Hacen agua las finanzas de la ciudad
Basura y justicia, botones de muestra
as finanzas del gobierno de la ciudad parecen estar en crisis.
Los problemas empiezan a mostrarse en diferentes ámbitos de los servicios que el gobierno debe a sus ciudadanos, y si la gestión hace agua, las cosas no parecen ir bien, y necesariamente impactarán el funcionamiento de la administración.
El gobierno de la ciudad no tiene por el momento, eso se ha dicho, para cubrir un adeudo de 130 millones de pesos a las 15 empresas que se encargan de trasladar la basura de todo el Distrito Federal, que se concentra en 13 centros de transferencia al relleno sanitario del Bordo Poniente, donde se deposita aún ahora, pero que será cerrado en breve.
Esa situación ya enfrentó un paro o retraso en la distribución del desperdicio que impidió que los camiones recolectores cumplieran con su labor, y en varias partes de la ciudad fue evidente que el servicio falló, con las consecuencias que esto trae y que molestan sobremanera a la ciudadanía.
De igual manera, en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, sus trabajadores están a punto de ir a una huelga porque el organismo se niega, por falta de presupuesto, a darles un aumento salarial que se les negó en el último año, y aunque no corresponde al gobierno central la administración de los dineros del tribunal, lo que parece cierto es que los manejos financieros no van por buen camino.
Y es aquí donde debemos detenernos. La información que se tiene de ese tribunal, a cargo de Édgar Elías Azar, señala que el organismo ha gastado buena parte de sus recursos en adecuar, por ejemplo, las salas en las que se tendrán que efectuar los juicios orales a que obligan las reformas al Código Penal, argumento que se ha dado a los trabajadores para tratar de explicar la imposibilidad de ofrecer siquiera un mínimo aumento.
Hasta no hace mucho, por ahí de 2007, con los recursos generados por el pago de fianzas se creó un fondo que acumulaba entonces cerca de 2 mil millones de pesos, fondo que, para aquellas fechas, según se dijo, tendría que haber sido utilizado en el pago de bonos y otros estímulos, principalmente a los magistrados de ese organismo.
Ese fondo no era auditable ni rendía cuentas a nadie, por lo que su asignación era absolutamente discrecional. Una cantidad de ese tamaño, que en 2007 era mayor al presupuesto otorgado a la Secretaría de Gobierno de la ciudad, tendría que estar ahora en manos del organismo y bien podría ser utilizado en atender a los empleados del TSJDF, que como muchos otros trabajadores han visto mermado su poder adquisitivo por los aumentos que ha registrado el mercado en todo el país.
A esto debe agregarse que los salarios de cada magistrado rebasan los cien mil pesos mensuales, cifra muy lejana a las percepciones que obtiene un trabajador por su labor en ese organismo. Como que es la administración la que falla de todas formas.
En fin, la cosa es que para el próximo viernes los empleados del tribunal podrían ir a un paro de labores. Hasta ayer por la noche las autoridades del TSJDF no habían realizado ningún ofrecimiento a los empleados, y eso del paro cada vez parece lograr mayor fuerza si antes no hay una respuesta mínima, cuando menos, a los reclamos de los trabajadores.
Una cosa sí es segura: el presidente del tribunal, Édgar Elías Azar, no recibirá el apoyo de la televisora a la que le hizo el favor, desde alguna de las salas de ese órgano judicial, de liberar la orden para que se detuviera a la señora Paula Cusi. Ni modo, así son las cosas.
De pasadita
¿Hasta dónde querrá llevar la rectora Orozco el conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México? Gobernarla desde el conflicto permanente no parece la mejor solución para nadie, menos para la institución. ¿Lo entenderá?