Opinión
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Penultimátum

Estafas literarias

A

na Rosa Quintana, famosa presentadora de televisión de España, hace 11 años resolvió convertirse en escritora. Como en su momento dijo a todo aquel medio que se ocupó de su nuevo oficio, escribir bien le significó un enorme esfuerzo. Para reconocérselo, la presentación de su novela, Sabor a hiel, fue todo un acontecimiento. Estuvo presidida por Ana Botella, esposa de José María Aznar, en ese entonces presidente de España. Se recuerda de esa noche las elogiosas palabras de la primera dama y la asistencia del mundo político. De la novela pronto se vendieron más de 100 mil ejemplares, lo que significó muy buenas ganancias para editorial Planeta y la nueva escritora.

Más pronto se comprobó que doña Ana Rosa solamente era experta en leer el teleprompter. Y que para pergeñar la obra que la ponía al lado de los consagrados contrató a su ex cuñado. Y que éste, a su vez, a un tercero en busca de ayuda. Y qué ayuda: el segundo negro (término con el que suele llamarse a quienes escriben textos que luego otros firman) no se tomó la molestia de aportar de su cosecha a la novela, sino que fotocopió pasajes completos de autores conocidos en España: Ángeles Mastretta, Danielle Steel, Colleen McCullough...

Este proceder hizo que cayera el prestigio del trabajo del negro. Y si éstos son famosos, ese negro contribuye al éxito editorial vía bestseller político o literario. Fue la revista Interviú la que destapó la estafa literaria al citar párrafos completos de Sabor a hiel, que correspondían a otras novelas. Ochenta páginas, de las más de 200 que tiene la de Ana Rosa, eran vil fotocopia. Para la historia de la desfachatez queda la explicación que de lo sucedido dio en la tele la pasajera novelista: fue un error informático; más allá de eso, no puedo explicarme qué pasó. Planeta prometió retirar del mercado Sabor a hiel. Sin embargo, siguió en librerías hasta agotar existencias. Negoció además que demandaran los autores fotocopiados.

En México, otra estrella de la tele, Enrique Peña Nieto, presentó en la reciente FIL de Guadalajara su libro México la gran esperanza. Estamos en posibilidad de informar que fue escrito por el culto político y no, como se dice en círculos especializados en analizar el estilo literario de una obra, por uno o varios negros ilustrados en historia y política.