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Se realizarán tres funciones del espectáculo Cuaderno de viaje en la sala Miguel Covarrubias

A escena, coreografías y partituras de Claudia y Mario Lavista

Comparten una charla íntima e interdisciplinaria

Para los bailarines de la compañía Delfos es interesante conocer esa obra musical no desde el oído, sino desde el cuerpo, indica la bailarina

Foto
Claudia y Mario Lavista, coreógrafa y compositor, en imágenes de archivoFoto Cristina Rodríguez y José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de noviembre de 2011, p. 3

Cuadernos de viaje es un proyecto que conjunta el trabajo coreográfico de Claudia Lavista y el quehacer musical del compositor Mario Lavista, hija y padre, mancuerna que presenta un espectáculo que incluye obras de los dos creadas en distintos años.

Es algo muy íntimo e interdiciplinario, pues por una parte refleja una conversación artística de muchos años, entre una coreógrafa y un compositor y, por otra, porque cuenta con música en vivo interpretada por el ensamble de percusiones Tambuco, además de la participación de Bozena Slawinska, en el violonchelo; Carmen Thierry, en el oboe, y Alejandro Escuer, en la flauta, así como un video realizado por Renato González.

Cuadernos de viaje es también el título de una de las obras de Mario Lavista, compuesta cuando padre e hija realizaron hace muchos años una travesía juntos a Europa, durante la cual el compositor escribió la partitura.

“Es un título que me gusta mucho –expresa la coreógrafa–, porque de alguna manera resume el espíritu del proyecto, el cual se refiere a esos viajes compartidos que hacemos todos, con otras personas y, en este caso, es un viaje como artista y bailarina que fue muy compartido con mi padre.”

El asunto, abunda Claudia Lavista, “es que como creadores, en muchos sentidos, nos hemos encontrado. Para mí fue muy interesante hacer un estudio coreográfico de la música de Mario Lavista, no sólo porque es mi padre, sino porque es un compositor al que admiro mucho, como fuente de inspiración y aprendizaje.

“Como su hija evidentemente conozco muy de cerca su obra musical, pero en este caso la idea fue apreciar sus composiciones no desde quién las hace, sino desde la música misma, es decir, como coreógrafa interiorizar qué es lo que esa música significa para mí como creadora y a nivel personal.

“Las obras musicales que forman parte de este proyecto son piezas que he escuchado en discos, en conciertos o en estrenos, pero que de manera particular me han provocado a crear alguna coreografía con ellas.

Para los bailarines, la música de mi padre es muy interesante. Tiene muchos niveles y coloraturas muy diversas; su búsqueda instrumental es muy singular. Sonoramente es una música que genera en el cuerpo una respuesta igual de particular.

El mosaico de propuestas coreográficas integra desde obras realizadas en 1994 hasta el estreno mundial de Reflejos de noche, la cual se acompaña con una partitura para un cuarteto de cuerdas, escrita por Mario Lavista en los años 80.

Ese es un ejemplo, sostiene Claudia, “ya que desde hace años había querido hacer una coreografía con su música y hasta ahora se dio la oportunidad con este proyecto.

“Lo que hago –puntualiza la coreógrafa– no es una descripción o ilustración musical, sencillamente es una música que me evoca una serie de imágenes, inquietudes y preguntas estéticas y artísticas. Nunca hablé con mi padre para preguntarle qué fue lo que quiso decir con tal o cual partitura. Para mí lo importante es que esa música me generaba una necesidad de utilizarla en un hecho coreográfico.”

Siete obras integran el íntimo trabajo coreográfico musicalizado en vivo, que representa una mirada retrospectiva del quehacer discretamente compartido por los Lavista. Bailar siete obras con música del mismo compositor, no me había pasado antes, comparte Claudia.

Nunca he bailado siete obras de Stravisnky o Debussy. Para todos los bailarines fue muy interesante conocer la música de Mario Lavista, no desde el oído, sino desde el cuerpo.

Jardín de piedra, Territorios perdidos, Resonancias, Lamento, Cuando los disfraces se cuelgan (fragmento), Memoria ciega y Reflejos de la noche (estreno) son las piezas coreográficas que conforman el programa al que corresponden las partituras Cuadernos de viaje, Danza isorrítmica, Marcias, Lamento a la memoria de Raúl Lavista, Quinto movimiento del cuarteto Seis Madrigal y Divertimento para una bruja (en homenaje a Guillermina Bravo), respectivamente.

Con vestuario y escenografía de Eloise Kazán y Johnny Millán, e iluminación de Víctor Ruiz, las obras serán interpretadas por la compañía Delfos Danza Contemporánea, encabezada por Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, cuya sede se ubica en Mazatlán, Sinaloa.

Se presentarán los días 4, 5 y 6 de noviembre, a las 20, 19 y 18 horas, respectivamente, en la Sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000).