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Se estrena en la Cineteca Visa al paraíso, sobre la política de asilo del gobierno cardenista

Por tradición, México cobijaba a los perseguidos por sus ideas

El documental destaca la labor del diplomático Gilberto Bosques y de Luis Rodríguez, embajador en Francia, al comienzo de la guerra civil española

Dirige Lillian Liberman

Foto
Gilberto Bosques Saldívar (sombrero) con exiliados en el castillo de Marsella, en una imagen proporcionada por la producción
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de marzo de 2011, p. 8

Cuando comenzó la guerra civil española, el presidente Lázaro Cárdenas dio órdenes de que las embajadas ayudaran a la República Española. En contraste, las democracias europeas dejaron a su suerte a la república, cuenta Fernando Serrano Migallón, especialista en derecho internacional, en el documental Visa al paraíso.

Esta política también se reflejó en que, en la Liga de las Naciones, México fue la única nación que condenó la anexión de Austria por Adolfo Hitler.

Lázaro Cárdenas tenía un proyecto de país que se había forjado en la Revolución, explica en entrevista Lillian Liberman, directora de la cinta.

En este contexto, Cárdenas envió a Luis Rodríguez como embajador en Francia y a Gilberto Bosques Saldívar como cónsul. Bosques se entregó en cuerpo y alma, muchas veces poniendo su vida en juego. Visa al paraíso narra su extraordinaria labor. Rentó dos castillos en Marsella, donde se refugiaron republicanos españoles y judíos europeos que huían del fascismo. Ofreció salvoconductos (la visa Bosques) para que, en barcos rentados por el gobierno mexicano, decenas de miles salieran del país y llegaran a México, pero también a Norteamérica, Sudamérica y Londres.

La historia es narrada por Bosques; por quienes eran niños cuando sus familias llegaron a México con ayuda del cónsul, y por historiadores, entre ellos Friedrich Katz.

Lillian Liberman logró reunir valioso material de la época; destacan las filmaciones del cónsul en los castillos.

Sin ética no hay nada, decía Bosques. Para mí fue un privilegio encontrarme en esa situación; me permitió desenvolverme en la gran causa de la humanidad, señaló. Tenía 100 años cuando fue entrevistado.

Liberman platicó con Bosques hace 19 años. Fueron ocho sesiones de unas dos horas cada una. Con el material de las extensas entrevistas pretendía hacer documentales cortos, pero por falta de fondos dice que tendrá que publicar las entrevistas como libro.

Si bien las acciones de Cárdenas destacan, es una vieja tradición de México cobijar a quienes son perseguidos por sus ideas progresistas, siguió Liberman.

Tradición que, valora la directora, quedó cancelada a partir del gobierno de Vicente Fox.

Cuando ha realizado exhibiciones de la cinta en Estados Unidos, Liberman cuenta que los mexicanos salen de la proyección muy indignados por ver todo lo que hizo el gobierno de Cárdenas por dar asilo a miles y compararlo con el comportamiento de los gobiernos recientes, ante la situación de los connacionales en el país vecino.

Gilberto Bosques nunca se afilió al PRI y no apoyó el régimen de Díaz Ordaz. “A partir de ahí hubo una especie de blackout hacia don Gilberto, porque no era de la clase de los que se venden ni estaba jugando a alcanzar el poder.”

–¿Será por eso que casi no se le conoce?

–Creo que es un problema ideológico. Él se mantuvo revolucionario, íntegro, lo cual incomodó a muchísima gente, me imagino.

Bosques tenía claro lo que sostenía y por qué lo sostenía.

–No le interesaba el poder.

–Era un servidor público. Nunca dijo yo; siempre, México: México llegó a los campos de concentración a sacar a gente, México fue a esto y a lo otro. Él se sentía representante de su país, y lo que lo distingue más que nada de toda la clase política actual es el amor a la nación, su verdadero amor a México, algo que está perdido.

“Hay un ego gigantesco, una enorme soberbia de la clase política; se siente muy importante y no se da cuenta de que trabaja para algo mucho más grande que ella. Utiliza esa cosa grande para llegar ahí, pero se le olvida esa cosa: este país genial, maravilloso.

“Con toda intención hice la ironía del título: Visa al paraíso, independientemente de lo que dicen los entrevistados. ¿Dónde está ese paraíso?, ¿qué pasó? Para mis abuelos lo fue, para mis padres lo fue. ¿Qué está pasando?”

Gilberto Bosques hace la siguiente valoración: “Al regresar acá hice un inventario de las facultades que me había tomado siguiendo la política de mi país y su gobierno, sin apartarme de la actitud adoptada frente a la guerra había… porque estábamos incomunicados y, para ciertas cosas de urgencia y auxilio, dirigirse a Relaciones Exteriores y de Relaciones Exteriores el acuerdo con el Presidente… aquella gente quedaba perdida. Era cosa de adoptar medidas de emergencia para que la ayuda fuera efectiva. Salir de la legalidad para entrar en el derecho. Salirse de todas las cosas legales establecidas en un tipo de gobierno como el de Vichy y entrar en lo que es verdaderamente el derecho, en lo que es sustantivo del derecho, del derecho de gentes, del derecho internacional”.

Finalmente, Bosques y su familia fueron llevados prisioneros a Alemania. Estuvieron un año incomunicados, cuenta Laura, la hija de don Gilberto. Finalmente fue intercambiado por espías alemanes y pudieron regresar a México.

Cuenta Friedrich Katz: el 8 de marzo de 1944 mis padres me llevaron a la estación de Buenavista. Había millares y millares de personas esperando. El tren no llegaba. La gente no se iba. Eran refugiados alemanes, españoles, austriacos. Todos esperando. Iba a llegar a las 10, 11 de la mañana; llegó a las dos de lamadrugada. Había júbilo, entusiasmo, como raras veces he visto en mi vida. Era su salvador que finalmente llegaba a México.

Dice la directora en entrevista: La película hace un contraste brutal con el momento que vivimos. Pero al mismo tiempo nos da esperanza, porque potencialmente en México todo eso está vivo.

Visa al paraíso (2010). Dirección y guión: Lillian Liberman. Cámara: Jorge Barajas y Óscar Palacios. Música: Jacobo Liberman. Edición: Lucrecia Gutiérrez Maupomé. Producción: Bambú Audiovisual, Producciones Nitya, Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, Ibermedia.

Se exhibe en la Cineteca Nacional a partir de hoy y hasta el 31 de marzo.