17 de diciembre de 2011     Número 51

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

TESTIMONIOS

ALDEGUNDO GONZÁLEZ ÁLVAREZ Cooperativa Tosepan Titataniske

Festejar cien años de la firma del Plan de Ayala es muy importante porque seguimos los preceptos que planteó el general Zapata, de tierra y libertad. En nuestra región somos pequeños propietarios, no ejidos, pero compartimos muchas situaciones; hay que apostarle más al campo en este siglo XXI; debemos formular un proyecto de vida buena al interior de nuestras comunidades. Esto no corresponde con el modelo de desarrollo dominante. La soberanía alimentaria es un elemento muy importante; debemos retomar los esquemas de alimentación de nuestros abuelos. En ellos había mucha sabiduría. También debe dejarse de lado la concepción de que el campo es marginación, atraso, abandono; al contrario, que se privilegie lo que se hace en las comunidades rurales. Tenemos muchísimas propuestas que también se pueden aplicar a los sectores urbanos. En nuestro caso, llevamos 34 años de trabajo organizado.

FERNANDO CELIS CALLEJAS Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)

El Plan de Ayala surgió para declarar la guerra a Madero, quien luego de triunfar no respondió a las demandas zapatistas sobre la tierra. Fue una decisión muy difícil en esa época, pero permitió sostener esa demanda y al final terminó habiendo un reparto agrario muy amplio. Ahora hay una nueva coyuntura política. Desafortunadamente hay mucha dispersión del movimiento campesino. Debe haber un doble proceso paralelo: por un lado, mayor unidad y coordinación de las organizaciones y de los campesinos con una perspectiva de cambio. Y por otro, un gobierno progresista que impulse nuevas políticas. Esa es la magnitud histórica. Es difícil, pero hay que hacer algo. El movimiento campesino requiere un gobierno que pueda acotar el papel de las trasnacionales (porque ellas controlan las cosechas, vía bajos precios y a los consumidores les venden comida chatarra), rescatar el Estado, y contar con más recursos fiscales para promover una mayor producción de alimentos.

JAIME CASTILLO
Unión Nacional de Organizaciones Regionales, Campesinas y Autónomas (Unorca)

El modelo agrícola que tenemos ya se agotó desde hace mucho. Ha habido procesos, como El Campo no Aguanta Más, que han permitido que las organizaciones coincidan en sus demandas, en sus apuestas. Firmar el Plan de Ayala Siglo XXI es un compromiso. Vamos a empezar a discutir las propuestas de las organizaciones campesinas y la visión que tenga el candidato, y tratar de encontrar juntos la manera de cambiar este modelo. Necesitamos actualizar el lema “Tierra y libertad”, porque hay mucha libertad coartada hacia organizaciones y campesinos.

PLUTARCO EMILIO GARCÍA Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA)

Vemos el planteamiento del movimiento campesino para el Siglo XXI basado en el espíritu del Plan de Ayala de 1911 como un compromiso muy grande para las organizaciones, porque es muy difícil pensar en que todos seamos capaces de tener la congruencia del general Emiliano Zapata. Aun sin que diésemos la vida por la lucha, si al menos los dirigentes, las organizaciones campesinas, los militantes, tenemos la congruencia de sostener la lucha hasta lograr mejores condiciones para el campesinado mexicano, ya sería un avance importante. Tenemos que sumar las diferentes demandas que se están manejando en el mundo. Afortunadamente tenemos el contacto con La Vía Campesina, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y otras, para que este nuevo Plan de Ayala que estamos pensando construir de manera participativa también sirva de algo para el resto del movimiento, así como ha servido el Plan de Ayala de Zapata, que ha sido tomado como base en varios países de América Latina.


FOTO: Lourdes Edith Rudiño

Nuevo Plan de Ayala siglo XXI

Compromiso de organizaciones campesinas
y Morena

Lourdes Edith Rudiño

Ayoxuxtla de Zapata, Puebla.- Hace cien años aquí, en este pequeño poblado mixteco de difícil acceso, en medio de cerros, el Ejército Libertador del Sur signó el Plan de Ayala para refrendar su lucha revolucionaria, pues el recién empoderado Francisco I. Madero estaba dando la espalda al compromiso de concretar la recuperación de tierras –en manos de hacendados– a favor de campesinos e indígenas.

Ahora, en 2011, en el centenario histórico del 28 de noviembre, más de 20 organizaciones nacionales o regionales campesinas y más muchas locales, de Puebla, Morelos y Tlaxcala fundamentalmente, retomaron aquí mismo el lema de “Tierra y libertad”, y le pidieron al líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, que impulse un nuevo Plan de Ayala, el Plan de Ayala del Siglo XX, y la reacción de él fue un inmediato “sí, lo asumo”.

En este lugar, en el municipio de Huehutlán el Chico, la cancha de fútbol fue el escenario de conmemoraciones por el centenario. De todos los puntos del estado de Puebla llegaron campesinos, muchos de ellos ancianos y ancianas. Temprano ocurrió la celebración oficial, con el gobernador Rafael Moreno Valle. Por la tarde, en medio de un sol intenso, hubo una cabalgata; los tiempos se cruzaron: hombres personificados de Emiliano Zapata y Francisco Villa emergían de los grupos de jinetes, todos con armas simuladas en mano.

