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La religión como negocio

Convocan a comprometerse con Dios, pasando por la cartera

Diezmo, fundamental para evitar caer en las manos de los demonios
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El inmueble que ocupaba el teatro Silvia Pinal, en la colonia Roma, es ahora el templo principal de la Iglesia Universal del Reino de Dios Oración Fuerte al Espíritu Santo, mejor conocida como Pare de SufrirFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de noviembre de 2011, p. 3

Para la Iglesia Universal del Reino de Dios, ser un fiel diezmista es fundamental. En su página electrónica y durante los sermones, sus ministros ponen especial énfasis en ello, y en que cuando se realiza la aportación se extinguen las posibilidades de experimentar pesares y de caer en manos de demonios, pues se cuenta con la protección de Dios.

En uno de los servicios religiosos a los que asistió este diario, un ministro aseguró que si uno se compromete con Dios, Dios se compromete con uno, y aunque de manera sutil, pero entendible, dejó ver que el compromiso pasa por la cartera.

Conforme a la teología de la prosperidad que maneja este credo, en todos los servicios se reparten los sobres para el diezmo. Estos tienen impresas propuestas de donación –mil pesos, 500, 200 y 100 pesos– y extractos bíblicos que apoyan la tesis de la aportación.

También reparten las citas bíblicas impresas en pequeños trozos de papel. Una de ellas dice: porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo; Timoteo 5:8. En este caso, la casa no es la del feligrés, sino la iglesia a la que pertenece.

Poco antes de concluir el servicio religioso –que suele durar entre semana una hora y media y los domingos dos–, los pastores instan a los feligreses a pedir a Dios para resolver sus problemas familiares, laborales, amorosos y de salud; para ello, deben levantar sus brazos en señal de adoración y poner en su mano derecha una moneda, misma que será depositada en los colectores al terminar el servicio, para asegurarse de que las peticiones sean escuchadas por Dios.

La hipótesis que hacen patente los ministros es que dificultades de cualquier índole y grado pueden ser solucionadas por su iglesia, intermediaria ante Dios. Pero esto ocurre siempre y cuando el feligrés aporte lo que debe y tenga una fe madura. Las promesas no tienen límite: uno de los pastores aseguró que una persona con cáncer extendido por todo el cuerpo puede sanar sin ayuda médica, y advirtió que si eso llegara a no suceder sería porque su fe no fue lo suficientemente fuerte.

En el encendido sermón, en el que hacía diversos cambios de tonalidad y de volumen de voz y en el que caminaba frenéticamente de un lado a otro, e incluso simuló llorar, dijo a los fieles que si alguien era un fracasado era por su culpa, porque no quería ir en el asiento de copiloto con Dios –ponía el ejemplo de ir en un auto que Dios conducía–, sino que cobardemente se conformaba con ir atrás.

La primera parte del servicio tiene una fuerte carga religiosa y también se habla de cultivar la fidelidad, la virginidad, evitar el sexo antes del matrimonio y las tentaciones del amor, así como la responsabilidad, el perdón, mantenerse en la fe y hacer lo correcto.

Una parte fundamental es aquella en la que cada feligrés habla con Dios, mientras de fondo se escucha un canto religioso con instrumentación y el ministro habla con un tono de angustia y apresuradamente.

En esta atmósfera muchos de los feligreses caen un una especie de catarsis, incluso algunos lloran inconteniblemente. Minutos después se habla de las donaciones y se les llama a dejar el sobre con el diezmo en el altar; de inmediato, éstos son recogidos rápidamente y puestos en grandes bolsas.

Para conseguir más donaciones se usan también otras modalidades. Este diario fue testigo de cómo se comprometió a los fieles a rezar cada mañana la Oración para la bendición y protección de sus caminos, pero cada plegaria debía ser acompañada de 10 pesos, que serían llevados a la iglesia al cabo de 57 días, por lo que la aportación sería de 570 pesos.

También los obispos impulsan a asistir a los servicios religiosos, mediante campañas como la Cuarentena de la Victoria o Los siete domingos de los vencedores. En la primera, para que el feligrés asista 40 días al templo se le entrega una planilla con cupones desprendibles, que deberán ser depositados cada vez que se asiste en una urna situada a la salida del lugar.

Para la estrategia de los siete domingos, el seguidor recibe una corona, similar a la que obsequia a los niños una cadena de hamburguesas. Esta posee siete espacios fechados y en cada uno se le debe pegar una piedra –semejante a una joya–, lo que comprobaría la asistencia.

También manejan la Campaña de Israel, que se realiza dos veces al año. En ella se explica por qué la capacidad del ser humano en ocasiones no basta para resolver dificultades o concretar aspiraciones. Los fieles deben hacer peticiones, las cuales –asegura la iglesia en su página electrónica– son llevadas a Tierra Santa para que Dios materialice esos anhelos.

¿Empresa religiosa o iglesia empresarial?

En entrevista, Bernardo Barranco, especialista en temas religiosos, manifestó que este credo es una especie de neopentecostalismo empresarial; un movimiento frontera, porque no sabes en dónde empieza el negocio y termina la fe; si es una empresa religiosa o una iglesia empresarial, y añadió que cada vez gana más adeptos y tiene mayor presencia en medios, particularmente electrónicos.

En Brasil, su país de origen, cuenta con una importante cadena televisiva, así como con cerca de 10 millones de seguidores e indicó que está dirigida a un mercado de gente que desea superarse. Quienes asisten a los servicios lucen como gente de clase media.

Sobre el diezmo, que es la entrega de 10 por ciento de lo que percibe el feligrés, la iglesia insiste en su santidad, y para que no haya cáculos erróneos en su página web proporciona una fórmula matemática para que los empresarios lo calculen y no provoque daños irreparables en la estructura de la empresa. También indica cómo debe diezmar un asalariado, el cual debe calcularlo del valor bruto mensual de su sueldo y no del valor líquido, pues las prestaciones son beneficios utilizados, y cómo deben hacerlo los jubilados, los comisionistas, quienes reciben herencias, los que venden bienes muebles e inmuebles y hasta los freelance. Nadie escapa al diezmo.