Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 31 de julio de 2011 Num: 856

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Beirut, cultura y gastronomía

Dos poemas
Joumana Haddad

México y Líbano
Hugo Gutiérrez Vega

Líbano: en busca del equilibrio
Naief Yehya

Líbano, el país de la miel y la leche

Georges Schehadé: poeta y dramaturgo
Rodolfo Alonso

Dos poemas
Georges Schéhadé

Breve elogio de Amin Maalouf
Verónica Murguía

Actualidad de Gibrán Jalil Gibrán
Juan Carreón

Dos poemas
Gibrán Jalil Gibrán

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Líbano: en busca del equilibrio


Otro ángulo de Baalbek

Naief Yehya

Un nuevo pretexto

En una región donde los magnicidios y los crímenes políticos son cotidianos, el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri, el 14 de febrero de 2005, en una poderosísima explosión de un auto bomba cerca del hotel Saint George en Beirut, fue particularmente catastrófico. Este acto detuvo un tiempo de intenso desarrollo e inversión en Líbano, un país que ha conocido pocos períodos de paz y estabilidad desde que le arrebató su independencia al colonialismo francés en 1943. Hariri era un carismático hombre de negocios, filántropo y político que se consagró a la reconstrucción de un Beirut que había quedado devastado después de quince años de guerra civil. Las ambiciosas obras civiles lanzadas entonces, así como el trabajo para restablecer un sistema financiero sólido, tenían que llevarse a cabo en una delicada atmósfera de tensión, donde cualquier factor podía romper el equilibrio entre las diferentes facciones confesionales y políticas que luchaban por cada centímetro de influencia y poder. A esto hay que sumar que las potencias y algunos vecinos estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de ejercer alguna medida de control en el nuevo Líbano que se levantaba de las ruinas.


De paseo por Beirut

El asesinato de Hariri fue un nuevo pretexto para el intervencionismo extranjero. En un parpadeo, la indignación planetaria se convirtió en flagrante oportunismo, y el clamor por encontrar a los responsables del crimen fue transformado por algunos en un instrumento para ejercer presión en las frágiles instituciones libanesas. Las tremendas divisiones sectarias fueron entonces explotadas por intereses internos y externos, escudados en la onu, crearon el Tribunal Especial para Líbano (tel), el cual comenzó a operar sin tratar de ocultar sus obvios prejuicios ni su “agenda política”. Ni el más ingenuo observador dudaba de que el objetivo del tel no era la justicia sino embestir a Hezbollah, a Siria y a sus aliados, es decir los enemigos de Israel.

Un rincón privilegiado en el Mediterráneo

Líbano es el canario de la mina. Una pequeña nación con una gran diversidad cultural y étnica que se encuentra estratégicamente situada en el Mediterráneo, y cuya política está articulada por la compleja historia de la zona y, en particular, por su pasado colonial. Tras el colapso del imperio otomano, las potencias coloniales se dividieron el Medio Oriente en la conferencia de San Remo en 1920. Francia se quedó con el Gran Líbano (que incluía a Siria) mientras que a Inglaterra le tocó Mesopotamia, que incluía Irak (el cual fue partido para crear Kuwait), Jordania y Palestina (hoy Israel y los territorios ocupados). Si bien el Reino Unido pareció muy favorecido al tomar tierras con riquezas petroleras delirantes, Francia sabía que le correspondía el acceso a Damasco y las rutas de circulación de bienes hacia y desde Oriente, además de un puesto envidiable para controlar el tráfico en el Mediterráneo. Estas ventajas favorecieron el hecho de que Líbano se convirtiera en la capital bancaria y financiera de la región. Los franceses establecieron fuertes vínculos con los cristianos libaneses, los maronitas, y siguiendo la vieja tradición colonial de dividir y conquistar, favorecían a un grupo sobre otro para acentuar sus diferencias y sembrar rencores que les impedían unirse contra los colonos. En este caso los beneficiados fueron los musulmanes sunitas sobre los shiítas, el grupo más desposeído entre todas las etnias del país.


