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Nacimiento de los cronopios
Periódico La Jornada
Domingo 2 de octubre de 2011, p. a16

Julio, quien es enormísimo cronopio, escribe casi recién llegado a París: he visto unos Picassos últimos que son de una belleza esencial. “Todo desemboca ahí, tú te das cuenta que eso es el centro del mundo, el Omphalos”. Le dice a su amiga María que teme perder el tiempo. Y que en esos días verá la nueva obra teatral de Sartre, pero sobre todo: camino y miro.

Julio Cortázar se mete entonces al laberinto del Metro parisino. Imagina. Se sumerge en el delirio de un joven que se ha comido el mundo a puños dentro de los libros que ha leído y ahora está aquí, Minotauro, nuevo protagonista del avance cultural del planeta. Y sus misterios.

Uno de los más reciente re-descubrimientos editoriales: Julio Cortázar. Cartas a los Jonquières.

Entre dos febreros, el de 1950 y el de 1983, Julio, quien tendrá luego un gato que nombrará Theodor W. Adorno, escribió 126 cartas a su amigo Eduardo Alberto Jonquières y a la ésposa de éste, María y a la hija de ambos, Maricló.

Esas epístolas, tesoro de autobiografía, están reunidas en este grueso volumen. Rompe mitos. Entre otros, el que había difundido Vargas Llosa en el sentido de que Julio, que en realidad es enormísimo cronopio, era un hombre extremadamente reservado.

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Asistimos, festeja Carles Álvarez Garriga, al mismísimo nacimiento de los cronopios, a las caminatas cortazarianas por el mundo, a crónicas íntimas de los cuadros que devoró con la mirada, conciertos que engulló con el espíritu, libros que consumió como un poseído por la urgencia de comerse el mundo a besos.

Oh, alma gemela, le escribe a su amigo Jonquières, y en la misma carta a María y a la pequeña Maricló que crece: no importa que pierda sus ángeles, ganará en cambio los hombres porque, reafirma, somos unos bichos extraordinarios. Argumenta: yo no creo que los ángeles sean felices, hay algo de bobo en la mayoría de ellos que los hacen encantadores pero sin comparación posible con nosotros. Realmente somos grandes. Cuando pienso en lo que somos capaces de hacer, metidos en este pozo de aire, en este saco de carne, en este mar de ignorancia... Creo que a todos les pasa igual después de cumplir el ciclo de las grandes catedrales francesas: uno se siente más fuerte y más seguro.

Título: Cartas a los Jonquières

Autor: Julio Cortázar

Editorial: Alfaguara

Número de páginas: 568

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