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Concierto de jazz en la Sala Nezahualcóyotl

Sólo hay que dejarse llevar por la música

El percusionista Antonio Sánchez subraya el resurgimiento de esa vertiente en México

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Antonio Sánchez (segundo de la izquierda) se integra al quinteto Kenny WernerFoto Dirección de Música/ UNAM
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de marzo de 2011, p. 4

Del siseo sensual y susurrante de los platos hasta la estridencia de la euforia del golpe de la baqueta sobre los bombos, toms y caja caracterizan el estilo del baterista mexicano Antonio Sánchez, quien así ha cautivado a la plana mayor del jazz, incluyendo al guitarrista leyenda Pat Metheny y al pianista Danilo Pérez.

Sánchez visita el país para presentarse como parte del Kenny Werner Quintet este viernes en la Sala Nezahualcóyotl.

Reconocido como uno de los grandes percusionistas de la escena del jazz, este ‘mexicano que ha triunfado en Nueva York sostiene que su éxito se debe, además de practicar mucho, a tratar de ofrecer algo único, que los demás no tuvieran. Eso incluye todas mis influencias desde que era niño, como escuchar rock, pop, cumbias, salsas y son, todo lo que se escucha en México, ser versátil y combinarlos con el jazz.

El sabor latino impregna su colaboración como integrante del grupo de Pat Metheny y lo ha hecho ganador de dos Grammys y cinco postulaciones, tocando junto a Danilo Pérez, Paquito D’Rivera y el año pasado con Wynton Marsalis, en México.

Es importante sencillamente abrir los sentidos y dejar que la música te lleve, más que estar adivinando qué es lo que realmente pasa, apunta, al considerar que hay un resurgimiento del jazz entre el público mexicano. Y aunque reconoce que el recinto universitario no es un escenario habitual del jazz, dice que las personas se han familiarizado. Aunque no sean muy conocedores, pueden apreciar cuando es bueno o malo.

En esta ocasión, el ensamble interpretará música original del pianista y compositor Kenny Werner, además de arreglos de piezas conocidas de jazz. El resto de la agrupación, con la que el baterista ha trabajado desde hace aproximadamente dos años, también está integrado por Scott Colley en el contrabajo, el saxofonista David Sánchez y el trompetista Randy Brecker.

Migrations, título del primer álbum que lanzó como líder, en 2008, es una huella de su residencia en Estados Unidos desde 1993, primero en Boston para realizar estudios de piano y composición en el Colegio Berklee de Música y, luego desde 1999 en Nueva York, donde ha forjado una carrera sobresaliente.

Sobre esa marca, añade: los años formativos de una persona, cuando eres más joven, son los que te dan identidad. Por mucho tiempo que he vivido en Estados Unidos, nunca me voy a sentir de ese país y, sobre todo, en una ciudad como Nueva York, donde todos somos migrantes.

El percusionista dice que desde la infancia supo a lo que se dedicaría; empecé tocando la batería a los cinco años, después me interesó saber más sobre música y poder componer, que es lo que me inquietaba; por eso estudié piano. Pero la batería siempre fue mi pasión.

En contacto constante con México, donde vive su familia y tiene muchos amigos en el panorama del jazz nacional, Sánchez indica que viene a escuchar las propuestas nuevas porque hay muy buenos músicos mexicanos, así como impartir clínicas.

Le gusta incluir en su repertorio lo que hace en Estados Unidos, aunque ahora interpretará piezas del repertorio de Werner.

La experiencia del pasado noviembre, al lado de Marsalis y D’Rivera, en las ciudades de México y Guadalajara, y el Festival Cervantino, fue muy emocionante, señala. Sin embargo, su trabajo implica trabajar alternadamente hasta con cinco agrupaciones en tan sólo dos meses, con una agenda que incluye presentaciones en Estados Unidos y Europa.