El trajín no paró a lo largo de la tarde: mientras unos colocaban mantas de las múltiples organizaciones campesinas presentes, el micrófono se mantenía en uso rememorando aquel noviembre de 1911 y los campesinos comían un taco para aguantar la espera, pues la llegada de López Obrador se retrasó por razones de logística.

Cayó la noche; la gente congregada sumaba cientos, más bien casi unos dos mil. La luz artificial era escasa, y en ese marco fue que Pablo Emilio García, miembro fundador de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), tomó el micrófono para moderar el acto formal para asumir el nuevo Plan de Ayala; comentó que se cuenta con un testimonio del encuentro del Ejército del Sur en Ayoxuxtla en 1911; corresponde a don Irineo Espinoza Sánchez, protagonista de la lucha de Revolución– quien falleció en los años 80s–. Ese testimonio está video-grabado y Emilio García lo donó al museo del pueblo.

A la llegada de Andrés Manuel, casi a las siete de la noche, con líderes de las organizaciones presentes instalados en el templete, al lado de otros personajes de Morena, como Armando Bartra y Alejandro Encinas, José Jacobo Femat, líder de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp), dio lectura a la propuesta del nuevo Plan de Ayala.

Estaban allí representados el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) –que aglutina a la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social, la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, el Frente Democrático Campesino de Chihuahua, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista y la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales–. También, todos suscriptores del documento, la Cocyp, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, la CNPA, la Central Campesina Cardenista, la Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros, la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos, la Cooperativa Tosepan Titataniske, la Unión Campesina Totikes, Comunidades Campesinas y Urbanas Solidarias con Alternativas, Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, el Frente de Pueblos Indígenas en Defensa de la Madre Tierra, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala- Mexiquense, el Grupo CAMPO-Morelos, la Unión de Pueblos de Morelos, la Unión por un Cambio Sonora, la Organización Campesina Emiliano Zapata-CNPAMLN, la Organización Proletaria Emiliano Zapata y la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, entre otras.

El Plan de Ayala Siglo XXI, compuesto por siete puntos, pretende un nuevo “pacto social para el campo en el marco de un nuevo proyecto de nación”, según dijo Jacobo Femat, quien recordó que el Plan de 1911 fue un instrumento que permitió forjar “la mayor de las alianzas campesinas” entre el Ejército del Sur y la División del Norte; juntos fueron capaces de imponer al carrancismo un pacto social que derivó en el Artículo 27 de la Constitución de 1917, donde se reconocían los derechos de las comunidades a sus tierras y aguas y se ordenó el reparto agrario.


Ayoxuxtla, Puebla, cien aniversario de la fi rma del Plan de Ayala FOTO: MORENA

Las condiciones hoy, luego de la contrarreforma agraria de 1982, la apertura comercial, el desmantelamiento del aparato público que servía al campo y la imposición de un modelo anticampesino, determinan la necesidad de un nuevo Plan de Ayala, dijo Femat.

En resumen, los siete puntos dicen: uno, el campo, los campesinos y pueblos originarios serán considerados prioridad del nuevo proyecto de nación y un asunto de seguridad nacional y humana. Dos, se pugnará por el fortalecimiento de la propiedad social de la tierra y los recursos territoriales de ejidos, comunidades, pequeños propietarios y pueblos originarios, revertiendo la contrarreforma agraria salinista. Todavía es posible que muchos campesinos que no tienen tierra puedan acceder a ella. Tres, la soberanía alimentaria y los derechos a producir nuestros propios alimentos; al trabajo; a no migrar, y a una alimentación sana, suficiente y culturalmente apropiada constituirán la nueva base de las políticas agroalimentarias y de desarrollo rural del país. Se renegociará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Cuatro, se promoverá como política de Estado la agroecología y la protección de la biodiversidad. Cinco, se reconocerá el carácter multifuncional de la agricultura y de la gestión de los territorios rurales. Seis, se establecerá un gobierno progresista, nacionalista, social, garante de los derechos humanos y con fortaleza económica –es decir, un gobierno de izquierda– para impulsar otro sistema político, económico, agroalimentario, social y ambiental que responda a las necesidades del pueblo y de la nación y sea capaz de regular los mercados y desmantelar los monopolios y las prácticas anticompetitivas. Y siete, los signantes asumen el compromiso de ser portadores de un nuevo modelo de relaciones humanas y de civilización basado en el respeto y el amor a todas las personas, el cuidado de la naturaleza y la primacía del interés general sobre el provecho individual.

La respuesta inmediata López Obrador fue “sí asumo el Plan de Ayala del Siglo XXI (…) vamos a regresar al campo”; dijo que el principal reto que tiene el campo es pro ducir los alimentos que consume el país en lugar de importarlos; afirmó que hay las capacidades y los recursos suficientes. Confió en llegar a la Presidencia en 2012, pues, dijo, el nuevo gobierno derrotará en las urnas al candidato de los potentados. Y dijo que su gobierno impulsará la educación gratuita en todos los niveles –“ya no habrá rechazados”– y dará cobijo con políticas públicas a los pobres y desposeídos y pensión alimentaria a todos los adultos mayores de 68 años en las zonas urbanas y de 64 en las zonas rurales.

La ceremonia se selló con la donación de un óleo con la imagen de Emiliano Zapata a los habitantes de Ayoxuxtla.