Opinión
Ver día anteriorDomingo 31 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Los inventores se flexibilizan

Reconocimientos lejanos

Angelino de Arriaga, promisorio debut

T

uvieron que pasar casi cuatro décadas para que los inventores de la tauromaquia moderna empezaran a modificar criterios de intercambio de toreros con México, habida cuenta de que para su mentalidad hispanocentrista y colonizadora bastaba con los triunfos del colado maestro colombiano César Rincón en ruedos iberos para equilibrar la balanza y dejarse venir anualmente las principales figuras a las dependientes ferias y temporadas latinoamericanas.

Además de esa ancestral dependencia taurina de países cuya población continúa a merced de unas clases política y empresarial entreguistas, especuladoras y extranjerizantes, fue la sorpresiva y sorprendente presencia en España de toreros como Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Mariano Ramos y Antonio Lomelín en 1969 y durante la primera mitad de los años setenta, lo que acabó de convencer a los taurinos españoles de reforzar una política taurina proteccionista y exportadora a la vez.

Hoy, cuando la falsa globalización exhibe sus verdaderos propósitos y lamentables resultados, y antitaurinos ar- gumentativos al servicio de multinacionales amenazan tradiciones que, aun deficientemente conservadas, pertenecen al patrimonio cultural de algunos pueblos, los inventores de la tauromaquia empiezan a modificar políticas, sobre todo con respecto a México, cuya vocación taurina se fortalece en cuanto encuentra atmósferas motivadoras y menos anquilosadas.

Mexicanos en España, de luces y con recursos para resolver los problemas que plantea el cada vez menos bravo toro de allá, siempre ha habido pocos. Al nombre de Joselito Adame, torpemente repetido en Las Ventas en un cartel desalmado, hay que añadir los de talentosos novilleros como Sergio Flores, muy lastimado hace 15 días; Diego Silveti, al que, para no variar, el chauvinista juez del coso de Madrid le negó merecida oreja el domingo pasado, y el desconocido pero valorado Brandon Campos, que cortó dos orejas en su presentación sin picadores en Sevilla y estuvo muy bien en su repetición.

Mención aparte merece el joven Arturo Saldívar, cuyo verdor ha sabido suplir con una actitud ejemplar que conmovió tanto al público de Madrid como al de Valencia, donde la tarde de la reaparición de José Tomás tuvo el atrevimiento de cortar una oreja a cada uno de sus toros, saliendo a hombros, mientras su famoso alternante se iba por su propio pie, no sin antes llevarse una paliza de órdago de su segundo. En cuanto Saldívar asiente su toreo, se convertirá en figura.

En el año de 95 tuve oportunidad de charlar con el esforzado madrileño, todavía novillero, y con su entonces apoderado Antonio Corbacho. Esa ocasión me permití decirle: Tomás, con todo respeto, una cosa es el aguante, que depende de tu criterio para esperar y burlar al toro, y otra muy distinta el quietismo, que deja al azar y al instinto del toro la ejecución de las suertes. Por cierto, en la tarde de la esperada reaparición de José Tomás, el juez valenciano impuso su criterio y no se dejó intimidar ni influenciar por el entusiasmado público que pedía dos apéndices por un trasteo esforzado más que logrado.

Esa tarde del 23 de julio en el coso de Valencia se congregaron no pocos empresarios taurinos latinoamericanos y hasta el gobernador de Aguascalientes, pero el problema es que sólo van de paseo y a contratar diestros, no a tomar nota de cómo le hacen las empresas de allá para meter a la gente a las plazas. Por lo demás, si los medios saltan de gusto por el reconocimiento de nuestros toreros en España, mejor harían con exigir, oportunamente, su inclusión en los carteles de México.

Brillante presentación la del joven tlaxcalteca Angelino de Arriaga hace ocho días en la desolada Plaza México. No obstante abusar del pico de la muleta emocionó al público por la dimensión, temple y ritmo que imprimió a sus tandas. Mejor se vio con su segundo, que empezó incierto y áspero pero acabó entregado en una poderosa y madura faena.

Y mientras los positivos echan las campanas al vuelo por el desempeño de algunos diestros en el extranjero, aquí se suspenden festejos en la Plaza México, en Santa Clara y en Arroyo. Lo dicho: los promotores no asimilan.