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Crítico severo de la sociedad de EU

El escritor Don DeLillo cumple 75 años

Quizás veo algunas cosas con más claridad y antes que otros, dice el autor de Underworld

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Don DeLillo en el Carnegie Hall, de Nueva York, en abril de 2008Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de noviembre de 2011, p. 5

Nueva York, 18 de noviembre. Medios de comunicación de masas, consumo desbocado y las consecuencias del terrorismo: el estadunidense Don DeLillo es uno de los mayores críticos de su país.

En 15 novelas, varias obras de teatro y ensayos, muestra la soledad y alienación, las conspiraciones y pérdidas de la sociedad de Estados Unidos de forma tan brillante como despiadada. El autor, al que algunos consideran un mal ciudadano, cumple 75 años el domingo.

El escritor está fuera de la sociedad, responde a esos ataques DeLillo. El autor, que pretende ser un espejo para sus conciudadanos, está considerado uno de los más grandes posmodernos de Estados Unidos, como Thomas Pynchon, Philip Roth o Cormac McCarthy.

En contraste con Pynchon o Roth, DeLillo no huye de la opinión pública. Escribe para Rolling Stone y The New Yorker, pronuncia conferencias y de vez en cuando concede alguna entrevista.

En la que en 2007 publicó la alemana ZEITmagazin, contaba: No es que me percate de un fenómeno actual y lo escriba de forma hábil en una novela. Escribo de forma institiva.

Hijo de inmigrantes italianos, su nombre se dio a conocer en todo el mundo con Underworld, en 1996. El bestseller mostraba un gran caleidoscopio de Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XX.

Los dos protagonistas, el empresario del negocio de basuras Nick Shay y la artista conceptual Klara Sax, son el punto de partida para una red de cuidadas historias que van desde el beisbol hasta la bomba atómica o la guera fría.

Underworld fue la undécima novela de DeLillo y la primera en la que se entreveía su propia historia. En medio de una gran familia y poco espacio, rodeado por una mezcla de inglés e italiano, el niño de DeLillo sólo leía cómics. Un empleo de verano fue el que le permitió descubrir a Faulkner, después a James Joyce y a Hemingway. Fue Joyce el que despertó en mí la atracción por las palabras, la sensación de que una palabra tiene su propia vida e historia, explicó en otra entrevista con Paris Review.

En Libra (1988), DeLillo mostró la vida del asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, a partir de una oscura teoría conspiratoria mitad ficticia mitad documental, y en Mao II (1991) el enfrentamiento de un escritor retirado con el terrorismo. The Body Artist (2001) es una parábola sobre el precipicio de la soledad humana y Falling Man, que tuvo menor eco, sitúa al lector en las consecuencias de los atentados del 11-S.

DeLillo, premiado en numerosas ocasiones, suena desde hace años también como candidato para el premio Nobel. White Noise, una amarga sátira sobre la amenaza de una nube tóxica que se cierne sobre una pequeña ciudad, le reportó el premio National Book.

Alguna ocasión resumió así su talento: Quizás veo algunas cosas con mayor claridad y antes que otros.