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México SA

¿Dónde quedó el ingreso?

Cordero: técnicos vs rudos

Calderón ofrece chambas

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SEMINARIO DE AHORRO Y MICROFINANZAS. El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ayer durante la inauguración del seminario Ahorro y microfinanzas en México. Bansefi, a 10 años de su creación, en el Club de Banqueros, en la ciudad de MéxicoFoto Yazmín Ortega Cortés
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a versión de que México es calificado como un país de ingreso mediano alto (bajo la denominación del Banco Mundial), fue el asidero para el funcionario-candidato Ernesto Cordero en su intento por librar una sandez adicional en su cortísimo historial dentro del gobierno federal (siempre de la mano de Felipe Calderón). Para el susodicho todo se limita a un enfrentamiento entre técnicos y rudos: los primeros defienden esa tesis y aplauden a rabiar al presunto heredero; los segundos (es decir, los que sufren las consecuencias de la tecnocracia), critican todo lo que se hace; sea bueno, malo o regular (el mismísimo titular de Hacienda dixit, quien ya prepara el siguiente resbalón).

Pues bien, el problema es que no se trata de filias o fobias ni de técnicos contra rudos, sino de la cruda realidad, la que aterroriza a la clase política en su conjunto y a los candidatos de mentiritas en particular. Producto de una simple división aritmética, México es catalogado como una nación de ingreso mediano alto: el país vale tanto y se divide entre el número de habitantes. Punto: calificación otorgada. Pero ¿dónde está el ingreso? En muy pocas manos, de tal suerte que si este fuera el criterio a seguir, fácilmente el país sería catalogado entre las naciones de ingreso extremadamente alto, dada la terrorífica concentración existente del ingreso y la riqueza. Ahora que si el razonamiento en sentido contrario, entonces esta heroica República estaría inscrita entre las más jodidas del planeta.

El propio inventor de la citada calificación, el Banco Mundial, ayuda a entender cómo está repartido el pastel mexicano: el 10 por ciento de la población mejor remunerada acapara el 41.4 por ciento del ingreso total (2008, contra 37.9 por ciento al cierre de 2006, cuando Calderón se instaló en Los Pinos). Diez de cada cien mexicanos se queda con 41.1 centavos de cada peso, de tal suerte que, con esta información, México sería un país de altísimo ingreso. Pero, ¡sorpresa! Paraguay, una nación de ingreso mediano bajo, reporta una concentración similar: 41.4 por ciento del ingreso nacional se queda en el 10 por ciento de la población más rica. ¿Cómo quedaría la clasificación? ¿México igual que Paraguay, o al revés? ¿Ambos igual de ricos o igual de jodidos?

En la tienda de enfrente, el 10 por ciento de la población con la peor remuneración apenas si alcanza a repartirse el 1.5 por ciento del ingreso (1.8 por ciento al inicio del calderonato), es decir, de cada peso este segmento poblacional se queda con un centavo y medio, o lo que es lo mismo con 27 tantos menos que el 10 por ciento más rico. Aquí, otra vez el atorón: Mozambique (calificado por el Banco Mundial como un país de ingreso bajo) registra que el estrato socioeconómico inferior (el 10 por ciento de la población) se queda con el 1.9 por ciento del ingreso nacional, y en Paraguay con el 1.4 por ciento. ¿Qué procede en estos casos? ¿La calificación mexicana desciende, la mozambiqueña sube y la paraguaya empeora? ¿O cómo se trata este caso?

Si la rebanada se amplia, el panorama empeora aún más, si vale el término. El 20 por ciento de los mexicanos mejor remunerados concentra el 56.2 por ciento del ingreso (53.3 por ciento en 2006), es decir, se queda con 56.2 centavos de cada peso (en Mozambique -ingreso bajo- la proporción es de 51.5 por ciento, y en Paraguay -ingreso mediano bajo- es de 56.5 por ciento. La otra rebanada, en extremo delgada, la del 20 por ciento de la población peor remunerada, apenas si representa el 3.9 por ciento del ingreso total (4.6 por ciento cuando llegó el actual inquilino de Los Pinos), o lo que es lo mismo menos de 4 centavos de cada peso.

El caso se complica, porque hay ejemplos que matan (la tesis de México como país de ingreso mediano alto). Va: en Afganistán el 20 por ciento de los mejor remunerados se queda con el 38.7 por ciento del ingreso (17.5 puntos porcentuales menos que en México); en la Federación de Rusia con el 48.9 (ingreso mediano alto), y en Costa de Marfil con el 42.7 y en Honduras con el 58.8 por ciento (los dos últimos de ingreso bajo). ¿Cómo se arma el rompecabezas? ¿Quién concentra más: el de ingreso mediano, el de bajo o el de miserable?

Desde 1994, con el favor de Carlos Salinas, México pertenece a la OCDE, calificada como el club de países ricos. Por ser parte integrante de este organismo, ¿los mexicanos son ricos? México es fundador del Banco Mundial (originalmente Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento) y el organismo financiero multilateral lo tipifica como país de ingreso mediano alto. ¿Realmente lo es? ¿En serio el ingreso promedio real en México es de 8 mil 960 dólares anuales? De ser cierto esto último, la petición concreta a Ernesto Cordero es que informe dónde tienen que pasar esos millones de mexicanos a recoger su respectiva rebanada.

El Censo 2010 también ayuda a entender aquello de país de ingreso mediano alto. De acuerdo con sus resultados, a mediados de 2010 alrededor de 42.7 millones de mexicanos tenían una ocupación remunerada. De ese total, cerca de 7.5 millones eran profesionistas y técnicos, de los 56.3 por ciento ganaban de 5 salarios mínimos para abajo. Poco más de 6 millones se dedicaban al comercio y a las ventas. De ellos, 58 por ciento obtuvo un ingreso de tres salarios mínimos para abajo. El Censo registró a 5.2 millones de trabajadores artesanales, de los que 56 por ciento obtuvieron ingreso inferior a tres salarios mínimos. Y así por el estilo, en esta República de ingreso mediano alto. El único renglón de actividad en el que holgadamente se sobrepasan los 10 salarios mínimos es el de funcionarios, directores y jefes. En este segmento, constituido por 1.6 millones de personas, el ingreso promedio anual sí rebasa, y con creces, los 8 mil 960 dólares que tanta felicidad provoca en Ernesto Cordero.

Los demás, que se jodan, o que se metan de policía (sacerdotes cívicos, según la denominación oficial), tras la jugosa oferta religiosa-laboral de Felipe Calderón y Genaro García Luna. ¿Quiere ganar unos cuantos pesos y obtener licencia para matar? Ya la hizo: haga cita en GL Productions, o en Televisa, que para el efecto es lo mismo.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, del reparto del PIB entre los mexicanos (fórmula descrita líneas arriba), favor de descontar el 12.5 por ciento, porque ya está apartado y acaparado: 7 puntos porcentuales para Slim solito, y el resto para los otros nueve empresarios Forbes (incluido Joaquín El Chapo Guzmán), a quienes no les tocan 8 mil 960 dólares (los de Cordero), sino 125 mil millones de billetes verdes que con el sudor de su frente modestamente han reunidos en los últimos años (del neoliberalismo) en este país de ingreso mediano alto.