Opinión
Ver día anteriorMiércoles 9 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

Una canción

A

légrate, corazón,
que mucho no falta tiempo,
cerquita queda el momento
en que con resolución
des contigo de un jalón
que ni te esperas ni espero
pero que al dársete entero
en un silencio gozoso
volverá muy más que hermoso
lo que hoy dolor es tan fiero.

Nuestro dolor, ¿cómo ves?,
será un árbol florecido.
Si hoy te miras abatido,
habrás de volar después,
y una vez dada esa vez
de la que aquí te platico,
n’ombre, ni un saltaperico,
arderás de puro gusto.
No creas, si hasta algo me asusto.
Quisiera cerrar el pico.

¿Mero sueño? Ya verás
realizarse natural
todo lo fundamental.
No es asunto de quizás,
sin esfuerzo alcanzarás
lo limpio de tu camino.
La sangre ha de hacerse vino
y toda palabra pan.
Como acercándose van
los presagios de tu sino.

Así me consuelo, así
voy diciéndote y consigo
yo mismo topar conmigo
y abrazarme como si
fuera el prójimo que ahí
en el Libro se menciona.
Una llama te corona,
corazón, y transparente
su calor cual de repente,
no sé si todo, perdona.

Parece lo conseguimos,
cantemos pues Aleluya.
A mi vida y a la tuya
por una vez accedimos.
Uno los dos nos sentimos
y de pronto el universo,
que era un lenguaje disperso,
cobra unidad, no fatiga,
legible es y, no se diga,
aun cuando habla en prosa es verso.

Corazón, ya me despido,
pero te quiero decir
que juntos hemos de ir
a dónde más, al olvido,
mas recobrado el sentido
de lo que fue este vivir.