Opinión
Ver día anteriorSábado 17 de septiembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes postsoviéticos

Panorama sombrío

S

abido es que, desde las postrimerías de la URSS, Rusia tiene un severo problema demográfico, cercano a la debacle, con la pérdida sostenida de un millón de habitantes por año.

El Kremlin trata de solucionar la situación con paliativos y, también cada año, concede la ciudadanía rusa a un elevado porcentaje de inmigrantes de las ex repúblicas soviéticas, los cuales maquillan un poco las catastróficas estadísticas de la caída poblacional y dejan su lugar a nuevos trabajadores que, explotados todos y sin documentos, muchos vienen a este país en busca de una vida mejor.

La necesidad de mano de obra para los empleos peor remunerados está más o menos cubierta, pero ya comienzan a escasear los trabajadores altamente calificados.

El Servicio Federal de Migración, para 2011, otorgó 23 mil permisos de trabajo a ingenieros, médicos, matemáticos, físicos, químicos, etcétera, extranjeros que vienen animados por un espíritu aventurero o que no encuentran empleo en sus países de origen.

Este flujo foráneo no logra compensar el éxodo de prestigiados especialistas rusos, que con gusto contratan las multinacionales y universidades de Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia.

Si se mantiene la tendencia –la suma de los rusos que mueren y los que emigran– en el mediano plazo la economía rusa, urgida de modernización, podría colapsar.

El Consejo Nacional de Seguridad concluyó que ya están agotadas las reservas internas y que hay que tomar medidas para atraer un mayor número de trabajadores extranjeros, sobre todo de alta calificación.

El presidente del consejo, Nikolai Patruschev, acaba de hacer público que dentro de 15 años la fuerza laboral de Rusia –en medio del ya de por sí decreciente número de habitantes del país– perderá 10 millones de puestos de trabajo.

Es necesario, en palabras del funcionario, revisar la política migratoria para apuntalar la población económicamente activa porque, dijo, Rusia entra en un periodo demográfico sumamente adverso.

Lo que nadie sabe es dónde encontrar tantos trabajadores extranjeros –ya hay en Rusia cerca de 5 millones con papeles, sin contar los indocumentados– y cómo asimilar a esos 10 millones de personas adicionales, más sus familiares. Un panorama, realmente, sombrío.