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Después del enorme gasto en guerras necesitamos invertir en nuestro pueblo, señala

Anuncia Obama retiro paulatino de soldados en Afganistán

Este año saldrán 10 mil efectivos, 23 mil para septiembre de 2012 y el resto lo hará en 2014

Mandos castrenses dicen que el mandatario responde a imperativos políticos más que militares

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 23 de junio de 2011, p. 23

Nueva York, 22 de junio. Ante creciente presión tanto de políticos como de la opinión publica para llevar a su fin la guerra más larga en la historia del país, el presidente Barack Obama anunció a la nación que iniciará un retiro paulatino de los 100 mil efectivos estadunidenses desplegados en Afganistán.

En un mensaje a la nación transmitido en vivo desde la Casa Blanca esta noche, Obama anunció que retirará 10 mil tropas este año y otras 23 mil antes de septiembre de 2012. Para 2014, indicó, saldrán todas las tropas de combate.

La marea de guerra está retrocediendo, afirmó, y agregó que estas largas guerras llegarán a un fin responsable (incluida la de Irak, donde recordó que ya se retiraron 100 mil soldados y se ha concluido la fase de combate en ese conflicto). Subrayó que con este anuncio cumple el compromiso que hizo al ordenar el envío de 30 mil tropas más a finales de 2009, ya que el objetivo de derrotar a Al Qaeda se está logrando, resaltando la muerte de Osama Bin Laden y otros líderes de esa organización terrorista en los últimos meses.

A la vez, advirtió, esto es el inicio, no el fin, de un desenlace de la guerra, y aún habrá días oscuros en Afganistán, pero el objetivo de negar un albergue a Al Qaeda se ha logrado y el país desde donde se perpetraron los atentados del 11 de septiembre hace casi una década ya no representa una amenaza terrorista.

En su anuncio, ofreció justificación por el papel de Estados Unidos en otras zonas de conflicto, incluido Pakistán, donde afirmó que permanece la lucha contra el extremismo radical, en apoyo a la democracia en el mundo árabe. Nosotros actuamos no en nombre de imperio, sino de la autodeterminación, subrayó.

Agregó: tenemos interés en las aspiraciones democráticas que ahora inundan el mundo árabe. Apoyaremos esas revoluciones con fidelidad a nuestros ideales, con el poder de nuestro ejemplo, con una fe firme en que todo ser humano merece vivir con libertad y dignidad.

Finalmente, y en respuesta a presiones políticas en casa, afirmó que después de gastarse un billón de dólares en guerras, ahora necesitamos invertir en nuestro mejor recurso: nuestro pueblo. Declaró que es hora de enfocarnos en la construcción de nación aquí en casa y concluyó: “Acabemos estas guerras de manera responsable, y recuperemos el sueño americano que está al centro de nuestra historia”.

Con ello, Obama y sus asesores estratégicos intentan enviar el mensaje de que sí hay un final a una guerra que parece eterna –la más larga de la historia de Estados Unidos–, y que es hora de dar prioridad a la situación económica en este país con miras a los comicios que determinarán su relección en noviembre de 2012.

Algunos críticos señalan que aun si Obama retira 33 mil tropas antes de finales de 2012 permanecerán ahí casi 70 mil –más que el nivel más alto durante la presidencia de George W. Bush– después de llegar a la presidencia con la promesa de acabar con esa guerra.

La decisión de Obama rechaza el consejo del Pentágono que deseaba una reducción mínima de fuerzas hasta después de 2013 puesto que los avances logrados en seguridad aún son frágiles. Comandantes estadunidenses y británicos, reportó The Guardian, han expresado preocupación, en privado, de que las decisiones de la Casa Blanca obedecen a imperativos políticos más que militares. De hecho, el comandante militar estadunidense en Afganistán, general David Petreaus, no endosó la decisión del comandante en jefe, reportó el New York Times.

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Barack Obama durante el mensaje televisado desde la Casa Blanca ayer en el que llamó a acabar con las guerras de manera responsable y recuperar el sueño americano Foto Reuters

Pero la presión política sobre Obama en torno a una guerra cada vez menos popular entre sus propias bases se ha incrementado de manera notable en los últimos meses.

Ante la crisis económica en Estados Unidos y sus consecuencias para los presupuestos públicos, la sociedad y cada vez más políticos tanto en Washington como a nivel local, han criticado el gasto astronómico en las guerras frente a las crecientes necesidades en casa. Durante la última década se han gastado 444 mil millones de dólares en Afganistán, y en total, por lo menos 1.3 billones en las dos guerras de Irak y Afganistán. Este año el gasto sólo en Afganistán es de casi 119 mil millones (desde 2010, el gasto en esa guerra supera el de Irak). El gobierno gasta un millón de dólares al año por cada soldado desplegado en Afganistán, calcula CBS News.

Esta presión política fue manifestada esta semana cuando la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos aprobó una resolución que llama a un fin acelerado de la presencia militar en Afganistán e Irak y el traslado de esos recursos para financiar proyectos de infraestructura, apoyo fiscal a municipios, generación de empleo y recuperación económica en el país. Por otra parte, cada vez más gobernadores y legisladores federales cuestionan si el gasto en Afganistán es sostenible ante las crecientes necesidades y problemas económicos en Estados Unidos.

La ciudadanía también ha perdido la paciencia y por primera vez desde el inicio de la guerra en Afganistán, la mayoría de estadunidenses –56 por ciento– desea el retiro lo más pronto posible de las tropas estadunidenses, según una encuesta de Pew Research Center difundida esta semana (sólo 40 por ciento opinaba lo mismo hace un año). El Pew subrayó que esta oposición a la guerra se expresa en casi todos los sectores demográficos y políticos.

Por un lado, el movimiento antiguerra ha logrado promover mayor oposición a esta guerra, especialmente al vincular sus costos con las necesidades sociales en casa. Por otro, conservadores aislacionistas argumentan que Estados Unidos no tiene un interés nacional en Afganistán. Para los políticos –y la Casa Blanca– es cada vez más difícil convencer que es más importante construir escuelas, puentes y bibliotecas en Afganistán que aquí, donde por los recortes de presupuestos a todos los niveles se están cerrando bibliotecas, despidiendo a maestros, bomberos y policías y la infraestructura nacional cada vez está más deteriorada.

Hoy se anunció el principio del fin, pero pocos creen que el fin esté cerca.