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Las directoras Lynne Ramsay y Julia Leigh hicieron despegar la competencia del festival

Las mujeres, estrellas absolutas de la jornada de ayer en Cannes

La británica presentó We Need to Talk About Kevin, sobre la relación de una madre con su hijo, quien comete una masacre

Sleeping Beauty, de la australiana, se basa de manera flotante en un libro de Gabriel García Márquez

Angelina Jolie presentó Kung Fu Panda 2

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De izquierda a derecha, las actrices Rachel Blake y Emily Browning, junto a la directora de Sleeping Beauty, Julia Leigh, en la presentación de la cinta en el 64 Festival Internacional de CannesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 13 de mayo de 2011, p. 9

Cannes, 12 de mayo. Las mujeres se convirtieron hoy en las estrellas absolutas del Festival de Cannes, donde Angelina Jolie presentó Kung Fu Panda 2, Emily Browning brilla en Sleeping Beauty y Tilda Swinton deslumbra como madre en We Need to Talk about Kevin.

Jolie, en medio del despliegue mediático en Cannes, compareció hoy con Jack Black y Dustin Hoffman para presentar en un acto al margen del certamen la nueva película de animación de Dreamworks, Kung Fu Panda 2, en la que ella interpreta a Tigresa, que ayudará a Po, oso panda protagonista (Black), a encontrar a sus verdaderos padres.

La actriz, madre de seis hijos, tres de ellos adoptados, comentó que en su familia se habla muy abiertamente y los términos orfanato o padres biológicos, tienen significado positivo. No es un problema, explicó.

La actriz llegó a Cannes acompañada por su familia, incluso su pareja, Brad Pitt, quien el lunes presentará a concurso Tree of Life, de Terrence Malick.

Amor de madre

En la competencia oficial dos mujeres han sido las que han hecho despegar el festival: la británica Lynne Ramsay, quien dirige We Need to Talk About Kevin (Necesitamos hablar de Kevin) y la escritora australiana Julia Leigh, quien debuta como cineasta con Sleeping Beauty.

Ramsay, autora de la celebrada Morvern Callar, explora la relación madre-hijo inspirándose en la premiada novela homónima de Lionel Shriver, en la que un adolescente comete una masacre.

Swinton encarna a una madre con sentimientos ambivalentes hacia su hijo, quien ya de pequeño era irritante y difícil. En rueda de prensa, la directora comentó que ella vivió en casa la compleja relación de su madre con su hermano. No importaba cuán mal él se portaba con ella, ella siempre estaba ahí para él.

En este drama, protagonizado por John C. Reilly, quien da vida al padre de la familia, y Ezra Miller, el adolescente, la directora plantea ese sentimiento de obligación que sienten muchas mujeres respecto de la maternidad, y muestra a una madre que se siente ajena a su hijo, que acaba sometida a su voluntad desde pequeño y que se siente culpable por lo que ha hecho. Que una madre no quiera a su hijo es uno de los últimos tabúes, dijo el coguionista Rory Stewart, quien además es esposo de la directora.

Aunque la masacre planea sobre toda la película, Ramsay no muestra una sola gota de sangre; en rueda de prensa aseguró que no quería hacer una película sobre hechos sangrientos, sino indagar en esa relación entre madre e hijo, donde no todo es blanco o negro.

Heroína amoral y sumisa

El erotismo entró el jueves en el Festival de Cannes con el filme Sleeping Beauty (Bella durmente), opera prima de la australiana Julia Leigh, inspirado de manera lejana en Memorias de mis putas tristes, el libro más reciente del colombiano Gabriel García Márquez.

La protagonista del desconcertante filme de Leigh, que se estrenó este jueves en Cannes, es Lucy, joven estudiante que necesita dinero y se ve envuelta en una extraña red de bellas durmientes.

La película, una de las 20 que concursan por la Palma de Oro, reposa en la actuación de la bella actriz Emily Browning, quien da vida a una heroína al parecer amoral y sumisa, dispuesta a aceptar todo lo que le proponen. La historia que cuenta Leigh es un cruel cuento de hadas donde entran muchos fantasmas y miedos, como prestarse para experimentos de laboratorios médicos, tomar drogas desconocidas, prostituirse jugando a cara y sello o dejarse manosear por viejos señores.

Leigh reconoció en rueda de prensa en Cannes que su largometraje está inspirado, de manera lejana, flotante, en la novela del Premio Nobel de Literatura colombiano, así como en La casa de las bellas durmientes, del japonés Yasunari Kawabata.

Por supuesto que he leído a Kawabata y a García Márquez, dijo Leigh en la rueda de prensa tras el pase de su filme, que desconcierta por el carácter clínico y teatral de su erotismo.

Mi historia es un cuento de hadas que trata de las relaciones entre hombres de edad que buscan el comfort con jóvenes muchachas, explicó la joven cineasta, con estudios universitarios en filosofía y literatura.

Ese es un tema presente en la Biblia, en la literatura. Dicen que Gandhi sometía a prueba su castidad durmiendo con jóvenes. Hay novelas célebres que cuentan historias de hombres viejos que pagan por dormir con muchachas sin penetrarlas, sin tocarlas, dijo en la rueda de prensa.

Es difícil decir de donde me vino la inspiración. La historia se me ocurrió en forma de cine, pero todo viene del mismo lugar: de la sensibilidad, de lo que he leído, de lo que me cuentan, de lo que he vivido. Es necesario, eso sí, que el tema sea singular, declaró la realizadora.

En la literatura se trabaja con el tiempo, con la noción de duración. Uno quiere que el lector, al pasar la página sig,a leyendo, descubriendo la historia. En el cine deseo sorprender al público todo el tiempo, me gusta que haya suspenso, que no se sepa lo que va a ocurrir después, añadió.

La actriz Emily Browning, quien pasa desnuda buena parte de la película, dijo en la rueda de prensa que se había preparado para su papel meditando y nadando mucho en el mar.

Me gustó mucho el guión, aunque me sentí incómoda al leerlo por primera vez. Me conmovió el papel que me proponía Julia. Fue un desafío, señaló.

Vivo en Melbourne, y la película se rodó en Sidney. Entonces me sentía aislada, sin amigos, lo que fue bueno para el personaje. Estaba ahí como una ermitaña, me bañaba en el mar, meditaba, explicó.

En las escenas eróticas no estaba perturbada. Meditaba durante esas escenas. En la vida cotidiana soy muy cobarde y ansiosa, y por eso durante el rodaje me decía que tenía que ser valiente. El guión me ayudaba, añadió.

Relaciones imposibles

Julia Leigh, quien trata en su película las imposibles relaciones de amor entre hombres y mujeres, aclaró que no se consideraba feminista.

“Creo en el amor. Pero el personaje de Lucy es el de una joven sin límites, quizás sumisa y perversa por provocación, una inadaptada que piensa: ‘¿por qué hay que adaptarse?’”, dijo.

Está en contra de las convenciones, quiere perturbarlas, organiza su vida decidiendo a veces como si lanzara al aire una moneda: ¿cara o sello? No puedo resumir en pocas frases lo que deseaba explorar en esta película. Es algo difícil de explicar, y no sé si sea conveniente, añadió.

Después de que escribí mi primera novela sentí como si hubiera quedado muy expuesta. Tenía como una pesadilla: me filmaban mientras dormía, reveló. Leigh fue asesorada en Sleeping Beauty por la galardonada directora neozelandesa Jane Campion (El piano, Un ángel en mi mesa, Bright Stars).

Campion leyó el guión, me estimuló, me enseñó muchas cosas, me ayudó a la hora del montaje, concluyó la realizadora.