Lima, 11 de noviembre. El gobierno peruano amenazó hoy con emplear mano dura para contener las protestas antimineras que dejaron 40 heridos, las primeras con violencia desde que Ollanta Humala asumió el poder en julio con la promesa de calmar las tensiones sociales.

Los conflictos son mayormente por temores medioambientales o en busca de mayores beneficios para las zonas donde opera el rico sector minero, clave para la economía de Perú, con un fuerte crecimiento desde hace varios años.

El estado de derecho tiene que cumplirse con toda la fuerza necesaria, nosotros no vamos a aceptar que estos pequeños grupos hagan caos en el país, dijo el primer ministro Salomón Lerner.

La víspera, cientos de manifestantes ingresaron a un puesto de control de la minera Antamina, ubicada en la región de Ancash, y ocasionaron daños materiales, según la compañía.

En la protesta en Ancash manifestantes bloquearon algunas carreteras y la policía usó bombas lacrimógenas para dispersarlos.

En la región andina de Apurímac, la policía también se enfrentó con cientos de manifestantes que exigen el desalojo de mineros informales que contaminan la zona. También hubo choques entre manifestantes y policías en Andahuaylas, donde el comercio estaba cerrado y las principales vías de acceso se encontraban bloqueadas.