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Señalan peligros por incineración de residuos tóxicos en Veracruz

Atribuyen a petroquímicas de Pemex casos de cáncer infantil

Hay dioximas y furanos en comida, agua, animales y gente, señalan

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De acuerdo con ambientalistas e investigadores, menores de edad de varios municipios en el sureste de Veracruz han desarrollado distintos tipos de cáncer a causa de los compuestos químicos que emanan del incinerador principal del complejo petroquímico de PajaritosFoto La Jornada
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En las instalaciones del complejo petroquímico de Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz, se queman cada día 100 toneladas de residuos tóxicos en promedioFoto La Jornada
Corresponsales
Periódico La Jornada
Lunes 7 de marzo de 2011, p. 39

Coatzacoalcos, Ver., 6 de marzo. En municipios del sur del estado, rodeados por complejos petroquímicos de Petróleos Mexicanos (Pemex), se observa una incidencia atípica de distintas variedades de cáncer, que ambientalistas e investigadores atribuyen al manejo incorrecto de desechos químicos, que al ser incinerados y convertirse en dioxinas, contaminan cultivos, animales domésticos, veneros de agua y a los mismos lugareños.

La Secretaría de Salud del estado niega un aumento inusual en la incidencia, pero agrupaciones civiles reportan que cada año hasta 70 niños desarrollan leucemia y tumores malignos.

Sólo en 2010, activistas contabilizaron 18 muertes de niños, mientras la jurisdicción sanitaria local sólo reconoce cinco. ¿Por qué se enferman nuestros niños?, pregunta Gloria de los Santos Navarro, presidenta de la asociación civil Apóyalos a tener una esperanza de vida, que desde hace dos años ofrece albergue y alimentos a pequeños que reciben tratamiento oncológico en esta ciudad.

La alerta sobre polución con dioxinas y furanos en la zona se emitió en 2005, cuando integrantes del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Golfo) y de la asociación civil Medio Ambiente y Desarrollo de Coatzacoalcos documentaron en un estudio, financiado por la Red Internacional para la Eliminación de los Contaminantes Orgánicos Persistentes, la presencia de esos tóxicos en agua, tierra y alimentos.

El biólogo Lorenzo Bozada, principal colaborador de la investigación, que se incluyó en la publicación Los contaminantes orgánicos persistentes en el Istmo mexicano, avalada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, editada en 2006, señala que una causa de la incidencia atípica de cáncer en la zona son las dioxinas y los furanos, compuestos químicos altamente mutágenos y carcinógenos que emanan del incinerador principal del complejo petroquímico de Pajaritos, propiedad de Pemex.

En las instalaciones de Pajaritos, ubicadas en esta ciudad, han funcionado desde 1995 tres incineradores de residuos tóxicos internos y provenientes de los complejos José María Morelos y La Cangrejera, localizados en la misma zona. Los dos primeros incineradores funcionaron entre 1995 y 2002, y el último, conocido como oxidador térmico, opera desde 2002 y se calcula que quema un promedio de 100 toneladas de residuos al día.

Dicho incinerador no estaría cumpliendo los estándares internacionales de seguridad, y por su chimenea salen la dioxinas que se generan al mezclarse y quemarse diversos compuestos órganoclorados. Las partículas transportadas por el viento cubren una enorme extensión urbana y rural, explicó Bozada.

Pemex se ha negado a revelar información sobre sus procesos de eliminación de desechos químicos, e impide que instituciones de salud y seguridad social hablen sobre las secuelas en la salud pública, apuntó Bozada.

Biomonitores de traspatio

Por localizarse a orilla del mar y estar expuesta a los vientos del norte y el sur, Coatzacoalcos registra rotación diaria de aire, lo que transporta las dioxinas y furanos que salen de la chimenea del incinerador de Pajaritos y los dispersa sobre campos de cultivo, animales domésticos, cuerpos de agua y seres humanos en Coatzacoalcos, Minatitlán, Nanchital, Moloacán, Jáltipan e Ixhuatlán del Sureste.

La presencia de dioxinas en la cadena alimentaria se comprobó en un análisis que laboratorios de la República Checa, acreditados por la ONU, y la Arnika Association, hicieron en 2005 con huevos de gallinas de corral recolectados en colonias urbanas y comunidades rurales. Estos productos, llamados biomonitores en la investigación, reflejaron el alto nivel de polución tóxica en un alimento cotidiano de los lugareños.

Los huevos de gallina de traspatio recolectados alrededor del complejo petroquímico de Pajaritos mostraron concentraciones de dioxinas, hexaclorobenceno y policlorobifenilos seis veces superiores al límite permitido en la Unión Europea para ese alimento, y 1.5 veces mayor al máximo tolerado en Estados Unidos, indica el reporte.

El huevo de gallina doméstica, acotó Hipólito Rodríguez Herrero, del CIESAS-Golfo, indica que el ave consumió granos, pasto o insectos y agua contaminados con dioxinas.

Es una biocadena en la cual se transfieren y persisten estos compuestos orgánicos altamente peligrosos, que pasan de organismo en organismo y terminan en el ser humano. Por ello, señaló, es alta la incidencia de cánceres de páncreas, estómago, hígado, sistema linfático y también en la sangre, en el caso de los pequeños.

El cáncer aquí no es un mito: lo vivimos a diario. Cada vez son más los afectados, sobre todo los menores de edad, afirmó De los Santos Navarro. Su organización ofrece apoyo a 47 niños en tratamiento oncológico, y dos agrupaciones similares tienen sus propias listas de beneficiaros. Hay meses, como ocurrió en noviembre del año pasado, cuando recibimos hasta cinco nuevos pacientes, dijo.

De los Santos recordó que en los 12 meses recientes fallecieron 18 niños y adolescentes en municipios conurbados a Coatzacoalcos, casos documentados por la asociación, pero no reconocidos por autoridades sanitarias.