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Hoy, por única vez, Bassekou Kouyaté, leyenda sonora de Malí, actuará en El Plaza Condesa

Mi música tiene similitudes con lo que la gente llama blues

Los africanos nos sentimos muy cercanos a Latinoamérica en cuanto a la cultura, señaló

Ha acompañado a figuras como Ali Farka Touré, Taj Mahal, Toumani Diabaté, Carlos Santana y U2

Compartirá el escenario con el tradicional grupo de son jarocho Mono Blanco

 
Periódico La Jornada
Martes 18 de octubre de 2011, p. 8

Bassekou Kouyaté, junto con los músicos de su banda Ngoni Ba, son leyendas de la música de Mali. Continúan la tradición de narradores sonoros denominados griots, pero ahora lo hacen desde la perspectiva del jazz, blues, rock, bluegrass y afro-beat, donde la ejecución del ngoni, pequeño instrumento de cuerdas, da una gama sonora especial, misma que se podrá disfrutar la noche de este martes a las 21 horas en el foro de El Plaza Condesa, donde además no sólo se sentirán los bellos sonidos del África sahariana se sentirán, sino también la magia del grupo de son jarocho Mono Blanco.

Como parte de la serie Latidos del Mundo –que se presenta en este foro–, llegan a México por primera vez Bassekou Kouyaté y Ngoni Ba, desde el Sáhara, en el oeste de África, dónde florecía el antiguo imperio maliense. El primero es nieto del reverenciado Jeli; es uno de los representantes de la nueva generación de músicos que desarrollan las posibilidades técnicas del ngoni, característico de Malí (aunque también se puede encontrar en una amplia región entre Marruecos y Nigeria).

Los africanos interpretarán un repertorio propio de su región, Segou, donde nació el blues, según Henry Saint Clair Fredericks, mejor conocido como Taj Mahal, extraordinario músico de blues y jazz.

La cultura griot

Kouyaté ha acompañando en discos y giras a grandes figuras, como Ali Farka Touré, Youssou N Dour, Taj Mahal, Toumani Diabaté (gracias a él lo descubrieron), Carlos Santana y U2, entre otros.

–Se dice que los únicos que pueden dedicarse a la música son quienes descienden directamente de la casta griot. ¿Qué opina al respecto?

–Cualquiera puede tocar música, pero en Malí la cultura griot es mucho más que música: es una cuestión de impacto social. Las familias griots cantan para las de los nobles. Algunas familias griots han vivido de la mano de nobles desde hace siglos. Los nobles se hacen cargo de sus griots y éstos a su vez se encargan de todas las negociaciones relativas a sus nobles: bodas, conflictos, bautizos. Ahora se ha vuelto común que músicos que no son griots han comenzado a cantar para los nobles como si lo fueran; eso es un gran problema, porque sólo lo hacen por dinero, no conocen la historia de las familias para las cuales cantan. Eso no está bien.

–En el hemisferio norte cada vez más se tiene la idea de que el blues, el rock y el hip hop provienen de África. Sobre esto, ¿cuál es su opinión?

–En cuanto al blues, he visitado Estados Unidos algunas veces y he ido a museos de la cultura afroamericana; he visto exhibiciones de banjos antiguos que usaban los esclavos y noto que son iguales a los que se usaban en la zona de Garana, pequeña villa al margen del río Níger, de donde vengo. También la antigua música bamana, de la región de Segu, la cual toco, es de construcción pentatónica y tiene muchas similitudes con lo que la gente llama blues.

–¿Qué presentarán en México?

–Estamos muy emocionados de tocar en México. Los africanos nos sentimos muy cercanos a Latinoamerica en cuanto a las cuestiones culturales. He tocado mucha música latinoamericana y aún hoy es una gran influencia en la africana. Ya verá que la gente va a amar nuestra música.

Tolerancia ante la fusión

–¿Cuál es su postura sobre la fusión de ritmos; se ha abusado de ella?

