Opinión
Ver día anteriorJueves 3 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La consulta que falta: ¿quién está de más en el PRD?

La alianza en el Edomex favorecerá a Peña Nieto

L

a pregunta es obligada, y debería estar dentro de la otra consulta: ¿le hace falta Jesús Ortega al PRD?, o ¿es necesario Andrés Manuel López Obrador para el PRD?

Antes de responder sería necesario mirar de cerca a ese organismo. El PRD es, sin dudarlo, un partido en constante crisis. El diseño de su estructura organizativa así lo dispuso. El espejismo de la democracia participativa, moderna, llevó a sus fundadores a pretender que con esa fórmula se podría establecer un sistema de competencia justo que pondría al partido fuera del esquema caciquil del PRI, o del conservadurismo de pronunciado acento capitalista del PAN.

Con esa sola idea, llena de ingenuidad idealista, se pretendió crear la vacuna infalible en contra de la corrupción, signo que en aquel momento era inseparable de las siglas priístas, y se lanzaron a la arena de la competencia política, armados de la idea del cambio urgente, y descuidaron el flanco importantísimo de la infiltración de las corrientes de la izquierda simulada, que halló en las ambiciones de alguna militancia frustrada el caldo de cultivo ad hoc para pervertir el ideal fundador.

En el partido persistía la discusión sobre cuál de los caminos que ofrece la izquierda sería el más adecuado para llegar al poder y, mientras eso sucedía, el huevo de la traición se incubaba. Ahora, ya con el alacrán en la espalda, la discusión ha cambiado: el PRD debate si la traición es mejor que el entreguismo, aunque todo hace indicar que para Nueva Izquierda el uno no tiene por qué desechar al otro, y que los dos conforman una buena alianza.

Los órganos de decisión dentro del partido han sido cooptados por los chuchos, es decir, no hay posibilidades de que aquel sueño de la discusión entre iguales, con fuerzas equilibradas, se pueda dar, y sólo queda de una sopa: la derecha o la derecha. No hay más horizonte ni forma de cambiarlo.

Por eso resulta una farsa plantear cualquier tipo de cambio a lo que ya se tiene. No hay decisión de mayorías; hay, eso sí, la imposición de la clientela bien aceitada por la dirigencia que se debe a los acuerdos con los órganos electorales que controla Felipe Calderón.

Lo curioso de todo esto es que hoy la cúpula del PRD aliada de la derecha, mezclada con ella, para decirlo mejor, hace pública su incapacidad de crecer como partido, y para conservar los beneficios que le otorga la ley, en cuanto a dinero, realiza la alianza, que a fin de cuentas servirá al PRI.

Repetimos esto porque en la consulta que se anunció, la intervención del priísmo es inevitable. Las huestes de Peña Nieto están listas para hacer de la alianza perdedora una realidad. A Peña Nieto la situación le conviene, porque después de decir que derrotó a PRD y PAN juntos, pretenderá que ya no existe enemigo al frente para 2012.

En ese escenario el que pudiera ser el más afectado es Marcelo Ebrard. Los porcentajes de sufragio con la alianza, sin Alejandro Encinas que hoy, con López Obrador como promotor del voto a su favor, logra más de 30 por ciento de la intención del voto, se vendría abajo, y la derrota sería catastrófica, y es que el PAN ha perdido todo en el estado de México, y el PRD, sin el concurso de López Obrador y Encinas, es puro cascarón.

De esa manera una alianza perdedora sería necesariamente cargada a Marcelo, porque es quien la sustenta, lo dejaría sin ninguna posibilidad de combatir en contra de Peña Nieto, en caso de que él fuera candidato de algún otro funesto experimento electoral.

Aún le queda tiempo a Ebrard para evitar que el peso del fracaso lo marque antes de que se cuezan las habas. El camino es muy sencillo: se trata de abandonar, de una vez por todas al chuchismo, que de cualquier forma lo traicionará antes de lo que él pretende. La decisión está en sus manos.

Si se hace caso a las encuestas y a las mediciones que advierten el declive del PRD durante el periodo de imposición de Jesús Ortega quedará claro que la corriente que encabeza ha restado militancia al organismo en números que para cualquiera serían alarmantes, mientras que el movimiento que lidera López Obrador sigue sumando adeptos. Así, la respuesta a la pregunta que hacemos al principio está a la vista. A menos que usted diga lo contrario.

De pasadita

Al mediodía de ayer, en un hotel de la capital, se efectuó una conferencia de prensa que encabezaron Jesús Ortega y el jefe de los azules, Gustavo Madero. Nada se dijo que pudiera cambiar lo que ya se sabía, si acaso lo que quedó en claro es que el contubernio es de facto, y que la consulta es simplemente el cumplimiento de un trámite con el que pretenden lavarse la cara. ¡Sí, chucha!