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Óscar Chávez satisfacía ampliamente mi espíritu, dijo en Los Pinos

Felipe Calderón recordó su osadía juvenil: fui un furibundo opositor

El mandatario recomendó escuchar la canción Macondo, de Diez-Canedo a quienes no hayan leído “Los cien años de soledad

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Entre Lujambio y Calderón, Adriana Jiménez, viuda de Daniel Sada. Luego, Margarita Zavala, esposa del mandatario, y Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las ArtesFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de diciembre de 2011, p. 3

En la entrega de los Premios Nacionales de Ciencias y Artes 2011 el presidente Felipe Calderón recordó sus tiempos de juventud en los que, según afirmó, fue un furibundo opositor, antipresidente, antigobiernista, aunque en aquel entonces, nunca pensó que iba a estar del otro lado del mostrador, de tal modo que ya he pagado suficientemente mi osadía de esos años, aseguró.

El Ejecutivo sostuvo, además, que la profesión de inventor era de gente que no estaba realmente en su sano juicio, porque antes no había ningún apoyo para la actividad científica, pero no mencionó que hoy día, en nuestro país se invierte menos de 0.4 por ciento en este rubro. Así, externó un mea culpa del gobierno, porque tenemos que aportar muchísimo más a la ciencia.

En el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, el mandatario sugirió a quienes no hayan leído “Los (sic) cien años de soledad”, ahora que está tan de moda este tema, escuchar la canción de Macondo, en la versión de Diez-Canedo, aunque en realidad quiso referirse a la letra pertenece al compositor peruano Daniel Camino Diez Canseco, y que ha sido interpretada por Óscar Chávez, uno de los galardonados ahí presentes.

También recibieron el premio los historiadores Lorenzo Meyer y Jean Meyer; los escritores José Agustín y Daniel Sada –éste fallecido hace unos días–, el escultor Pedro Miguel de Cervantes Salvadores y el director de cine Jorge Fons; el científico Pedro Julio Collado Vides y el tecnólogo Raúl Gerardo Quintero Flores; el grupo de alfareros de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, y el titiritero y director teatral, Wilbert Alfonso de Jesús Herrera, quien también recibió el reconocimiento post mortem.

Ante la comunidad académica y científica, el presidente Calderón se comprometió a impulsar las ciencias y las artes, y a “respetar escrupulosamente los derechos, las libertades, que tanto trabajo nos ha costado construir a los mexicanos.

El derecho a hablar, a escribir, a disentir, a pensar, a criticar, que no está divorciado, y qué bueno que así sea, no está separado, no está excluido de la posibilidad y el privilegio mayor del ser humano, que es coincidir, que a final de cuentas son posiciones y prerrogativas de la razón y de la inteligencia.

A propósito de la discrepancia, ocupó un espacio de su discurso para hablar de la música contestataria de Óscar Chávez –de quien fui fanático– y de los artículos críticos de Lorenzo Meyer.

“Como yo en aquel tiempo era un furibundo opositor, antipresidente, antigobiernista, etcétera, pues, no es, aunque fuera por eso, pero con las canciones de Óscar Chávez me pasaba un poco lo que con los artículos de Lorenzo, ¿no?, que me encantaban; además, por eso, porque eran, satisfacían ampliamente mi espíritu opositor...

Desde luego, cuando yo cantaba apasionadamente esas canciones y cuando leía también apasionadamente esos artículos, pues nunca pensé que iba a estar del otro lado del mostrador, así que créanme que ya he pagado suficientemente mi osadía de juventud.

Expresó que cuando aparecieron los cubanos Óscar Chávez ya estaba ahí. Recordó Por ti, una canción bellísima que todo enamorado ha cantado, no siempre con éxito y La casita, de la que, incluso, parafraseó una parte de la letra: Es una casita chiquita con jardines y alberquita de calefacción central.

Al inicio, pidió un minuto de aplausos para el narrador Daniel Sada y el titiritero Wilbert Alfonso de Jesús Herrera Pérez. Del autor de Casi nunca refirió que murió casi simultáneamente al momento de que el jurado lo premió. Y por la tardanza en que el gobierno dio a conocer de manera oficial los nombres de los premiados, Wilbert Alfonso no se enteró de que fue seleccionado, ya que falleció semanas antes del anuncio oficial.

En su turno, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, sostuvo que creemos en la libertad religiosa, no porque seamos religiosos, sino porque somos liberales y no queremos al Estado definiendo a la persona humana en detrimento de su dignidad, sus creencias. Esto, en un contexto en el que vuelve a desatarse la polémica por la separación de la Iglesia y el Estado.