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La feria, colocada en el MNCP, estará disponible hasta mañana

El proceso de la seda oaxaqueña es explicado por artesanos en Coyoacán
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de noviembre de 2011, p. a10

Un grupo de artesanos zapotecas del norte de Oaxaca se instalaron ayer en el Patio Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), de Coyoacán, para dar lugar a la Feria de la seda, donde se pueden comprar rebozos, huipiles, bufandas, joyería –como aretes y collares–, que son producto de una herencia ancestral.

La exposición estará sólo hasta el domingo 27 y el público podrá oír y ver la historia de la seda oaxaqueña mostrada por 20 artesanos. Es posible observar los gusanos de los que se extrae la fibra, los capullos, un telar de cintura y uno que otro aparato producto del ingenio indígena para hilar, así como el proceso de extracción de las tinturas, todas naturales como la grana cochinilla, imborrable, durable. Lucir una prenda de seda es un lujo que distingue y hay que saber valorar.

La muestra es organizada por la Dirección General del Museo Nacional de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en coordinación con los grupos de artesanos Bienhi, La Luz del Nuevo Día, de San Miguel Cajonos; Alborada, El Rebozo-Arte y Encanto; Flor de la Morera, y Vendo Seda-Los que trabajan la Seda, de San Pedro Cajonos; Yejhsia, La Piedra del Águila, de Santo Domingo Xagacia, que muestran el proceso completo, desde la crianza del gusano, el hilado, la pigmentación y la elaboración de las prendas.

El recorrido es breve y se pueden ver malacates y pedales. Quien lo desee puede colocarse un gusano de seda en la mano.

Natividad Estela Zárate López, zapoteca representante de los artesanos asistentes, expresó que la tradición de trabajar la seda había quedado en pocas manos, “desde nuestras abuelas, desde hace más de 150 años. Un problema fue que se murieron los huevecillos y dejó de trabajarse la seda, porque tumbaron árboles.

“Trabajamos dos tipos de capullo: criollo y mejorado. El primero tiene su nicho natural en la Sierra Norte. Ahora los colocamos en unas galeras, en unos estantes, con petate o carrizos. Ahí crecen los gusanitos. Vamos y recolectamos hojas de morera, que es el alimento casi único del gusano. Del árbol de la morera se puede usar la mora para hacer mermelada. Las hojas las usamos para que coman los gusanitos.

Tenemos la morera injertada o mejorada, que puede utilizarse cuando el árbol tiene ya tres años. En la zona trabajan la seda 120 artesanos, informó, entre productores y artesanos de gusanos de seda.

El gusano de seda primero es huevecillo, después eclosiona y se convierte en larva. “Pasa por cinco etapas de crecimiento o mudas, como le llamamos. Eso tarda 45 días. Mide unos 10 centímetros de largo... no, no es feo: es maravilloso.

Bienhi, mi organización, ya trabaja 20 colores y los plasmamos en el rebozo arcoiris. Extendió una de estas prendas y el colorido hizo que gente de alrededor exclamara de asombro por las tonalidades: azul añil, grana cochinilla, verde producto de la hoja de aguacate. Todos los tintes son orgánicos, señala.

En su color natural las piezas oscilan en 5 mil pesos. Eso de un rebozo. “El más caro puede tener precio de 8 mil pesos, porque es más largo y para hacerlo tardamos mes y medio, pero ese rebozo es para siempre.

“Aquí, en Coyoacán, traemos rebozos chicos, medianos y grandes, porque hemos pensado en las niñas; hay gente que prefiere las chalinas... todo para mujer. Luego sacaremos camisas para hombres. Lo que aquí se ve es a lo que hemos llegado, con huipiles, medios huipiles, cintillas, collares.

La gente puede apreciar los capullos criollos y mejorados, la seda cocida o devanada, hilo teñido, que también está a la venta.

Además de ser un medio para ganarse la vida, trabajar la seda ha servido para reducir un poco la migración laboral a Estados Unidos, lo cual genera mujeres solas.

Heladio, artesano, mostró cómo toman al gusano y le jalan la seda de la punta de la boca. Un rebozo tiene unos 350 gramos de seda. Por eso vale 5 mil pesos. Estas prendas no son para cargar niños, advirtió, porque se está hablando de piezas finas.

Reyna Martínez, artesana, mostró con delicadeza un gusano: Por lo regular viven mes y medio. Dejan de comer para hacer su capullo. Sale la mariposa para morir.

Pero el ciclo sigue y en una canasta se pueden ver gusanos apareándose. El más chico es el macho. Ya después vienen los huevecillos.

Rodolfo Rodríguez, director del MNCP, expresó que esta muestra es una oportunidad para conocer un proceso natural artesanal único en México, sin parangón a escala internacional, salvo en el caso de países como China. Son pocos días, pero vale la pena venir y conocer esta maravilla cultural. Todo puede ser útil para estas fechas decembrinas.