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La policía sólo intervendrá en caso de altercados; disolver mítines, exige la derecha

Ratifican prohibición de movilizaciones ciudadanas altos tribunales de España

Los indignados invitaron a ejercer nuestro derecho a la reflexión colectiva y emitir un grito mudo

Se extienden plantones a unas 150 ciudades españolas; protestas solidarias en 80 localidades del mundo

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Decenas de miles de enfadados andaluces protestan en el Metropol Parasol de Sevilla contra la crisis económica por la que atraviesa EspañaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 21 de mayo de 2011, p. 22

Madrid, 20 de mayo. Cientos de miles de personas en al menos 150 ciudades de España y en otras 80 distribuidas en el mundo emitieron hoy un grito mudo y comenzaron una reflexión colectiva para repudiar el actual modelo político y económico, en una jornada en la que el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional ratificaron la decisión de la Junta Electoral Central de no permitir movilización alguna previa a las elecciones municipales del próximo domingo.

En la madrileña Puerta del Sol, el epicentro de la revolución de los indignados, una vez finalizado un minuto de silencio que simbolizó el final de una era, al menos 100 mil personas entonaron durante más de 10 minutos, y con los brazos en alto, El pueblo unido jamás será vencido.

El Tribunal Supremo rechazó después de cinco horas de deliberaciones un recurso presentado por Izquierda Unida contra la resolución de la Junta Electoral Central para acallar las protestas que comenzaron el 15 de mayo (15-M), al considerar que los manifestantes no son parte interesada y que por tanto no pueden representar a las partes afectadas.

El Tribunal Constitucional no admitió el recurso de Izquierda Unida porque se encontraba cerrado el registro y, además, debido a una falla en el procedimiento de un abogado de Murcia, que acudió a ese órgano judicial.

Los fallos judiciales provocaron nerviosismo en los organizadores de la protesta ciudadana, ya que desde el conservador Partido Popular hasta los medios de comunicación afines se exigía al gobierno que cumpliera la ley y garantizara el derecho de los ciudadanos a una jornada de reflexión sin sobresaltos. Es decir, que en caso de concentración pública actúe policialmente y la disperse.

Frente a las presiones de las fuezas de derecha, el presidente del Ejecutivo español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, advirtió que el gobierno actuará con inteligencia y que por tanto no nos asustan, nos comprometen las protestas ciudadanas.

Por su parte, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, advirtió a la opinión pública que aplicaría la ley de forma proporcional, pues la policía no está para crear problemas sino para resolverlos. Además se basó en un informe de la Abogacía del Estado, en el que se recomendaba una actuación policial de dispersión exclusivamente cuando se registraran altercados.

Los representantes de la plataforma Democracia Real Ya sólo se limitaron a invitar a la gente a ejercer nuestro derecho a la reflexión colectiva y, si se da el caso, emitir un grito mudo con la boca tapada con una cinta para denunciar las razones de nuestra indignación.

Los activistas también fueron muy firmes en recomendar que la concentración ciudadana no se convirtiera en un botellón, y llamaron a no beber alcohol durante la jornada de reflexión.

Poco antes de las 12 de la noche, al vencer el plazo impuesto por la autoridad electoral para que cesen las movilizaciones, las plazas se llenaron de gente con la boca tapada, que guardó un minuto de silencio. Así lo hicieron en la Puerta del Sol de Madrid más de 60 mil personas, y en la plaza de Cataluña de Barcelona más de 45 mil, mientras en la rebautizada plaza del 15 de mayo de Valencia también varias decenas de miles de personas iniciaron la reflexión con camisas blancas.

Málaga, Bilbao, San Sebastián, Cáceres, Granada, Santiago de Compostela, La Coruña y Gijón, entre otras ciudades, fueron escenarios de protestas similares. Un movimiento que se puede seguir en el portal www.soltv.tv.

En todas ellas se recordó el origen del movimiento ciudadano, sobre todo la grave situación en la que se encuentra el país después de la crisis financiera y económica internacional. Se reiteró la indignación por los sucesivos recortes en el Estado del bienestar y la degradación del empleo y los servicios públicos, además del repudio a la corrupción endémica de las instituciones y los partidos políticos españoles, que tienen sólo en estos comicios 115 candidatos imputados en sus listas.

Por eso entre las consignas y lemas había, entre otras, No tenemos casa, nos quedamos en la plaza, Un mundo mejor es imperativo, Sol ya lo tenemos, ahora vamos por la Luna, Nos sobra demasiado mes para llegar a fin de sueldo, Ya no somos la voz dormida y No es un sueño, no es utopía. Esto es... el comienzo de una nueva era.

Y otras consignas más reivindicativas, como La libertad se conquista, no la dan, Hay momentos en la historia en que la indiferencia es criminal, Nuestros sueños no caben en las urnas o Nuestros padres lucharon contra la dictadura franquista, nosotros por la democracia.

Esta amalgama de reivindicaciones se fundieron en una sola cuando la manecilla del reloj marcaba las 12 de la noche. Entonces todos gritaron con las manos en alto, en señal de que esas son nuestras armas, que el pueblo unido jamás será vencido. Y advirtieron en coro: No nos moverán y un sí se puede.

Mientras, los partidos políticos finalizaron la campaña de cara a las elecciones en las que el próximo domingo se decidirán los gobiernos de la mayoría de los municipios de España y de varias comunidades autónomas.

Antes de que surgiera la revolución de los indignados se vaticinaba un triunfo aplastante del derechista Partido Popular, sobre todo por una abstención masiva del tradicional votante de izquierda desalentado. Ahora todo está más confuso y el nerviosismo se instaló en los búnkers de los partidos políticos, que tuvieron que cambiar el guión de su estrategia y en gran medida su mensaje para intentar contrarrestar esta ola de hartazgo e indignación.