Opinión
Ver día anteriorLunes 27 de junio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Nunca sale lo que viste
H

ay un decir en el no decir que exagera su ser secreto. Y deja tú lo irritante; de tan secreto nadie lo sabrá y eso es como si nunca hubiera existido.

*

Quiero que tus manos me rodeen los puños y me los tornen suaves, elásticos, y vuelvan a ser abiertamente manos. Las quiero pulseras alrededor de nuestras muñecas, contrarias a los grilletes, compañeras.

*

Atento a todas las tiranías, he descuidado las propias, y eso no sé qué significa.

Atento a todas las libertades, etcétera.

*

Largas filas de espera para la eternidad. Con lo que odio hacer cola. Sólo que pusieran sillas.

*

Cada rostro una historia por revelarse. No, los que cuelga la publicidad erotizada, y menos las jetas de estopa de los políticos en campaña. Sí, los que van por la calle diciendo la verdad sin darse cuenta.

*

Estoy cansado de gritar sin voz: Giuseppe Ungaretti.

*

¿A dónde transportan su cuerpo esas piernas hermosas que se muestran en su casi totalidad, despreocupadas? Y el aire que dejan.

*

Si me ofrecieran ser joven otra vez respondería que no. Con una fue suficiente, diría. Por molestar, claro.

*

Los paisajes de ciudad son montajes. Las ciudades son un experimento. Poner muchos ahí, a ver qué pasa. Es cruel procedimiento.

*

Esa reverberación maternal a salvo de toda responsabilidad que les entra a las amigas de las madres recién paridas cuando salen juntas a pasear en carriola al chulísimo bebé.

*

¿Aprenderemos algún día a sumar menos?

*

La playa de Bolinas consiste en un lecho de piedras blandas. A primera vista es sólo una playa pedregosa más, donde los cantos rodados vienen y van, abalorios normales para juego del mar. Pero la pisas y descubres una sensación ligera bajo los pies, de pedrería mullida y movediza. Los cantos no son redondos, sino redondeces, con perforaciones pulidas como una escultura de Henry Moore, y canales, muescas, descabelladas esquinas. Sus formas no son ordinarias. Levantados, apenas pesan.

Las laderas de tierra roja que bordean la costa se desmoronan sin cesar. Clepsidras en la orilla del mundo, que se agota.

*

Las palabras dan el sonido de las

cosas,

no su ruido.

Subrayan las apariencias de la imagen

y le fijan un sentido a la profundidad.

Pueden explicarse hasta el cansancio

y dejarnos exhaustos,

pero también decantar sin

explicaciones

las interminables cáscaras de la

imaginación

y ser verdad todo lo que inventan.

Ellas sobreviven las epidemias de

fuego.

Y de qué sirve la flor

sin nadie que diga que es flor.

*

Sólo dialogar con los dueños el poder para desafiar sus razonamientos, a sabiendas de que ni eso son: puros pretextos para robar nuestro tiempo y ganarlo ellos. Cualquier otra cosa significa regalarles tu gracia, a esos desgraciados.

*

Dos de Wim Wenders en Alice in den Stäten (Alicia en las ciudades, 1974):

Escucharse hablar es más escuchar que hablar.

Nunca sale lo que viste (en las fotos).