El puerto de Biblos

Guerra y resistencia

En 1975 estalla la guerra civil, un conflicto que fue la erupción de viejas desigualdades entre grupos y que en gran medida fue detonado por el enorme flujo de refugiados de Palestina (el cual cambió la demografía de la nación), su subsecuente militarización y la guerra de guerrillas que peleaban en contra de Israel. La invasión israelí de 1982 provoca la formación del grupo Hezbollah, la única resistencia constante a la ocupación del sur del Líbano, donde Israel decide permanecer con el pretexto de protegerse de futuras agresiones. Después de dieciocho años, Israel sale del Líbano cuando el costo material y humano se volvió inaceptable. Esto es considerado como un triunfo en contra del sionismo y Hezbollah decide reconfigurarse como una fuerza política y no únicamente como un grupo armado militante. La fantasía presentada obsesivamente por la propaganda estadunidense e israelí de Hezbollah como un títere iraní y una organización terrorista, comparable con Al Qaeda, es absurda en muchos niveles. Los shiítas iraníes y los libaneses son pueblos con creencias muy distintas: Hezbollah busca constantemente alianzas con otros grupos de distintas creencias y orientación política; de ahí su apoyo al actual primer ministro sunita Naguib Mikati o sus alianzas con socialistas, drusos y cristianos. Mientras que los shiítas iraníes creen que los clérigos deben gobernar, los libaneses no. Recordemos también que, por ley, los puestos en el gobierno Libanés son asignados por religión. Hezbollah emplea la violencia, pero sería difícil encontrar una facción, grupo o país involucrado en los conflictos de zona que no la utilice, incluyendo a Estados Unidos e Israel, quienes aparte de bombardear “blancos”, recurren continua y sistemáticamente a operaciones de asesinato y destrucción de asentamientos civiles, en los que invariablemente hay “daño colateral”. Consideremos sólo la doctrina Dahiya creada por Gadi Eizenkot, el comandante del ejército israelí, que señala que en una guerra asimétrica el ejército debe destruir toda infraestructura civil para castigar a la población.

Revolución y revolución

El asesinato de Hariri desató una reacción popular que fue denominada como la Revolución del Cedro o la Intifada de la Independencia, una revuelta que se adelantó a la primavera árabe. Estas manifestaciones de proporciones apabullantes provocaron la salida de las tropas sirias del país y dieron lugar a la formación de una coalición de partidos políticos denominada Alianza 14 de marzo, liderada por Saad Hariri, el hijo del primer ministro asesinado, quien llegó a ser primer ministro. Este frente amplio que se alineó con Estados Unidos y Occidente para apoyar al tel, incluía también a grupos cristianos como las Fuerzas Libanesas del controvertido Samir Geagea y el Movimiento Patriótico Libre, de Michel Aoun. Pero si las manifestaciones de esta alianza pro Occidental y antisiria fueron inmensas y espectaculares, también fueron gigantescas las manifestaciones que organizó la Alianza 8 de marzo, para agradecer a los sirios el haber puesto fin a la guerra civil, estabilizado a Líbano y apoyado a la resistencia a la ocupación israelí. Esta alianza incluía a Hezbollah, al Movimiento Amal, al Movimiento Marada y a varios partidos seculares. Recientemente varios partidos han abandonado la Alianza 14 de marzo para unirse a la 8 de marzo, como el de Michel Aoun, el de Michel Murr y el Partido Socialista Progresivo, de Walid Jumblatt, líder de la minoría drusa, entre otros. Después de haber acusado violentamente a Siria del asesinato y de querer destruir Líbano, Jumblatt pidió disculpas y se reunió con Bashar al Assad, en un sacrificio extremo de su credibilidad y sus principios. Por su parte, Saad Hariri también restableció relaciones con el gobierno sirio. Este giro de 180 grados en la política de una de las facciones refleja la volatilidad de política en la región y pone en evidencia que las relaciones tribales siguen dirigiendo las acciones de los diferentes actores de la región, relaciones de un pragmatismo intestino que las potencias europeas no terminan de comprender y que, al tratar de utilizar en su beneficio, a menudo terminan envenenando.


Ruinas vivas de Baalbek

El tribunal

El tel inicialmente acusó al gobierno de Damasco de haber conspirado contra Hariri. Más tarde, el mismo tel señaló como culpables a cuatro generales del ejército libanés, mismos que fueron liberados más tarde por falta de pruebas. Uno de los testimonios más controvertidos fue el de Wissam Hassan, el coronel a cargo de la seguridad el día del asesinato. La televisión canadiense cbc demostró que varios de los testigos, incluyendo a Hassan, mintieron en sus declaraciones. El tel optó por ignorar este hecho, dado que Hassan es considerado:“demasiado valioso como para enajenarlo”, como escribió Conn Hallinan. Su más reciente conclusión fue acusar a cuatro miembros de Hezbollah. Si bien no es imposible que estos sujetos estén implicados en el crimen, resulta muy significativo que el tel ignorara las pruebas que se le presentaron de que agentes israelíes estaban siguiendo a Hariri ese día y de su acceso a las bitácoras telefónicas, que bien pudieron alterar. Tel Aviv ha sido responsable de incontables asesinatos en suelo libanés, y aunque es claro que tenía buenas razones para asesinar a Hariri, el tel no interrogó a ningún operativo u oficial israelí. Por el contrario, filtraban información acerca de sus progresos a directivos de inteligencia israelí. Independientemente de si el gobierno libanés entrega a los sospechosos, una acción que indudablemente creará nuevos rencores –con resonancias coloniales–, lo que queda claro es que el futuro de Líbano dependerá de su capacidad de resistir al intervencionismo y de lograr encontrar un nuevo punto de equilibrio entre los diferentes grupos confesionales y políticos.