Opinión
Ver día anteriorMiércoles 6 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Todo muy bien (pero no tanto)

Menor ritmo económico (2011-12)

Para vivir mejor, 1.95% anual

S

i se atiende lo que permanentemente transmite el micrófono oficial, todo marcha muy bien en México, pero –siempre hay cuando menos uno– no tanto si la vista se fija en el documento que el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, recién envió (1 de abril) a la Cámara de Diputados, en el que el gobierno calderonista hace públicas sus proyecciones en materia económica para 2011 y 2012, y de paso confirma las estimaciones que, sobre el mismo tema, han hecho los especialistas del sector privado consultados de forma recurrente por el Banco de México.

De entrada, pues, la economía mexicana crecerá en los años citados, pero no con el ritmo deseado y mucho menos con la velocidad necesaria. En 2011, de acuerdo con las proyecciones de Hacienda, el producto interno bruto avanzaría 4 por ciento, es decir, en una proporción notoriamente menor (27 por ciento) al resultado oficial correspondiente a 2010 (5.5 por ciento), y muy lejana del 6 por ciento anual que como mínimo requiere el país para comenzar a salir del hoyo. Algo similar sucedería en 2012 (4.2 por ciento de incremento del PIB), con lo que el propio Ernesto Cordero reconoce –sin mencionarlo, desde luego– que el resultado económico del calderonato sería el peor en 30 años, sólo superado por el de Miguel de la Madrid (1982-1988).

Las cifras que Hacienda envió a la Cámara de Diputados, y que proyectan el resultado concreto del inquilinaje calderonista en Los Pinos, confirman que la tasa anual promedio de crecimiento económico en el sexenio de para vivir mejor sería de 1.95 por ciento (contra 1.97 por ciento de los especialistas del sector privado consultados por el Banco de México), de tal suerte que en los dos grandiosos gobiernos panistas (Fox-Calderón) la aportación al crecimiento nacional habría sido de 2.1 por ciento como promedio anual, 43 por ciento menos que en el par de sexenios anteriores, los cuales, dicho sea de paso, tampoco se caracterizaron por sus aportes al bienestar de los mexicanos. Como comparativo, vale recordar que en la llamada década perdida (la de los años 80) la tasa anual promedio de crecimiento económico fue de 1.93 por ciento.

El documento enviado por Ernesto Cordero a los inquilinos de San Lázaro lo resume así: se anticipa que durante 2011 el crecimiento del producto interno bruto será de cuando menos 4 por ciento en términos reales, mayor que el incremento de 3.8 por ciento pronosticado en los Criterios Generales de Política Económica para 2011. La revisión a la proyección del PIB se sustenta en perspectivas globales ligeramente más favorables y en que el dinamismo de la economía mexicana durante la segunda mitad de 2010 fue mejor a lo anticipado, con una aceleración en el cuarto trimestre de ese año que se prevé continuará a lo largo de 2011. A pesar de ello, el crecimiento sería 27 por ciento inferior al registrado en 2010, lo que no parece sustentar aquello del dinamismo referido. Y para 2012 el pronóstico prácticamente no varía (4.2 por ciento).

También considera que la expansión en la demanda interna se encontrará asociada a una generación elevada de empleos (se supone que en el sector formal, que apenas alcanzaría para atender, en el mejor de los casos, la mitad de la demanda real de puestos de trabajo), a una mayor disponibilidad de financiamiento y al aumento en la inversión en infraestructura que se espera en el año. Sin embargo, a ojos del sector productivo nacional tal expansión brilla por su ausencia, tanto que los organismos empresariales no quitan el dedo del renglón y exigen al gobierno calderonista medidas concretas ya no para mantener, sino para reactivar, el mercado interno, el patito feo de la supuesta sólida recuperación pregonada en Los Pinos.

A pesar del optimismo oficial y de una aritmética que no termina de cuadrar (4 por ciento de crecimiento en 2011 sería mayor a 5.5 de 2010, porque la estimación oficial se incrementó 0.2 puntos porcentuales, toda vez que la actividad económica es mejor a lo anticipado), la Secretaría de Hacienda advierte que se mantienen elementos importantes de riesgo en el entorno internacional, los cuales podrían llevar a que se moderase la dinámica de crecimiento, así como a episodios de volatilidad financiera a lo largo del año. Los ojos –por no decir la dependencia– del gobierno calderonista están fijos en el comportamiento económico de Estados Unidos.

Por cierto, en el documento de referencia, en el que celebra el aumento en la inversión en infraestructura, no está considerada la Refinería Bicentenario en Tula, Hidalgo. Cuando menos no en lo que Hacienda denomina programas prioritarios para 2012. Entonces, si esta planta industrial no es de primerísima importancia para el país, ¿qué es relevante para la Secretaría de Hacienda?

Para 2011 Hacienda estima que el crecimiento económico del país será “más balanceado entre sus fuentes externas e internas que lo observado durante la primera mitad de 2010, cuando la mayor parte del impulso provino de la demanda externa. Desde el punto de vista sectorial, esto se reflejaría en un crecimiento similar entre los sectores comerciables y no comerciables. El sector productor de bienes comerciables internacionalmente –que incluye a los sectores agropecuario, minero y manufacturero– tendría un avance anual de cuando menos 4 por ciento, comparado con 7.5 por ciento de 2010. El manufacturero tendría una expansión anual de 5.3 por ciento en 2011, proyección consistente con el ritmo pronosticado para la producción industrial en Estados Unidos. Se prevé que el sector de bienes y servicios no comercializables internacionalmente, que agrupa a la construcción y los servicios, crecería cuando menos 4.1 por ciento en 2011, después de que en 2010 se incrementó 4.7 por ciento. La construcción y los servicios tendrían una expansión de magnitud similar de 4 y 4.1 por ciento, en ese orden”.

En fin, todo va muy bien, pero no tanto; a la baja, de hecho, por mucho aparato propagandístico que intervenga.

Las rebanadas del pastel

Qué alivio, qué tranquilidad (sí se violan los derechos humanos, pero nomás tantito): la Secretaría de Gobernación admitió que pudieran estarse dando casos de desapariciones forzadas, aunque no en el número que sugieren el informe preliminar de un grupo de trabajo de la ONU y la Comisión Nacional de Derechos Humanos… Un abrazo para la lectoría, con ella siempre agradecido por su apoyo y aguante.