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Ofrece 90 minutos de música grandilocuente y conmovedora

Sinfonía Varsovia y Penderecki arroban al público en Bellas Artes
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de abril de 2011, p. a12

Transcurrió casi un sexenio para que el compositor y director de orquesta polaco Krzysztof Penderecki, de 78 años, considerado una leyenda viva del arte sonoro mundial, regresara a México. Este sábado ofreció en el Palacio de Bellas Artes, al frente de la Sinfonía Varsovia, de la que es director artístico, un concierto con música de gran calidad.

Otra noche inolvidable como aquella de hace seis años en la Sala Nezahualcóyotl, con esa misma orquesta, la cual fue fundada en 1984 a instancias de Yehudi Menuhin.

Resulta inexplicable la escasa promoción que se le hizo al par de conciertos y que provocó que el teatro no registrara un lleno en sus localidades, al menos en la primera de las dos presentaciones.

Fueron 90 minutos de música grandilocuente y conmovedora, apuntalada por un programa integrado casi de forma exclusiva por autores polacos, entre ellos el propio Penderecki, de quien se interpretaron un par de obras, además de tres piezas de su amigo y compañero generacional Henryk Mikolaj Górecki, fallecido recientemente, y una más de la también ya desaparecida Grazyna Bacewicz.

Las excepciones fueron el ruso Piotr Ilich Chaikovski, con cuya Souvenir de Florencia concluyó esta velada, así como su coterráneo Dimitri Shostakovich, de quien se ejecutó una refulgente y breve pieza como encore, en reciprocidad a las ovaciones con las que el público reconoció la virtuosa actuación de los artistas europeos.

De rostro siempre sereno y apacible, así como mirada profunda y concentrada, Krzysztof Penderecki fue recibido con efusivos aplausos y gritos de bravo.

Acto seguido, abrió el concierto con una obra de su autoría, Agnus dei para orquesta de cuerdas, cuya fino tejido entre misticismo, delicadeza y estremecedor poderío embelesó de inmediato a la audiencia.

El hechizo quedó invocado desde el primer momento por la orquesta eslava y su director.

El climax llegó con las Tres piezas en estilo antiguo de Górecki, furiosas como el oceáno en tempestad, dulces como un beso materno, intrépidas y apasionantes como una suerte de toreo.

Así fue el regreso a México de Krzysztof Penderecki, uno de los más relevantes compositores contemporáneos en el orbe, cuyo catálogo registra lo mismo obras para el movimiento obrero de su país natal que de profundo sentido religioso.