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Diez años de fotoseptiembre
San Ildefonso, una de las sedes, exhibe tres acervos

Están Álvarez Bravo, Agustín Jiménez y Márquez Romay

Suter documenta el renacer del DF, tras los sismos de 1985

 
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de septiembre de 2011, p. 5

El Antiguo Colegio de San Ildefonso participa en Fotoseptiembre, encuentro bianual que llega a su décima edición, con tres exposiciones inauguradas anoche en ese recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Las muestras Sol y sombras de la fotografía moderna mexicana y Moderna para siempre: fotografía modernista brasileña en la Colección Itaú documentan los comienzos de la modernidad en sus respectivas naciones.

La tercera, DF: penúltima región: Gerardo Suter, se trata de un proyecto iniciado por el autor hace un lustro.

Sol y sombras... gira en torno a tres personajes de la vanguardia fotográfica de México: Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), Agustín Jiménez (1901-1974) y Luis Márquez Romay (1899-1978), representados con obras realizadas entre 1920 y 1950.

Ernesto Peñaloza, investigador y curador de la muestra, los escogió, entre otras razones, porque coincidieron en muchos momentos, trabajaron en la Secretaría de Educación Pública; su definición de estilo será en el mismo periodo, ilustraron con sus imágenes las principales revistas y periódicos de su época. En algún momento también se integraron al cine, Álvarez Bravo y Márquez como hacedores de foto fija, y Jiménez como camarógrafo.

Difícil, conseguir obras de Amero

Para completar la exposición de 75 piezas, de las que 42 son vintage, a la vez que hay inéditas, quizá hubiera sido sensacional incluir a Emilio Amero y Lola Álvarez Bravo, porque están en el mismo impulso creador, pero conseguir fotos de Amero es muy complicado, debido a que todas están fuera de México y en el caso de Lola va a haber otra exhibición, acotó Peñaloza.

El guión museográfico se divide por temas comunes, como las espinas, el folclor, las frutas, la muerte, la vida –mediante el desnudo femenino– y el trabajo. Se exhibe, inclusive, la foto de índole abstracta con la que Manuel Álvarez Bravo ganó el concurso La Tolteca, en 1931, momento que fue el punto de arranque de la fotografía moderna en México.

Al revisar la prensa de los años 30 del siglo pasado, se encuentran muchos ejemplos de este tipo de fotografía, cuando en otros países aun no tenía cabida, señaló Peñaloza. Un segundo bloque de Sol y sombras..., muestra el lado experimental de los protagonistas.

Foto
Primer cuadro (fotograma de video) de la serie DF: penúltima región, de Gerardo Suter, que se exhibe en el recinto de Justo Sierra 16, Centro Histórico

Moderna para siempre..., de 86 fotos, provenientes de los años 40 al 70 del siglo pasado, toma su nombre de la revisión del material realizada por el curador y fotógrafo Iata Cannabrava, en el sentido de que tenía que continuar, es decir, no es una modernidad que se estudia como algo frío que ya pasó.

Reconoció, sin embargo, que “es tardío el movimiento modernista en Brasil; empieza cuando ya había pasado por Europa, México y Estados Unidos. Pero, viene con una fuerza increíble y una unidad muy grande.

En la muestra hay trabajos que con dificultad se ve que no son del mismo autor. Eso se entiende mucho por la forma como trabajaban. Los fotógrafos participantes casi en su mayoría provienen de los fotoclubes, en los que se reunían para discutir sus proyectos, las pautas que iban a seguir, pero más que eso salían a fotografiar juntos.

Se trata de un movimiento que se da al final de la Segunda Guerra Mundial, en el que los fotógrafos se niegan a discutir su drama, aunque sí su forma, como si dijeran un basta a toda esta cuestión, pero de otra manera, apuntó Cannabrava.

DF: penúltima región... empieza con un video que es un fragmento de siete segundos de la primera transmisión en televisión que se hizo del terremoto de 1985, que Gerardo Suter retrabajó y vinculó con un texto escrito por Carlos Monsiváis. Empleó música de Ana Lara y lo terminó en septiembre de 2005. De allí nació la necesidad de hacer una revisión del paisaje de la ciudad de México, a partir del renacimiento de la urbe.

Otro aspecto de la muestra de fotografía, video e instalación es reconstruir un espacio: La idea es que el espectador construya un viaje distinto por una penúltima región de esta ciudad hecha a partir de capas, se destruyen unas, se conservan otras, dijo Suter.

Ery Camara, curador de la muestra, agregó que los diferentes soportes empleados son variantes de percepción que se suman a estas perspectivas que los cambios de la ciudad procuran al fotógrafo o a quien se pasea en sus calles, en su segundo piso o en sus alturas.