Opinión
Ver día anteriorJueves 29 de septiembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Discordia, confusión, desacuerdo
Q

uizá los del título sean los calificativos que convienen a los encuentros de Washington del 24 y 25 de septiembre. Se trató de las asambleas anuales del FMI y del Banco Mundial; de la llamada reunión anual del Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC), una suerte de comité ejecutivo del Fondo, con los 25 miembros que disponen de una silla en el directorio ejecutivo; de un encuentro de los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G-20, y de innumerables conversaciones informales con muy diversos participantes, centradas en la situación financiera de la eurozona, que concita las mayores preocupaciones y acapara las declaraciones. Un episodio previo importante fue la reunión, en Wroclaw, de los ministros de finanzas de la eurozona a la que acudió el secretario del Tesoro estadunidense. Secuela importante será la cumbre, en Cannes, de los jefes de Estado del G-20 o, quizá en forma complementaria, la reunión de primavera del IMFC, en Washington, en abril de 2012 o, de considerarse necesaria, una reunión extraordinaria del potencial competidor del G-20. En Wroclaw afloró la discordia, dejando un fuerte sentimiento de desunión.

Las admoniciones de Geithner, que exigió acciones concertadas y efectivas para evitar que la enfermedad griega contagiara a pacientes mayores, no fueron bien recibidas por sus colegas de la eurozona, quienes recomendaron a EU atender sus problemas antes de prodigar consejos. Este enfrentamiento arrojó una sombra sobre las reuniones de Washington, que se iniciaron en un ambiente tenso. Nunca había visto a los altos funcionarios europeos tan desconcertados e inseguros como los vi en Washington esta semana, escribió Wolfgang Munchau en el Financial Times. Pocos ven con optimismo las probabilidades de que en Europa se ratifique de inmediato el fondo de estabilización en los términos aprobados en julio y aún menos que se decida ampliarlo y fortalecerlo. ¿Quién apuesta a que el paquete de Obama sea aprobado en la Cámara de Representantes? En suma: discordia, confusión y desacuerdo.

Como siempre ocurre, los documentos oficiales de las reuniones de Washington no traslucen el difícil trasfondo de los debates ni la dimensión de los disensos. Hay que leerlos entre líneas para desvelar significado y alcances.

El comunicado del IMFC comienza afirmando que sus 25 miembros acordaron actuar en forma decisiva para hacer frente a los problemas que confronta la economía global. Éstos comprenden los riesgos de deuda soberana, la fragilidad del sistema financiero, el debilitamiento del crecimiento económico y la alta de-socupación. Las circunstancias nacionales varían, pero nuestras economías y sistemas financieros están estrechamente vinculados. Por tanto, actuaremos colectivamente para restaurar la confianza y la estabilidad financiera, así como estimular el crecimiento global. Dicho esto, se impuso la noción de manejar los problemas en compartimentos estancos. Los ministros europeos reanudaron su serie interminable de reuniones para discutir, también interminablemente, cómo tornar efectivo el fondo de estabilización, sin ampliarlo ni flexibilizarlo más allá de lo que resulte políticamente aceptable, en especial para Alemania o para posibles saboteadores de nuevo cuño, como el gobierno de Finlandia. En la negociación cerrada se plantean con crudeza las restricciones políticas que ni siquiera se insinúan en los debates multilaterales. Por su parte, Obama, tras el paréntesis griego de Washington y el palestino de Nueva York, reanudó, con mayor energía, la campaña de promoción de sus propuestas de reactivación económica y creación de empleos, imbricadas con su campaña de relección. Se han filtrado al debate elementos de aislacionismo y proteccionismo. Lo que se dice a los obreros de una factoría en Cleveland es muy diferente de lo que escuchan los delegados en la sede del FMI. Las economías emergentes, de las que depende la posibilidad de mantener cierto dinamismo global, lanzan mensajes dispares que reflejan sus diferentes intereses: desde encontrar garantías suficientes para títulos de deuda soberana hasta evitar que la guerra de divisas de-semboque en una guerra comercial abierta, ante la parálisis de la OMC.

Se configuró un consenso en el sentido de que la economía mundial se adentra en un largo periodo de muy lento crecimiento, con casos localizados de contracción, niveles de desempleo estructural y recurrente volatilidad en los mercados financieros. Este túnel parece extenderse al menos por la primera mitad del decenio y quizá más allá.

De forma un tanto inesperada, hacia el final del comunicado del IMFC se incluye una bomba de tiempo institucional: los ministros del comité acordaron ampliar el papel del comité [que ellos mismos integran] como un foro clave para la cooperación económica y financiera global. Adviértase que el mandato es casi idéntico al que se autoasignó el G-20 en la cumbre de Pittsburg, en 2009. ¿Van a cooperar o a competir el G-20 y el IMFC? Este último está integrado por los 25 miembros que disponen de una silla propia o electa en el directorio ejecutivo del Fondo. Es un órgano electo que representa a los 187 miembros del organismo. El G-20 es un grupo autodesignado que surgió de la cumbre de Colonia del G-7, en 1999. Sus integrantes sólo se representan a ellos mismos. En este momento, sólo 13 de los 25 miembros del IMFC pertenecen al G-20. No puede descartarse la hipótesis de que tras esta aspiración del IMFC se encuentra el descontento de países como los nórdicos, entre otros, ante el déficit de representatividad y legitimidad de que adolece el G-20 (véase G-20: R&L, La Jornada, 20/5/11).

Un bisoño secretario de Hacienda mexicano estuvo en Washington. Acudió a recoger el reconocimiento universal al manejo responsable de la política macroeconómica y financiera de México, sin revelar en el boletín de prensa respectivo si éste tuvo expresión formal. Debe haberse reconocido sobre todo el hecho de que México tuvo la segunda más drástica degradación entre las 12 estimaciones de crecimiento económico nacional en 2011 dadas a conocer por el FMI en vísperas de las reuniones de Washington. ¡Y sólo detrás de EU!