restaurada, ubicada en el ala poniente, a la cual se accede por una puerta contigua a la Loggia dei Lanzi, que hasta ahora ocultaba el vaivén de obreros y especialistas. El impacto es sorprendente: un patio interior, angosto, el arquitecto toscano Adolfo Natalini lo recupera cerrándolo con tragaluz e introduciendo un cubo de escaleras y ascensor que semeja una alta torre medieval en el concepto, pero resuelto con un estilo hipermoderno y elegante, que convive bien con el entorno austero de las altas paredes llanas que lo engloban. En la planta baja de esta zona estará ubicado el restaurante y otros servicios.

Esta es un área crucial para el proyecto de los Nuevos Uffizi, donde el objetivo principal es la reorganización del recorrido de visita, que será desahogado con dicha escalera y su pendant del lado opuesto (este), con la finalidad de descongestionar las salas de exposición.

Las salas de los extranjeros

Si la muestra dedicada a Giorgio Vasari, inaugurada en junio pasado, donó los espacios del primer piso, ahora el público gozará de la recuperación de las 10 pequeñas salas, del todo inéditas, ubicadas en esa misma planta, asignadas a los pintores extranjeros de los siglos XVI al XVIII, pertenecientes a las escuelas holandesa, flamenca, española y francesa, a la cual se llega por la escalera de Natalini. Lo primero que resalta es el color de las paredes, un azul vibrante seleccionado por el director de la galería, Antonio Natali, que rompe por completo con la bicromía blanco y gris del edificio vasariano, pues, según Natali, la blancura generalizada da la idea de una enfermería.

Fue al final de la dinastía Medici que Cosme III (1642–1723) aumentó la colección de pintura holandesa adquiriendo en algunos casos, personal y directamente, cuadros en los estudios de los pintores, como el mismo Rembrandt, al cual pudo conocer. La hija Ana Maria Luisa la siguió enriqueciendo con importantes aportaciones, como la obra de Rubens. La mayoría de los cuadros presentes se encontraba en los depósitos del museo. La selección corrió a cargo de la ayuda externa de un experto como Bert W. Meijer. Entre las obras se encuentran las recién restauradas telas de Los santos Juan Evangelista y Francisco, de El Greco, y el Autorretrato, de Velázquez.

En la misma área se ha concluido la remodelación del Gabinete Fotográfico (750 m2) de consulta pública, donde está el archivo de los negativos del patrimonio artístico de los museos florentinos y de los alrededores, además de los Nuevos Depósitos (mil 340 m2), que según Natali, están entre los mejores que haya visto en el mundo. Intervenciones menos vistosas han sido también la remodelación del Palazzo dei Veliti, que acogerá en un futuro las oficinas de la dirección.