Sociedad y Justicia
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Su molestia, por las protestas contra Didesex y una colaboradora

Pide el director de Censida que AHF suspenda sus actividades

La organización internacional aporta recursos para pagar salarios a personal médico, realiza pruebas de detección de VIH, entre otras tareas

 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de agosto de 2011, p. 45

Por las manifestaciones de protesta que integrantes de la agrupación civil internacional Aids Healthacare Foundation (AHF) realizaron durante el pasado Congreso Nacional de VIH/sida, el director del Centro Nacional para el Control del VIH/sida (Censida), José Antonio Izazola, solicitó al director de la agrupación, Michael Weinstein, que suspendan sus actividades en México y reflexione sobre el mejor uso que puede dar a sus recursos.

Lo anterior, a pesar de que desde 2005 AHF dona condones, pruebas rápidas para la detección oportuna del VIH y en algunos Capasits, servicios de salud especializados en la atención a personas que viven con VIH/sida, se hace cargo del pago de salarios a personal médico. AHF también lucha por la reducción en los precios de los medicamentos con señalamientos sobre los altos costos que se pagan en México por algunos fármacos a diferencia de otras naciones, donde los fabricantes los venden más baratos.

Aunque en su carta Izazola resalta la agresión a una de sus colaboradoras en la sesión de clausura del congreso, expone que su enojo se debe a que con las mantas expuestas durante los cuatro días que duró la reunión los activistas denigraron un proyecto financiado por Censida, el cual ha sido criticado porque recibió un millón de pesos para realizar un reality show de 15 días y capacitar a una docena de activistas en el tema de la homofobia, entre otras actividades.

Como ya es costumbre desde que inició el activismo de las organizaciones civiles en la lucha contra el sida, los congresos nacionales han sido el espacio para la expresión de inconformidades, las cuales han rayado, incluso, en agresiones a secretarios de Salud.

En el más reciente congreso, efectuado del 26 al 29 de julio en Villahermosa, los activistas denunciaron la obligatoriedad de contar con una cartilla de salud para el ejercicio del trabajo sexual en algunos estados, así como la carencia de sustitutos de leche materna para hijos de mujeres portadoras del VIH/sida.

Los integrantes de AHF y otras agrupaciones expusieron sus críticas desde la ceremonia de inauguración y hasta la clausura para denunciar los problemas de desabasto de antirretrovirales y dudaron que exista cobertura universal de atención en México.

En sus mantas escribieron “el desabasto está out” y “el acceso universal es un reality show”. Fueron particularmente incisivos en las sesiones donde Izazola y otros funcionarios de Censida o del gobierno tabasqueño fueron los oradores principales.

En la misiva que Izazola envió el 9 de agosto a Michael Weinstein –de la cual La Jornada tiene una copia– se asegura que las protestas se dirigieron hacia el trabajo de Diversidad, Deporte y Sexualidad (Didesex), cuyo promocional es “la homofobia está out”.

El director de Censida dedica amplio espacio a señalar los supuestos hechos de violencia provocados por los activistas de AHF. Acusa en particular a Jorge Bedoya de violencia de género, en contra de una mujer colaboradora de Censida.

Luego de agradecer el apoyo que ha dado AHF al programa de sida mexicano, le solicita que deje de hacerlo, pues Censida busca una respuesta sustentable a la epidemia, con base en los recursos públicos disponibles. De igual manera, pide que se borre al organismo que preside de la lista de asociados de AHF.

La respuesta de Weinstein llegó casi de inmediato. En la misma, el ejecutivo rechazó que sus integrantes hayan participado en actos de violencia, pero ante la acusación planteó la necesidad de que se presenten evidencias.

En cuanto a la suspención de actividades de AHF en México, Weinstein afirmó que mantendrá el apoyo a los Capasits para garantizar a los pacientes servicios médicos de alta calidad, además de que ellos mismos lo solicitaron.