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En cinco décadas ha retratado con humor y crítica a la clase política mexicana

Esto es lo mío, mi pasión, es lo que soy, define Helioflores

Al principio tomé el dibujo como un pasatiempo, porque no sabía que ser caricaturista era una profesión

Presenta mañana un libro que incluye 273 cartones seleccionados por él

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Helio Flores Viveros durante la entrevista con La JornadaFoto Marco Peláez
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REPARTO AGRARIO. Cartón publicado en La Jornada el 10 de octubre de 1984
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de noviembre de 2011, p. a10

Esto es lo mío, es mi pasión, es lo que soy, dice el caricaturista Helioflores al hablar del oficio al que ha dedicado poco más de medio siglo, una buena cantidad de tinta y siempre un puntilloso humor.

Con la misma férrea crítica con la que ha retratado a la clase política mexicana durante cinco décadas afirma, mientras observa un libro que recoge una amplia muestra de sus miles de cartones: los primeros eran muy malos, nada más daba palos de ciego, pero ha habido una evolución en mis dibujos; ahora siento que expreso más cosas sin necesidad de palabras, busco que la solución sea más gráfica, con la mayor contundencia posible en lo que quiero comunicar.

Son 273 las caricaturas que conforman el libro Helioflores: 50 años de cartones, crítica y humor, seleccionadas por el propio dibujante, en las que exhibe las sinrazones de personajes como Francisco Franco, Richard Nixon o Ronald Reagan y, por supuesto, a muchos políticos mexicanos.

“Las noticias son las mismas; las situaciones políticas y sociales no cambian, sólo empeoran. Por eso he ido encontrando cómo decir las cosas; no es que se me haga más fácil dibujar ahora que en mis inicios, pero ya tengo más idea de qué es lo que quiero expresar, me exijo más, pienso mucho en los detalles, para dejar claro que se trata de mi opinión particular sobre los actos de gobierno o desgobierno de muchos personajes, de acuerdo con mis convicciones políticas, no como consigna”, explica en entrevista con La Jornada.

Intento fallido

Helio Flores Viveros nació el 8 de octubre de 1938 en Xalapa, Veracruz. Estudió arquitectura en la Universidad Veracruzana, pero, no obstante haber terminado la carrera y tener dos años trabajando en esa profesión, se dio cuenta de que lo suyo era ser caricaturista.

No quise construir casas para gente que tiene dinero, pues al menos en esos tiempos sentía que la arquitectura era una actividad un poco elitista, en cambio, en la caricatura, además de sentirme más en mi ambiente, me di cuenta de que podía expresar una opinión que podían ver miles de personas; profesionalmente me sentí más capaz de hacer una caricatura que una casa, fue una gran fortuna decidirme por ser caricaturista, de lo contrario pienso que habría sido un arquitecto del montón, agrega.

Helio comenzó a dibujar “de chamaquito; siempre hacía unos camioncitos, de esos antiguos, que llevan arriba una canastilla y atrás una escalera. A todos los niños les gusta el dibujo y lo hacen bonito porque son espontáneos, desafortunadamente muchos lo abandonan al crecer.

Al principio tomé el dibujo como un pasatiempo, porque no sabía que ser caricaturista era una profesión para tomarse en serio o que me daría otro tipo de valores personales. Pero, por fortuna, me di cuenta a tiempo de que podía vivir de ello y que había que dedicarle ciento por ciento del tiempo; claro, mi motivación principal no fue el querer volverme rico con mis dibujos, sino sentir que me satisfacía hacerlo, para mí eso tuvo más valor; fue una decisión que se dio de manera natural.

Sus primeros cartones como historietista profesional aparecieron en el Diario de Xalapa: reconozco en muchos un pobre contenido, las críticas no estaban suficientemente fundamentadas, sin contar con las deficiencias del propio dibujo; yo tenía 18 años, fui el primer caricaturista en ese diario y en Xalapa, mis temas eran locales y a pesar de ello tuvieron éxito, eran comentados, pero hoy no les podría un diez, los veo y digo ¡cómo es posible que me los publicaran!, ¡están horribles!, y suelta una carcajada.

Más tarde, en la época de la llamada guerra fría, se fue gestando en Helio otra percepción política: “comencé a fijarme más en el trabajo, por ejemplo, de Rius, al que considero un maestro en cuanto al contenido, pues otros historietistas inducían la idea de que en este mundo sólo existían los buenos y los malos; los gringos eran los buenos, los rusos y chinos los malos. Rius, en la revista Siempre!, hacía cosas diferentes, crítica al presidente, a los funcionarios más importantes, cosa que no veía en otros caricaturistas. Fue entonces que me involucré más en las noticias, en saber cómo eran los partidos políticos”.

A partir de entonces no hay día en el que no realice un cartón, sobre todo de lunes a viernes, aunque eso no significa que descanse sábados y domingos, pues “siempre estoy pensando en el siguiente. A veces parece que somos los caricaturistas los que tenemos una campaña personal contra algún político por dibujarlo tanto, pero no, son ellos los que piden a gritos que lo hagamos, solitos se ponen frente a nuestro pincel con las declaraciones que hacen, las cuales ya son prácticamente caricaturescas, como las que han hecho en Michoacán: el PAN pide que se cuente voto por voto y casilla por casilla, ¡cómo es posible!, ¿qué no se den cuenta que ellos mismos se caricaturizan, pues es algo que no aceptaban en 2006?

Cuando leo esas cosas me da mucha risa y no tengo más remedio que dibujarlo, aunque luego pienso ¿qué más le agrego?, ya me dieron toda la imagen”, concluye.

Tesoro embodegado

Entre 1966 y 1967 Helioflores vivió en Nueva York, donde estudió en The School of Visual Arts. El primer diario en el que trabajó en la ciudad de México fue Novedades, de cuyas bodegas abandonadas recuperó decenas de sus cartones.

Fue fundador y codirector de la revista de sátira política La Garrapata, muy popular en los años 60 del siglo pasado. Además, algunos de sus trabajos integran la exposición permanente del Museo Internacional del Humor Gráfico en Basilea, Suiza, y otros se encuentran en la Biblioteca del Congreso en Washington, Estados Unidos.

En 1971 y 1988 ganó el Grand Prix del Salón Internacional de la Caricatura de Montreal, Canadá. También ha sido premiado en Turquía (1977), Bulgaria (1977), Grecia (1977), Canadá (1980), Cuba (1983) y Yugoslavia (1984).

Ha recibido en cuatro ocasiones el Premio Nacional de Periodismo en caricatura, en los años 1986, 1996. 2001 y 2003. Helioflores fue colaborador de La Jornada durante los primero años del diario y recibió un doctorado honoris causa por la Universidad Veracruzana en 2008.

El libro Helioflores: 50 años de cartones, crítica y humor se presenta mañana martes a las 19 horas en el Centro Cultural Bella Época (Tamaulipas 202, esquina Benjamín Hill, colonia Hipódromo Condesa). Participan: Paco Ignacio Taibo II, Rafael Barajas El Fisgón, Ricardo Rocha y Agustín del Moral.