Pintura transformada en música y sonido hecho imagen. Quizá sea la mejor manera de definir la exposición multidisciplinaria De ser árbol, que será inaugurada el 14 de octubre dentro del 39 Festival Internacional Cervantino (FIC).

En la muestra convergen los trabajos de la pintora Sandra Pani y el compositor Mario Lavista, además de la participación, como intérpretes, de Horacio Franco (flautista), Bozena Slawinska (chelista) y Verónica Murúa (soprano).

La finalidad, según sus creadores, es establecer vasos comunicantes entre las artes pictórica y musical a partir de la reflexión sobre las similitudes entre el cuerpo humano y el árbol, en términos simbólicos y formales.

Con esa iniciativa, destacaron ayer en conferencia de prensa, buscamos un diálogo directo en el que haya eso que Baudelaire llamaba correspondencias, y que éstas fueran de orden poético, no científico.

Son 35 dibujos de gran formato (de tres por 1.10 metros) creados por Pani, como parte de una serie que se remonta a 2007, los cuales serán acompañados por el fondo sonoro de Música para un árbol, escrita ex profeso por Lavista.

Esta pieza fue grabada por Franco, Slawinska y Murúa, dura 35 minutos y podrá escucharse en vivo el día de la apertura de la exposición en Guanajuato, como ocurrirá de igual manera en febrero y en el verano de 2012, respectivamente, en la galería de la Universidad Iberoamericana, en el DF, y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), donde también será exhibida.

Pani plasma en sus imágenes un tema que le apasiona y ha explorado durante varios años: Ver cómo todas las cosas vivas están hechas de la misma manera, todas tienen un diseño similar, que se va adaptando con cambios o permutaciones según sea un vegetal o un ser humano.

Ejemplo de ello son las similitudes entre las nervaduras de una hoja y las venas de una mano, o la verticalidad de un árbol y la columna vertebral de la persona.

Esos dibujos dan cuenta de procesos de transformación en los que un cuerpo humano se diluye y deviene árbol o viceversa, si bien no son imágenes explícitas.

Existe un desmembramiento y transformación que también obedece a algo que he trabajado mucho, relacionado con el sufrimiento descarnado. Son parte de esos procesos que todos tenemos de antagonismo, dualidad, complejidad y ambivalencia. Nos desmembramos para luego volver a vivir.

La pintora destacó el papel de la música de Lavista, la cual, a su decir, ayuda al espectador a ser testigo de un espacio síquico atemporal, sagrado.

Al respecto, el autor precisó que concibió una pieza utilitaria que sirve de fondo a las imágenes de la pintora: “Es una música muy discreta, debe dar la impresión de que surge de la sombra, aparece y regresa a su lugar de origen.

Nunca debe ponerse entre la mirada del espectador y el cuadro, debe ser una música que acerque a la obra de Sandra, no como aquella que prevalece en todas partes, “la música ambiental, que incluso impide la comunicación entre las personas.

Vivimos en una sociedad que tiene un miedo terrible al silencio, entonces por donde vayamos nos asalta la música o el ruido, constante o inconstantemente.

De ser árbol incluye un video con el proceso creativo de Pani y la interpretación de los músicos.