–Está mal olvidar de dónde vienes y dejar todo sólo para tomar la influencia de ritmos estadunidenses con influencia de dancehall o hip hop. Pero muchos artistas pasan por esa etapa en sus vidas, son jóvenes y aman esa música, aunque más tarde en sus vidas suelen rencontrarse con sus raíces.

Foto
Ngoni Ba continúa la tradición de los griots, pero desde la perspectiva del jazz, blues, rock, bluegrass y afro-beat

–¿Qué opinan del saqueo musical que han hecho algunos músicos de los llamados países del primer mundo de los ritmos de África?

–Nos sentimos muy contentos si alguien de otro país viene a Malí a aprender de nuestra música. Para nosotros suele ser bueno y una gran experiencia. Si la gente hace dinero con eso, pues está bien, siempre y cuando los músicos sean remunerados y la fuente de esa inspiración musical sea claramente comunicada. Si mira nuestro país, verá que muchos artistas locales hacen giras mundiales, a la gente del mundo parece gustarle lo que hacemos en Mali, y eso nos ayuda a vivir de la música, lo que a su vez ayuda a mantenerla viva.

Cuando mis compatriotas vieron por primera vez en televisión el concierto que hicimos en el Royal Albert Hall no podían creer que tanta gente amara esta música bamana de Segou, pero luego les generó un sentido de profundo orgullo y comenzaron a amar aún más nuestra música.

Kouyaté está casado con la cantante Ami Sacko, lo cual los hace una de las instituciones familiares más importantes para la música moderna en el continente africano. Hasta el momento, y ya como Ngoni Ba, Kouyaté ha grabado dos discos: Segu Blue y I Speak Fula.

–¿Dónde se sustenta su propuesta musical?

–Amamos la música con la que crecimos. Amamos que podemos emocionar a las personas con música tocada en un instrumento tradicional de un siglo de antigüedad que muchos creyeron que a estas alturas del tiempo ya ni siquiera existía. Hemos luchado duro para que eso no suceda (la extinción del ngoni), y hoy en Malí la gente se interesa por aprender a tocar el instrumento, algo que me pone muy feliz y me provoca mucho orgullo.

Referentes del son jarocho

Mono Blanco es uno de los grupos más importantes de son jarocho en el país. Con la efigie sonora llamada don Andrés Vega, músico de altos registros, han difundido esta bella cultura híbrida de la que se desprende este género. Además, han hecho labor de rescate de los ritmos tradicionales regionales.

La agrupación es aclamada en el mundo, y considerada líder del movimiento renovador que actualmente vive el son jarocho.

El grupo fue fundado en la ciudad de México en 1977 por iniciativa de Gilberto Gutiérrez Silva, Juan Pascoe y José Ángel Gutiérrez. Luego de haber realizado una serie de grabaciones e investigaciones sobre el género, hicieron amistad con el legendario don Arcadio Hidalgo, quien se unió a ellos cuando tenía 87 años de edad. Pronto se incorporó también al grupo don Andrés Vega, otro excelente jaranero rural.

Por espacio de cuatro años, auspiciada por la Secretaría de Educación Pública, la agrupación hizo muchas presentaciones, grabó dos discos (acetato), participó en programas de televisión y comenzó a trabajar en comunidades veracruzanas con la intención de revitalizar la tradición dancística de su tierra y, en general, la celebración de fandangos, fiestas que se amenizan con el son jarocho.

En 1984 murió don Arcadio Hidalgo. Sin embargo, el grupo continuó trabajando con dos nuevos integrantes: el legendario arpista tlacotalpeño Andrés Alfonso Vergara y José Tereso Vega, hijo de don Andrés Vega. Entre sus interpretaciones destacan El mundo se va a acabar, La Malaya, La palma y El pájaro Cú.

Bassekou Kouyate y Ngoni Ba, y Mono Blanco se presentan en El Plaza Condesa, que se ubica en Juan Escutia 4, colonia Condesa. La cita es hoy a las 21 horas. Boletos en Ticketmaster.