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Bajo la Lupa

El lavado de dinero del canciller israelí Avigdor Lieberman

E

l editorial del rotativo israelí Haaretz (15/4/11) resume adecuadamente los avatares de Avigdor Lieberman, canciller, viceprimer ministro del gobierno Netanyahu y líder del partido ultrarracista Ysrael Beitenu: Es inconcebible para el Estado de Israel estar representado internacionalmente por una persona que es vista por su propio procurador general como un defraudador serial, un tramposo (sic), un lavador de dinero y un hostigador de testigos, quien urdió y concretó, durante años y por conducto de varios continentes (sic), una serie de delitos punibles con un encarcelamiento de largo plazo.

No se podía esperar menos de quien fuera guarura de cabarets (no es broma) y acumuló en su meteórica carrera política relevantes cargos como ministro de Asuntos Estratégicos (¡súper sic!), de Transporte (sic) e Infraestructura (¡extra-sic!) Nacional. ¿El lavado de dinero de Avigdor Lieberman forma(ba) parte de la agenda subrepticia del Ministerio de Asuntos Estratégicos (sic) de Israel? La investigación criminal lleva más de 15 años y lo inculpa de haber blanqueado dinero mediante empresas trianguladas en Chipre y en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes (en el mar Caribe).

Avigdor Lieberman (quien cambió su nombre Evet Lvovich por Avigdor) es oriundo de Kishinev (ex URSS, hoy Moldovia) y fundó el partido ultrarracista Yisrael Beitenu, tercero en importancia y básicamente conformado por sionistas jázaros (de origen mongol conversos a la religión judía, es decir, que no son genéticamente semitas). Otro fraude más en el haber criminal de Avigdor Lieberman y su ultrarracista partido: los soviéticos sionistas jázaros que colonizaron Israel no son semitas ni pueden demostrar genéticamente que sus antecesores vivieron en Palestina, a diferencia de los muy respetables sefarditas que son primos hermanos de los árabes. Recomiendo al respecto el libro El invento del pueblo judío (Verso 2009, Londres) del historiador Shlomo Sand, de la Universidad de Tel Aviv.

La relevancia radica en la masiva colonización de Palestina por los sionistas jázaros de la ex URSS, alrededor de un millón, lo cual alteró el equilibrio demográfico interno entre sefarditas (los auténticos semitas) y los ashkenazis (judíos conversos no semitas). Este punto nodal coloca en la picota toda la polémica ley del retorno que alimenta la colonización israelí de los ocupados territorios árabes. Dejaremos de lado la exagerada violencia intrínseca de Lieberman (confesó hace 10 años haber golpeado a un niño israelí de 12 años), así como su arabofobia, sumada ahora de iranofobia, para centrarnos superficialmente en su presunto lavado de dinero que va desde los sobornos del empresario israelí-austriaco Martin Schlaff, pasando por las lubricaciones de Michael Cherney a la compañía blanqueadora Path to the East, hasta la consultoría mafiosa ML1 de su hija Michal Lieberman, su única e indivisa propietaria (smh.com.au, 20/2/09).

El macabro historial del israelí-uzbeco Michael Cherney, presuntamente vinculado con la mafia rusa de origen sionista jázaro (viene en la lista negra de Interpol y no puede ser extraditado debido al unilateral blindaje judicial israelí), pretende ser diluido mediante la seudo-filantrópica Fundación Michael Cherney, consagrada a la seguridad (sic) de Israel y el combate al terrorismo.

Las conexiones del empresario israelí-austriaco Martin Schlaff, anterior espía de Stasi (transfirió los fondos públicos de Alemania del este a Liechtenstein inmediatamente a la caída del Muro de Berlín), son para erizar los cabellos. Propietario del banco Sygma en el paraíso fiscal de Liechtenstein, su socio Solomon Obstfeld (otra fichita), del rito ortodoxo hasídico y mandamás de una financiera de membrete LH Financial (con personal variable de uno a cuatro empleados), fue extrañamente arrojado del piso 19 de su apartamento en Nueva York (NYDailyenews.com;18/6/10).

Lo trascendental: los negocios submarinos de Martin Schlaff, uno de los hombres más ricos de Austria, pasan por sobornos cupulares a la familia del ex primer ministro Ariel Sharon (quien cayó en coma 24 horas después de que se exhumaron sus millonarias lubricaciones), al ex primer ministro Ehud Olmert y al viceprimer ministro Lieberman, lo que obliga a profundizar sobre los mafiosos vínculos estatales y trasnacionales orgánicos de los mandatarios de Israel (Arutz Sheva: 3/1/06 y 24/1/08; Haaretz: 7 y 13/9/10 y 22/12/10). ¿Cuál habrá sido el papel matricial del Mosad en todas estas intersecciones lujuriosas desde Nueva York hasta Viena y cuyos presuntos vínculos ya han sido espeluznantemente expuestos por la perturbadora criminalidad de otro lavador, Bernie Madoff (cuyo hijo Mark se suicidó), al unísono de su alma gemela: la mafiosa israelí-austriaca Sonja Kohn (ver Bajo la Lupa,15/10/10)?

A cada quien su interpretación sobre la exhumación criminal después de largos 15 años de Lieberman, quien, a nuestro juicio, se ha vuelto una pieza desechable tanto para el propio premier Netanyahu como para las presuntamente mafiosas redes trasnacionales de Israel donde pululan financieros, físicos nucleares y filántropos.

El lavado de dinero, como los genocidios, está flagrantemente politizado por los gobiernos, ya no se diga por los organismos internacionales. No pocas veces las supuestas revelaciones estrujantes forman parte de una nueva coreografía que no transforma el drama invariable de la escenografía del crimen organizado trasnacional en colusión con las más altas jerarquías estatales. ¿Por qué se expone hasta ahora (Ed Vulliamy, The Guardian, 3/4/11) lo archisabido sobre el lavado de dinero de los cárteles mexicanos por el banco Wachovia/Wells Fargo (cuarto en la jerarquía bancaria de Estados Unidos), al unísono de nuestras casas de cambio locales, por 128 mil dólares al año (¡y por un solo banco!)?

¿Quiénes son los ex secretarios de Hacienda, verdaderos propietarios triangulados de tales casas de cambio inimputablemente innominadas? ¿Por qué el neoliberalismo itamita de Calderón no se ha atrevido a indagar el lavado de dinero del Cártel de Juárez, expuesto en el fraude de la financiera Stanford (que alcanzó vorazmente a profesores y empleados de FLACSO/México), de cuyo criminal consejo de administración forma(ba) parte Jorge Castañeda Gutman, canciller (one more) del foxismo y connotado aliado del sionismo jázaro (ver Bajo la Lupa, 4/3/09 y 16/12/09)?

Llama poderosamente la atención la exquisita selectividad sobre la implacable persecución del lavado de dinero (que va de la mano con su ocultamiento, como la antimateria complementa a la materia cósmica) que profesa flagrantemente contra Irán y Corea del Norte el israelí-estadunidense Stuart A. Levey, primer subsecretario para el espionaje financiero y el terrorismo del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (The Jewishweek, 1/7/10). ¿Por qué oculta Stuart A. Levey el expuesto lavado de dinero de sus colegas y correligionarios, cancilleres, viceprimeros ministros y primeros ministros desde México hasta Israel? ¿Stuart A. Levey trabaja más para los intereses singulares de Israel que para los de Estados Unidos? ¿Cuál es el verdadero papel de Israel, ya no se diga del sionismo financierista, en el lavado de dinero global?