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Tranquilizadores, los resultados de estudio canadiense ante los temores de los médicos

Radio o quimioterapia en jóvenes no aumenta riesgos en sus hijos

De 4 mil 700 bebés nacidos de los sobrevivientes de cáncer cinco años después de haber terminado el tratamiento, menos de 3 por ciento desarrolló algún defecto congénito, según la investigación

 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de diciembre de 2011, p. 2

Nueva York, 15 de diciembre. La radiación y la quimioterapia administrada a los pacientes jóvenes con cáncer no parece aumentar el riesgo de que años más tarde sus hijos tengan defectos de nacimiento, indicó un estudio canadiense.

Los investigadores, cuyos estudios fueron publicados en Journal of Clinical Oncology, dijeron que esto es tranquilizador, porque algunos médicos se preguntaban si los poderosos medicamentos oncológicos y la radiación –especialmente la que va dirigida cerca de los ovarios o testículos– tendría efectos a largo plazo sobre el ADN de las células reproductivas.

Por ejemplo, ya existe evidencia de que los tratamientos pueden afectar el útero de una niña en crecimiento de tal forma que pueden provocar otros problemas de gestación. Muchos chicos han quedando estériles por tratamientos fuertes. Ahora sabemos que dependiendo de los tipos de terapia que reciben, tienen mayores tasas de aborto espontáneo (y) mayores tasas de bajo peso al nacer, dijo Lisa Signorello, autora del estudio.

Como sobreviviente de un cáncer, las preocupaciones se extienden a la salud de los hijos de muchas maneras, añadió Signorello, del Instituto Internacional de Epidemiología en Rockville, Estados Unidos.

Para el estudio, los investigadores siguieron a casi 2 mil 800 sobrevivientes de cáncer infantil en Estados Unidos y Canadá, a los que practicaron encuestas regulares durante la adultez, que incluían preguntas sobre embarazos y nacimientos.

Signorello y sus colegas registraron todas las instancias en que se reportaron defectos de nacimiento en la siguiente generación y compararon las posibilidades de tener un bebé con defectos congénitos con la dosis de radiación o quimioterapia que habían recibido los sobrevivientes oncológicos.

De 4 mil 700 bebés nacidos de los sobrevivientes al menos cinco años después de haber terminado el tratamiento, 129 –menos de 3 por ciento– desarrollaron al menos un defecto congénito, incluido labio leporino o paladar hendido, síndrome de Down y problemas cardiovasculares.

Entre los bebés nacidos de mujeres que habían sobrevivido a un cáncer infantil, las tasas fueron de 3 por ciento luego de quimioterapia o radiación, comparado con 3.5 por ciento cuando las madres no se habían sometido a esos tratamientos. Las cifras fueron de 1.9 y de 1.7 por ciento, respectivamente, en los bebés nacidos de padres que habían tenido cáncer en la niñez.

La dosis de los fármacos no pareció tener ningún impacto. Mayores dosis de quimioterapia o radiación en zonas cerca de los testículos y los ovarios, como sucede en el tratamiento del cáncer renal, no se vincularon con una mayor probabilidad de tener hijos con defectos congénitos comparado con las dosis bajas.

Alrededor de 3 por ciento de los bebés estadunidenses tienen problemas de nacimiento, escribió el equipo. El estudio no incluyó los defectos congénitos que están relacionados definitivamente con antecedentes familiares, y tampoco hubo un grupo de control con padres que nunca hubieran tenido cáncer.

Importante para dar asesoría

Este tipo de estudios son muy importantes para asesorar a los niños que tienen cáncer y avanzar con estos tratamientos, señaló en un comunicado Anna Chiarelli, de Cancer Care Ontario, en Toronto, que ha estudiado los resultados del embarazo luego de la terapia oncológica en la infancia.

Siempre ha existido la preocupación de qué efecto tendrá, debido que el niño, por supuesto, está en una etapa de desarrollo, agregó Chiarelli.

Aunque estudios anteriores tampoco hallaron ningún riesgo adicional de defectos congénitos luego de un tratamiento para el cáncer, Signorello manifestó que el tamaño de su investigación, y el hecho de que su equipo había tenido acceso a registros médicos con información sobre la terapia oncológica, hace que los resultados sean más concluyentes. Chiarelli coincidió: “Éste es un estudio muy significativo.

Creo que ha ido más lejos que los demás”, dijo.