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Hoy, a las 13 horas, se presenta en la explanada del IPN Zacatenco con el nuevo Real de Catorce

Tocar para los huicholes ha sido una experiencia mística, dice José Cruz

Siempre he sido un nerd; desde que era niño me clavé en el Siglo de Oro Español, expresa

 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de octubre de 2011, p. a12

Mientras haya vida hay esperanza, dice José Cruz Camargo, quien hoy, a las 13 horas se presenta con el nuevo Real de Catorce en la explanada Lázaro Cárdenas de Zacatenco, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), acto con entrada es libre.

Tiene más de 50 años. Su voz ya no es la misma que aquella con la que en 1982 fundó Real de Catorce, la única banda mexicana que asumió de lleno al blues en español, labor por la que José recibió la Medalla al Mérito en Ejecución Musical de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Aclara: He compuesto boleros, baladas e infinidad de canciones. Vuelve por sus fueros con otro Real de Catorce, después de la ruptura del grupo, en medio de demandas, hace cuatro años.

Escribió su primera canción, Mesticia a los 15 años. Era un nerd, dice. Desde que era niño me clavé en el Siglo de Oro español. En 1982, el músico y poeta fundó una banda de blues que no hacía música para chavitos, como se refiere a la de otras bandas de esos años.

Cuando era muy joven, antes de Real de Catorce (1985-2007), se fue de mojado a Austin, Texas donde conoció a Mister O. “Llegué al pueblo donde más bases hay en las que se toca country, rockabilly y blues. Había un gringo negro y viejo que vivía en un remolque. Tocaba en un bar, donde me lo topé. Le conté que yo tocaba la armónica y el slide.

“Con Mister O. hice varias temporadas; cuando una persona es generosa transmite sus enseñanzas. Así ha pasado con otros amigos. Él me dio muchos tips, igual que los huicholes me han transmitido su cultura. El blues tiene no sólo el aspecto musical, sino una representatividad en el aspecto humano”, dijo.

Después de un tiempo de presentarse con amigos y luego con Los Híkuris, con quienes grabó Lección de vida, recuperó el nombre de Real de Catorce.

Regreso al origen

El dueño de la marca soy yo. Los derechos son míos. No hay confundadores ni coautorías. El compositor de todas las canciones he sido siempre yo. Ya se presentó en el Nueva Orleáns con los ex Híkuris, que son los nuevos músicos del grupo.

El primero de octubre pasado actuó con el nuevo Real de Catorce –en San Luis Potosí en La Santa–, lugar que se saturó. Fue un éxito; había un grupo grande de huicholes, fue muy gratificante, muy emotivo porque hace tiempo que no iba a San Luis. Fue un acto de afirmación, sobre todo en ese estado, donde está Real de Catorce, que para mí, es un estado de conciencia.

–¿Cuál es tu prioridad ahora?

Estar vivo. Mantenerme en las mejores condiciones para tener calidad de vida y seguir componiendo.

Mis defensas están bajas; cada semana recibo quimioterapia para que la enfermedad no avance, pues cualquier virus es muy peligroso. La esclerosis múltiple es un mal terminal y padecerlo es para mí un asunto del día a día. No tiene cura.

Acabamos de ir a Real de Catorce, donde conocían mi música. Esos son encuentros más que místicos muy espirituales.

–¿Qué animal te gustaría ser?

–Una iguana. Sobrevive en el desierto ante los climas extremos. Son sabias: saben cómo meterse la arena cuándo el Sol es inclemente y cómo absorber el agua de las raíces.

–¿Qué detestas?

–La traición y la mentira.

–¿Qué es lo más difícil de expresar para ti?

–El silencio. No es fácil expresarlo y al tiempo mantener la ecuanimidad.

–¿Qué mensaje ofreces a los jóvenes politécnicos?

–Que dentro de su propio proyecto de vida esté involucrada su respiración. Que la identifiquen para saber si están vivos, medio vivos o muertos. Es lo más cercano que tenemos los seres humanos. Si sabemos respirar podemos crear. Si medio respiramos estamos medio vivos. Si no, ya estamos muertos.