París, 5 de junio. El español Rafael Nadal comenzó a escribir una nueva historia en Roland Garros. Superó a su acérrimo rival Roger Federer para refrendar el título, el sexto en su palmarés, con el que igualó la marca del sueco Bjorn Borg, de paso conservó el número uno mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y consiguió su décimo trofeo de Grand Slam a sus 25 años de edad.

Nadal se confirmó como el rey absoluto en las canchas de arcilla de la capital francesa, en un año especialmente complicado, en el cual recurrió a su alabada sangre fría e hizo gala más que nunca de su espíritu luchador para derrotar a un rival que conoce a la perfección y que cayó con parciales de 7-5, 7-6 (7/3), 5-7 y 6-1.

El partido entre Nadal y Federer, la cuarta final entre ambos, fue una oda a la excelencia. Los dos hicieron gala de un nivel excelso, aunque el mallorquín se impuso siempre en los momentos cumbre, sobre todo en los juegos finales de las dos primeras mangas.

Tras superar al mejor hombre de la temporada –el serbio Novak Djokovic en semifinales– Federer llegó con el ánimo por las nubes, en busca de su segundo título, se mostró agresivo y contundente para tener un inicio casi perfecto e incluso tuvo la ventaja 5-2 y con punto para set, pero ahí comenzó su debacle.

El ibérico se salvó, ganó el juego y los cuatro siguientes para quedarse con el primer capítulo, ante un Federer que comenzó mal el segundo, ya que perdió su servicio y poco a poco Nadal se adelantó hasta ponerse 5-4 y con punto para set, pero la lluvia obligó a suspender el partido.

Luego de 13 minutos los tenistas regresaron al estadio Philippe Chatrier, donde Nadal, con algunos apuros, ratificó su dominio para llevarse el set en muerte súbita.

Todo parecía indicar que Nadal definiría el juego en tres episodios. Los nervios comenzaron hacer estragos y cometió errores que fueron capitalizados por el helvético, quien apoyado en dos rompimientos remontó para ganar.

Para el siguiente set, el mallorquín sacó a relucir todo su repertorio frente a un Federer que ya parecía cansado y con dos quiebres en el saque se ayudó para el 6-1 definitivo, en 3:40 horas de juego, que le dio un regalo de cumpleaños perfecto, dos días después de cumplir los 25.

Con su sexta Copa de los Mosqueteros en la historia, ésta entregada por Jim Courier y un envidiable historial de 45-1 en Roland Garros, Nadal aumentó a 17 el número de victorias sobre Federer, quien ha derrotado al español ocho ocasiones.

La victoria permitió a Nadal mantenerse en el número uno de la ATP, aunque él insistió en que no es un tema que le obsesione y da por seguro que Djokovic lo desbancará muy pronto.

Para mí es mucho más importante ganar aquí, un torneo como Roland Garros, que el número (en la lista ATP). Lo lógico es que Djokovic vaya a serlo, se lo merece y puede que lo sea en las próximas semanas, reconoció el ibérico.

El español, seis veces ganador del Abierto de Francia en 2005-2008 y 2010-11, campeón de Australia 2009, Wimbledon 2008 y 2010 y Abierto de Estados Unidos 2010, también destacó la buena actitud del público francés, a pesar de haber tomado partido en mayor número por el suizo, como es tradicional.

Por su parte, Federer dijo que ambos jugaron a un gran nivel, pero desaproveché mis oportunidades. Él es impresionante, le da a la bola de derecha, de revés y aguanta mucho. Yo estaba realmente cansado, no fingía. En el cuarto set ya no podía más, aceptó el número tres mundial.