Ahí cayó Edmundo, mi hermano:
Jesús Martín del Campo

A un costado de la escultura que el artista Sebastián diseñó con motivo del 40 aniversario de la masacre contra estudiantes el 10 de junio de 1971 a manos del grupo armado conocido como los Halcones, frente a la Benemérita Escuela Normal de Maestros, Jesús Martín del Campo señala con la mano hacia la esquina: “ahí cayó Edmundo, mi hermano”.

Con voz entrecortada rememora: “Tenía 20 años, venía en el contingente de economía. Allí cayó en esa esquina. Lo llevaron algunos compañeros en hombros a la vecindad de Tláloc número 2, donde falleció”.

El pasado 10 de junio, cientos de familiares de las víctimas, estudiantes, integrantes del Comité Autónomo del 71, diputados locales y federales, y funcionarios del Gobierno del Distrito Federal encabezados por su titular, Marcelo Ebrard Casaubon, reunidos en la llamada Plaza Normal, a la salida de estación del Metro del mismo nombre, rindieron tributo a las víctimas del régimen autoritario.

“Esa tarde –continúa Martín del Campo– nos reunimos más de 10 mil personas para participar en la manifestación, que empezó aquí cerca, en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, en el Casco de Santo Tomás, como se le conoce a la zona, para dirigirnos por avenida de Los Maestros; en dos ocasiones fuimos interceptada por granaderos.

“La marcha continuó hacia la calzada México-Tacuba, donde se encontraban ya parapetados centenares de Halcones con una orden determinante: detener de cualquier forma, a cualquier precio, la manifestación estudiantil”, evocó.

Sus ojos brillan, lucha por contener las lágrimas. “Mientras no se castigue a los responsables, entre ellos Luis Echeverría, México seguirá siendo un territorio de impunidad”, y advierte que “el recuerdo de nuestros muertos nos hace llorar y temblar de coraje, pero no nos paraliza, nos impulsa a seguir luchando”.

Sus palabras generaron el grito repentino de los asistentes: “El 10 de junio no se olvida”.