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En 2002, Sábato y Saramago enviaron una carta a este diario para condenar al gobierno de Fox

He luchado siempre para que las pobres gentes sean consideradas seres humanos

Durante su trabajo como presidente de la Conadep, el autor de Sobre héroes y tumbas redactó un informe cuyo resultado le hizo sentir que la justicia no está tan perdida como se cree

 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de mayo de 2011, p. 4

El 8 de septiembre de 2002, Ernesto Sábato, quien falleció este sábado, signó junto con José Saramago una carta dirigida a este diario en la que ambos expresaron su desazón y desacuerdo ante la resolución dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declaró improcedentes 322 controversias presentadas contra la reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas.

En esa misiva, los escritores externaron su irritación por lo que consideraron una bofetada más de desprecio a los indios de México, y una página negra en la historia nacional.

Además, apuntó en aquella ocasión el editorial de La Jornada, ambos reprocharon abiertamente al Estado mexicano y al presidente Vicente Fox su ominosa postura contra los pueblos originarios de la nación, a los que han negado –en todas las instancias ejecutivas, legislativas y judiciales de la federación– sus legítimos reclamos históricos.

En la carta, ambos autores –ahora fallecidos–, afirmaron que el gobierno de Fox aprovecharía el fallo judicial –parte de una estrategia sistemática de discriminación y olvido que, desde numerosas instituciones y estamentos políticos, se practica contra los pueblos indios– para mantener la exclusión de las comunidades indígenas.

El breve texto subraya: Los indios de México que, como todos sus iguales de América, vienen sufriendo a lo largo de la Historia las peores afrentas y las peores humillaciones, acaban de recibir una bofetada más de desprecio. Se la han dado precisamente quienes tienen el deber de defenderlos y velar por sus intereses y necesidades: el Estado de México, el gobierno de México, los tribunales de México. Es una página negra la que acaba de ser escrita.

“La historia –puntualizan– no se olvidará de registrar que el presidente Fox y su gobierno fueron mandantes de un tremendo error judicial. Ahora tienen la palabra los indios de México”.

Ese es sólo de unos ejemplos que dimensionan el perfil humanista y político del autor de El túnel, quien se declaró de izquierda, que siempre defendió la justicia social, y como tal sostenía que el principal reto de la humanidad actual es el de la solidaridad: He luchado siempre por la gente común, para que las pobres gentes sean consideradas seres humanos, dijo en una conferencia de prensa en 1998, durante la que destacó asimismo que a la democracia hay que cuidarla para que se fortalezca, porque es el mejor régimen.

Durante una entrevista en 1989, en Madrid, Sábato sostuvo que la libertad no se instaura de golpe y para siempre con una simple elección: es un bien que hay que conquistar día a día, sobre todo en este mundo en que vivimos.

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Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado, escribió en testamento literario, Antes del fin

En esa conversación, el escritor calificó como crímenes de lesa humanidad los cometidos por las dictaduras argentina y uruguaya.

Se podría perdonar, como hace la Iglesia, cuando el culpable reconoce su culpa. Pero no sólo no ha habido de parte de ellos reconocimiento de culpa sino que, por el contrario, se han enorgullecido una y otra vez de lo que hicieron, con el argumento de que así terminaron con la subversión terrorista. Pero terminaron remplazando un terrorismo por otro peor, dijo el autor.

Otro de los discursos que sobresalen en la trayectoria de Ernesto Sábato es el que dio cuando recibió el premio Planeta Argentina, el cual, en multitudinaria ceremonia, dedicó a los desposeídos.

En ese acto se pronunció en favor de la justicia social y de la condición humana, y agradeció a quienes le brindaron el reconocimiento definiéndolos como mucho más generosos que los seres con grandes fortunas.

Contra la dictadura

El escritor participó, como presidente, en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), encargada de investigar y redactar un informe acerca de los crímenes cometidos por la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. Un resumen del documento final de la comisión se publicó con el título Nunca más.

En 1998, durante un encuentro en Asunción con su amigo el escritor Augusto Roa Bastos, publicado a manera de entrevista por un diario local, Sábato se refierió a ese informe: Objeté mucho el indulto, porque, después de ese gran trabajo que hicimos con la comisión, era como quedar en la nada.

Los militares, agregó, estaban condenados ya, y que se haya encarcelado a Jorge Rafael Videla y la posibilidad del encarcelamiento de otros me hizo sentir que la justicia no está tan perdida como se cree. Las dictaduras simulan que son regímenes para limpiar un país. Pero con esa clase de limpieza, donde los que limpian tienen, además, los bolsillos llenos... ¡Dios mío!

Parte fundamental del pensamiento de Ernesto Sábato está consignado en su libro de memorias Antes del fin, al que consideró su testamento literario, y que se negaba a escribir por su desencanto con la sociedad y el futuro en un mundo donde la globalización hace de lado al ser humano.

En ese volumen escribió: “Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado (…) Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos”.