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El pintor presenta la exposición Cartas de viaje en la galería Hilario Galguera

Daniel Lezama explora miradas extranjeras que aman a México

Muchos visitantes se dejaron seducir por el país y luego lo conquistaron, expresa a La Jornada

Busco desarrollar la imagen más compleja, con capacidad alegórica, simbólica o metafórica

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Las tres gracias de Zanzíbar, 2009, óleo sobre lino de Daniel Lezama, que forma parte de la exposición de 16 cuadros reunidos en Cartas de viaje, montada en el recinto de calle Francisco Pimentel 3, esquina José Rosas Moreno, colonia San RafaelFoto cortesía de la galería Hilario Galguera
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Otros incidentes de viaje a Yucatán, 2011, óleo que forma parte de la exposición Cartas de viaje.Foto cortesía de la galería Hilario Galguera
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de mayo de 2011, p. 4

Las realidades por demás inquietantes que el artista Daniel Lezama plasma en sus obras ahora integran Cartas de viaje, exposición pictórica que presenta en la galería Hilario Galguera, la cual gira en torno a las miradas extranjeras que aman a México.

Si el tema de los viajeros se metió en Lezama, obedece a que se relaciona con su biografía personal. Hijo de mexicano y estadunidense, a raíz de su muestra Madre pródiga –montada hace tres años en el Museo de Arte de Zapopan–, el crítico de arte Erik Castillo se refirió a él como un artista viajero, en el sentido de que había viajado mucho de niño, de Texas a México, por razones familiares, y que era un mexicano que veía al país desde fuera estando adentro. Esta identificación es la que me permite acercar a estos viajeros de esta manera tan emocional y empática, expresa Lezama.

Los comentarios de Castillo detonaron en el pintor el pensamiento de que “como mexicanos estamos rodeados de muchísimos actos artísticos y amorosos de personas que vinieron y amaron a México, se dejaron seducir por el país y, a su vez, lo conquistaron en el sentido de que su visión moldeó muchos de los formatos de la visión nacional.

“No podemos pensar realmente en la independencia de México cultural y emocionalmente sin Alexander von Humbolt, por ejemplo; ni en la estética posrevolucionaria del siglo XX sin pensar en Sergei Eisenstein y su filme ¡Qué viva México! Curiosamente la visión amorosa del que llega a México genera imágenes o metáforas visuales de las que se apropia el mexicano.

“Esto es visible, inclusive, en la literatura con Malcolm Lowry, o en cómo las academias mexicanas de pintura en el siglo XIX respondían a pintores como Thomas Egerton, Johannes Mortiz Rugendas, Eduardo Pingret, los costumbrismos.

“La visión –prosigue Lezama– se forja por medio de miradas extranjeras que aman a México. Lejos de imponer sus visiones o prejuicios, se entregan a una visión local de una forma que aquí tal vez por sus propias problemáticas con la identidad no se había atrevido o querido tocar en esa era de la forma que necesitaba el país.”

La mayoría de los 16 cuadros se refieren a viajeros que llegaron a México, aunque también se evocan narrativas de sir Richard Francis Burton (Las tres gracias de Zanzíbar, 2009), famoso por sus exploraciones en Asia y África. Las obras, todas al óleo, reflejan una seria investigación del tema.

Respecto de México, el entrevistado expresa que sí hubo muchas cosas que ya conocía, que lo habían fascinado desde hacía muchos años, “de pinturas referidas a lugares y situaciones que me sorprendieron siempre. Claro, me fui metiendo y viendo más, aprendiendo quiénes eran las personas que ubicaba en esas imágenes.

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Daniel Lezama durante la entrevista Foto José Antonio López

“Hace dos años leí la novela de (Mario) Moya Palencia El México de Egerton (1831-1842), que me marcó mucho porque estamos hablando de una historia verdaderamente trágica. Luego, está la historia de Rugendas, que es encarcelado aquí por sus opiniones políticas.”

La exposición se inicia en el patio de la galería, donde se ha colocado el monumental óleo, de 320 x 480 centímetros, Otros incidentes de viaje en Yucatán (2011), que reinventa las crónicas de John Loyd Stephens y Frederick Catherwood en la selva maya. Entre los viajes reales o imaginarios que relatan los cuadros en Vincent y Paul en América (2004), Lezama especula sobre el periplo que Van Gogh y su amigo Gauguin nunca pudieron hacer.

Repertorio de imágenes

–Pictóricamente hablando, ¿en qué momento está?

–La parte técnica, física, de la pintura es un proceso que se elabora lentamente, en el cual uno no tiene mucha injerencia en términos de cómo la desarrollas.

Sí se va desarrollando con el tiempo, lo veo, pero no lo concientizo. Lo que sí es consciente es la intención de desarrollar la imagen más compleja, más rica, más significativa, con una capacidad alegórica, simbólica o metafórica, es decir, construir la imagen es la parte a la que me he abocado. Este grupo de obras es para mí un proceso de expansión de mi construcción de imágenes, de mi caja de herramientas, de mi repertorio de imágenes.

Para Lezama el trabajo artístico sirve para hablar de “lo que no está a la vista. No por ánimo rebelde, sino porque nuestro trabajo como artistas es de alguna forma recordar y tomar en cuenta lo esencial.

“Si uno percibe lo que los medios le presentan es superficial, frívolo, vano o le plantea un mundo donde las realidades esenciales de la existencia humana no están presentes, entonces, lo que trato de ofrecer es un mundo donde esas realidades sí estén presentes.

A veces tiene que ver con la historia porque hay una fuente en el pasado donde podemos ver lo primario en la humanidad a la vista. Me puedo imaginar un mundo donde todo esto está a la vista. Es una forma de ensoñar un mundo donde eso puede estar a la vista en el futuro.

La exposición Cartas de viaje, de Daniel Lezama, concluirá exhibición el 26 de agosto en la galería Hilario Galguera (calle Francisco Pimentel 3, esquina José Rosas Moreno, colonia San Rafael).