Opinión
Ver día anteriorViernes 4 de noviembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Magna exposición de juguetes en el Gran Palais

¿L

as inmensas salas del Gran Palais de París repletas de juguetes? Sí, con la mayor muestra de ellos en la historia. Miles que expresan la vida de los niños y sus familias a lo largo de 2 mil 500 años, desde los griegos, etruscos y romanos hasta nuestros días. Muñecas antiguas, princesas, Barbie, trenes, aviones, barcos, osos de todo tipo, autómatas casi vivos, videojuegos de guerras espaciales, figuritas de plomo o de plástico, arcas de Noé, platillos voladores o Santa Claus en un gran avión. Una exhibición que cierra con una gigantesca instalación en homenaje al juguete más famoso del cine: Rosebud, el trineo de madera con el que jugaba de niño el ciudadano Kane.

La exposición lleva al visitante, que en su inmensa mayoría no son niños, a ver la transformación que ha tenido el juguete en el mundo occidental en materiales y diseño, y su influencia social en todos los órdenes, aunque a veces no se le vea. Bien decía Baudelaire que el juguete es la primera iniciación al arte. También hacia la conformación de una forma de ser, de la identidad. Juguetes para niñas y niños que les recordarán su estatus dentro de la familia y la sociedad.

Pero además, saca a la luz su importancia en la educación y cuestiona la relación ambigua que los niños tienen con la reproducción en miniatura del mundo de los adultos. Desde la antigüedad los papeles predeterminados son asignados según los sexos: de un lado, el mundo interior de las niñas en su casa con sus muñecas. Del otro, el vasto mundo poblado de coches, trenes, barcos, aviones, máquinas espaciales, sin olvidar la guerra, en la tierra y el universo. Hoy, en lugar de los soldaditos de plomo la imaginación los remplazó con personajes de la ciencia ficción.

Varios museos europeos prestaron piezas invaluables para esta magna muestra, pero tres países son los que aportan la mayoría: Francia, Estados Unidos y Alemania. No pueden faltar los modernos robots diseñados en Japón y que se venden por millones. En todos ellos, se deja sentir el talento humano para inventar y diseñar objetos que diviertan y sean también obras de arte, como lo han hecho Alexander Calder o Benjamín Rabier.

En 1993, el promotor cultural Isaac Masri organizó una importante exposición sobre Juguete Arte Objeto. Invitó a varios artistas a que recrearan el tema: Toledo, Rojo, Felguérez, entre otros. El catálogo se abre con un poema de Octavio Paz al trompo: Cada vez que lo lanza/ cae justo en el centro del mundo. La muestra fue presentada exitosamente en México y el exterior. Tenemos una vieja tradición en la elaboración de juguetes. Bien vale la pena reunir en una gran muestra las colecciones de Masri, Monsiváis y otras 10 más existentes en varias ciudades del país, para deleite de niños y adultos, y como muestra del ingenio mexicano.