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Tercera cinta española que va por la Concha de Oro; representará a su país en los Óscares

Con La voz dormida, Benito Zambrano hace llorar al público de San Sebastián
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María León, derecha, e Inma Cuesta, durante la promoción del filme en DonostiaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de septiembre de 2011, p. 8

San Sebastián, 21 de septiembre. El cineasta Benito Zambrano hizo que a muchos se les saltaran hoy las lágrimas en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián con su adaptación a la gran pantalla de La voz dormida, la premiada novela homónima de Dulce Chacón, cuya historia se desarrolla en los primeros años del Madrid de la posguerra.

La tercera producción española que compite por la Concha de Oro se estrenaba en el certamen tras recibir el aval de los académicos, que la preseleccionaron en la terna para representar a España en los Óscares. Así, había mucha expectación, y el veredicto fue dividido: la película emocionó, pero hubo también voces que la tildaron de un tanto maniquea.

Si tú no tomas partido, la vida no te espera y tomará partido por ti. Pero lo triste de esa época es que hubo mucha gente que no tenía conciencia política y murió simplemente porque le tocó estar en uno u otro lado, o por ser familiar de alguien (...) Y sí, creo que hay que comprometerse, y más aún si se quieren contar historias, dijo Zambrano (Lebrija, 1965).

Dos hemanas valientes

La voz dormida aborda la historia de dos hermanas: Hortensia (Inma Cuesta), embarazada y en la cárcel, y Paquita (María León), quien se muda a Madrid para intentar ayudarla. La primera está casada con un guerrillero clandestino (Daniel Holguín) que se oculta en la sierra junto a su amigo, el buscado Chaqueta negra (Marc Clotet). Sobre los tres pende la pena de muerte.

Tanto Cuesta (la Margarita de Águila Roja) como León (hermana del también actor Paco León) brillan interpretando a estas dos valientes hermanas, y sus nombres suenan como firmes aspirantes a los Goyas. Aunque para Zambrano, estar en San Sebastián es ya un premio.

León acaparó la atención de los medios por este sólido debut con su primer protagónico, que define como un personaje bombón. He disfrutado muchísimo a Paquita. Es un personaje muy puro, con unas ganas de vivir y una inocencia muy grandes, y eso hace que ponga de vez en cuando una sonrisa.

El director de Solas y Habana Blues se adentra con sutileza entre los barrotes de una cárcel de mujeres que, según afirma, era el único lugar donde éstas mantenían un verdadero debate político en la España de los años 40. La gran mayoría de mujeres en aquella época eran analfabetas, y muchas tomaron conciencia en prisión, donde se formaron y se ayudaron. Fuera de sus muros, la mujer había quedado relegada a lo más bajo de la sociedad, y no le era posible hablar.

Pese a que no es la primera película sobre el franquismo que se enfoca en la situación de las mujeres (ya lo hizo hace cuatro años Emilio Martínez Lázaro con Las 13 rosas), Zambrano señala que al final estamos hechos de historias y lo que la película intenta mostrar es una parte de la historia para que no se repita. Esa guerra nunca debió ocurrir. Por eso, defiende también las lágrimas: No me gusta que la gente pase por las historias sin que éstas la traspasen. Llorar viendo una película o leyendo un libro es lo mejor que le puede pasar a uno. Se aprende y se sabe que dentro de uno hay una persona que siente y se deja doler.

Y de otro momento de la historia habló también la segunda película de la jornada, 11 Flowers, que toma como telón de fondo la revolución cultural en la China de finales de los años 70. El cineasta Wang Xiaoshuai (Oso de Plata en Berlín por In Love We Trust) recrea en este filme autobiográfico un episodio de su infancia, bajo la mirada de un niño de 11 años.

Wang Han, como llamaban al cineasta de pequeño, vive en un pueblo de la China profunda y acaba cruzándose por casualidad con un asesino en fuga. Tan asustado como fascinado por su historia, Wang pacta con sus amigos que no contarán a la policía dónde se encuentra el fugitivo. Pero poco a poco la tranquilidad de su aldea se ve alterada por enfrentamientos políticos sin que los pequeños logren comprender qué ocurre.

Wang pone de relieve cómo los chinos de entonces eran meros espectadores, no tenían un juicio propio sobre aquel movimiento.

Historia de amor incondicional

Completó la jornada el melodrama portugués Sangue do meu sangue, recién llegado a San Sebastián desde Toronto. Dirigido por Joao Canijo (Noite Escura), el filme –que no cuajó entre la crítica– habla del amor incondicional de una madre por su hija y de una tía por su sobrino.

El toque de glamur lo puso el actor alemán de origen irlandés Michael Fassbender (Bastardos sin gloria), quien sorprendió llegando a la ciudad en moto para presentar Shame, en la sección Zabaltegi Perlas.

Por otro lado, la paraguaya 7 cajas, de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, ganó el premio Cine en Construcción, que permitirá a los directores finalizar la posproducción de la película.