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El amante, obra de Harold Pinter, presenta temporada en el teatro Santa Catarina

A escena, el microcosmos de tedio, amor, poder, sexo y perversiones en la pareja

Ella necesita sacar la pasión y él busca la parte más doméstica, dice la directora Iona Weissberg

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Ensayo del montaje cuya temporada se desarrolla en el teatro de la UNAM, en CoyoacánFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de mayo de 2011, p. 6

Sarah se ve con otro hombre y su esposo lo sabe y lo acepta. ¿Vas a ver hoy a tu amante?, le pregunta Richard. . Por su parte, él suele encontrarse con una prostituta, y de igual modo ella lo asume. Aunque en un momento determinado surge el reclamo: ¿Quién buscó amante primero? , es la respuesta de ambos.

Las escenas transcurren en el teatro Santa Catarina, durante un ensayo de El amante, del dramaturgo británico Harold Pinter (1930-2008), premio Nobel de Literatura 2005.

Son dirigidas por Iona Weissberg, quien indica a los actores Marina de Tavira (Sarah) y Antonio Rojas (Richard) que repitan, una y 10 veces más, esos y otros momentos de la obra, escrita en 1963, una de las primeras de Harold Pinter.

Las escenas son uno de los guiños juguetones del dramaturgo para explorar el microcosmos de las relaciones de pareja: tedio, amor, poder, sexo, control, erotismo, competencia, perversiones, derechos, obligaciones, reformulación de acuerdos implícitos.

Sin embargo, la situación de los personajes podría, quizá, ser una fantasía acordada por ambos. Pero entonces, tal vez, existiría el riesgo de que el juego se asumiera como cierto y ambos se extraviaran de sí mismos. Cosas de las parejas, del teatro y del propio Pinter.

Homenaje a Eugenio Toussaint

En un receso del ensayo, Weissberg considera en entrevista que en El amante se plantean cuestiones que podrían ir más allá de lo que comúnmente se cree.

En este matrimonio, que es absolutamente convencional y tradicional, es ella la que necesita ese juego para sacar la pasión y tener sexo de maneras más interesantes con un hombre que le parezca más excéntrico. Y él busca la parte más doméstica.

Hay, agrega, un juego de poder muy cabrón entre ellos. Esta percepción de Weissberg fue algo muy instintivo, aunque le daba mucho miedo, porque nunca se hablaba de ello cuando se referían a Pinter.

Eso es lo que a mí me está diciendo Pinter como mujer. Pensé que era una desviación o una lectura muy particular que estaba haciendo como directora. Se trata de un texto muy abierto, esa es mi lectura y se vale.

Más que una lectura sicológica, social o cultural, la también profesora universitaria percibe en El amante una perspectiva política. Es más un equilibrio de fuerzas, tiene más que ver con quién lleva la voz cantante y quién decide qué se va a hacer.

Sí, dice Weissberg, en los años 60 del siglo pasado el papel de la mujer en los países desarrollados era mucho más tradicional que ahora, pero la realidad es que en muchos lugares eso continúa.

Acerca de su labor con ambos personajes, señala: Trabajé muchísimo una estilización, que va desde la actuación que se daba en los 50 hasta el juego con los amantes, que es una cosa muy melodramática y explosiva, en el que ya se apunta que el juego no sólo es en la cama, sino en general. El melodrama que hacemos es una farsa, una chunga total.

Al final, resalta que en la música de jazz, compuesta especialmente por Mario Santos para esta versión de El amante, se incluye una pieza de Eugenio Toussaint, como un homenaje póstumo, pues él iba a musicalizarla originalmente.

La temporada de la obra concluirá el 3 de julio en ese teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México, ubicado frente a la Plaza de Santa Catarina, cerca del centro de Coyoacán. Funciones: jueves y viernes, 20 horas; sábados, 19 y domingos 18 horas.