Opinión
Ver día anteriorMartes 29 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Itacate

Danza agrícola

D

esde antes que existieran grupos humanos sedentarios ligados a la agricultura, la danza ha estado presente en ceremonias de petición o agradecimiento por los alimentos.

Entre los distintos pueblos originarios del país, la danza expresa la alegría de vivir; es una oportunidad para la convivencia y también motivo para agradecer los dones y pedir apoyo para las nuevas empresas en el trabajo del campo. Muchas danzas tradicionales están relacionadas con el ciclo agrícola y, por tanto, con la buena cosecha y el abastecimiento de insumos para la alimentación. En especial la milpa y el maíz dan origen a diferentes ceremonias y danzas, con las cuales se reverencia a la naturaleza y, sobre todo, a la madre Tierra.

La siembra de temporal requiere de lluvia uniforme y suficiente, pues el exceso o la falta de lluvia en un periodo amplio pueden afectar el resultado de los esfuerzos de los campesinos para lograr la cosecha. Por esta razón, en las diferentes regiones son veneradas las deidades del viento, el rayo, el agua y la tierra.

Las danzas y ceremonias del maíz son ampliamente difundidas. En la Huasteca, que comprende parte de los estados de Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, como parte de la ceremonia del Chicomexochitl, que se realiza en el ejido de Tamoyón segundo, los integrantes del ejido, hombres y mujeres de habla náhuatl, al lograrse los primeros elotes escenifican una danza en la que cada uno se convierte en planta de maíz. Además aportan elotes de sus milpas para una comida colectiva en la que participan los visitantes.

En la parte de la Huasteca poblana, los ñañús u otomíes y los nahuas de San Pablito, Pahuatlán, escenifican la danza del maíz; se ofrece para que los animales domésticos, las plantas medicinales y las plantas que se utilizan en la alimentación continúen dando sus beneficios a la comunidad. Forma parte de un conjunto de ceremonias para pedir la lluvia y solamente se ejecuta esta danza en temporadas de sequía. Los actores o danzantes son niños y jóvenes señoritas de la comunidad.

Para llegar a la cueva donde está el dios de la lluvia, se hacen tres días de camino. Después de sahumar y purificar el lugar y a los danzantes, se baila el resto de la jornada. Al otro día se hacen tres ofrendas: una se sirve a la una de la mañana y consiste en chocolate, atole de masa y tortillas; la segunda se presenta a las ocho de la mañana y se compone de caldo de pollo con camote amarillo y tortilla, platillo que es muy gustado en San Pablito. Finalmente, hacia las cuatro de la tarde se presenta caldo de pollo con chile o mole de olla.