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Revuelta en Magreb y Medio Oriente
Fieros combates en Brega al iniciar la contraofensiva del régimen; 15 muertos
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Rebeldes se disponen a combatir a fuerzas leales a Kadafi a las afueras de Ajdabiya, en la carretera que conduce a BregaFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 3 de marzo de 2011, p. 36

Brega, Libia., 2 de marzo. Fieros combates en las calles, ataques aéreos sobre una ciudad densamente poblada y un sitio con familias aterradas en cautiverio: tales fueron las violentas y caóticas escenas de este miércoles, cuando el coronel Muammar Kadafi comenzó su ofensiva para arrebatar el terreno perdido ante la revolución.

El blanco del ataque fue Brega, ciudad de la planicie costera que marca una ruta estratégica hacia Bengasi. El ataque y los informes sobre avances de las fuerzas del régimen desataron el pánico en Bengasi, capital de Libia libre, donde miembros de una administración recién formada pidieron ayuda internacional inmediata. Mientras sus fuerzas avanzaban, Kadafi pronunció un furioso discurso en la capital, Trípoli, en el que fustigó a Estados Unidos, Gran Bretaña y otros estados que lo presionan para dejar el poder; llamó terroristas de Al Qaeda a los opositores y juró venganza. Lucharemos hasta el último hombre y la última mujer, declaró.

Sin embargo, en el terreno, sus bravatas no estuvieron a la altura de los acontecimientos. Luego de un día de encarnizados combates, los leales a Kadafi habían sido replegados al complejo universitario de Brega, cercado por combatientes rebeldes, donde retenían como escudos humanos a más de 100 personas, incluidos niños, ancianos y mujeres, familiares de maestros y trabajadores.

Por la noche las fuerzas del régimen comenzaron a salir de algunas secciones de la Universidad, y algunos de los civiles atrapados lograron escapar hacia lugares seguros en el campus.

Si bien el ataque fue contenido, hubo fuertes indicios de que el régimen planeaba lanzar una importante ofensiva, con un intento de hacerse con el control del aeropuerto local, lo cual le daría los medios para enviar refuerzos por aire.

Ha habido signos recientes de que el régimen, en vez de implosionar bajo sitio, como algunos recuentos han sugerido, ha consolidado su posición y se apresta al contrataque. Este miércoles The Independent se enteró en Brega de indicios de un asalto inminente. Fuerzas leales a Kadafi realizaron excursiones de prueba y tomaron posiciones de avanzada fuera de la ciudad, importante productora de petróleo y gas.

Una fuerza de soldados regulares libios, milicianos y mercenarios de África subsahariana, en convoyes de camiones y automóviles privados requisados, se dirigió al aeropuerto y a las refinerías de petróleo poco después de las 15 horas. Otra unidad intentó cortar la carretera principal, mientras una tercera comenzó a avanzar hacia la siguiente ciudad de la ruta, Ajdabiya. Al mismo tiempo hubo un ataque de un cazabombardero Mirage de la fuerza aérea al complejo de una compañía alemana que, según pobladores, se utiliza como albergue improvisado para los desposeídos, pero el gobierno sostiene que es un centro de entrenamiento de los rebeldes.

Fue el primero de varios ataques con misiles; el último se lanzó cerca de la universidad, en un intento por dispersar a las fuerzas revolucionarias que rodeaban a los leales a Kadafi.

Brega había sido defendida por una fuerza relativamente ligera de rebeldes, la cual pronto se vio obligada a retroceder ante el fuego concertado de las fuerzas del régimen, que disparaban en corto con rifles automáticos y lanzagranadas. En algunas ocasiones se dispararon morteros desde campos situados detrás de la ciudad, así como artillería antiaérea usada como arma de tierra.

Grupos de combatientes rebeldes en autos y camionetas, algunos con pañoletas y otros dispuestos a convertirse shahids (mártires), avanzaban a toda marcha por la carretera de Bengasi a Brega, entre constantes gritos de ¡Alajú Akbar! y ¡Kadafi será vencido! Algunos combatientes, con bandoleras ceñidas a la cintura, se acuclillaban con sus armas tras las dunas de arena, apuntando a las columnas de humo que salían de Brega.

En dirección opuesta, buscando ayuda urgente, venía Mohammed Sultán, quien había estado entre los que trataban de contener el ataque del gobierno. “Tenemos armas ligeras, pero no sirven para esto –gritaba con frustración–. Están disparando a la gente con armas antiaéreas. Nos golpean con más fuerza.”

En el aeropuerto, Alí Sliman, otro combatiente revolucionario, experimentaba toda la fuerza del fuego enemigo.

“Estaba en el suelo tratando de usar mi AK, pero venía fuego de ametralladora desde dos direcciones –relató–. Luego escuché el zumbido de proyectiles que volaban sobre mi cabeza. Estallaron detrás de nosotros. Uno le dio a un carro y lo destruyó por completo.”

Pero con el arribo del apoyo de áreas circundantes, los rebeldes comenzaron poco a poco a obligar a las tropas de Kadafi a replegarse. Nuestros refuerzos llegaron y los de ellos no, señaló Ibrahim Idris Alí, uno de los pocos revolucionarios que tienen experiencia previa de combate. Era sargento en el ejército libio y se unió a las protestas hace nueve días.

Un pedazo de metralla le dio en el hombro, pero, luego de ser atendido en el Nuevo Hospital de Brega, estaba ansioso por volver a la lucha. “Necesito ayudar con mi experiencia –dijo–. Tengo que ir a la refinería; hay combates allá, sería un lugar muy difícil para realizar una operación.”

Pero la escaramuza en la refinería ya casi había terminado. Jalid Qwafi, ejecutivo de la empresa energética Lifeco, cree haber tenido algo que ver con el fin de los combates cuando dijo a la gente del régimen: Hay mucho amoniaco allí; una chispa y toda Brega estallará. Nosotros moriremos, pero ustedes ¿quieren morir también? En realidad había almacenada una cantidad relativamente pequeña de amoniaco, pero Qwafi dijo que su blof le salió bien.

Los muertos y heridos eran llevados al Nuevo Hospital en autos y pickups, y algunos hasta en hombros. Una multitud se había reunido afuera y cada recién llegado era saludado con gritos de rabia y dolor.

El doctor Namr Saadi, con manchas de sangre en su bata verde, meneaba la cabeza. Esto es terrible, terrible. Han estado disparando a personas comunes. No combatientes, sino personas comunes. Hemos tenido mucha artillería y bombas aéreas, pero la mayoría de las heridas son por arma de fuego, en la cabeza, en el torso y la espalda.

Poco después se escuchó el estallido de otro misil; la gente volteó a mirar con ansiedad a un avión que volaba muy arriba. Luego hubo estruendo de artillería.

Para entonces los rebeldes habían traído también su armamento pesado, incluida artillería antiaérea, que fue emplazada alrededor de la universidad y de las tropas del régimen. Pero los combatientes insistían en que todo el fuego venía de más allá del edificio. “Nosotros desistimos –dijoYunus Hadi, joven barbado que vestía una playera del Barcelona y cargaba un lanzagranadas de cohete–. No queremos lastimar a inocentes.”

Se informó que 15 personas murieron en los combates y unas 43 resultaron lesionadas. Las balaceras continuaron entrada la noche. Entre la oscuridad llegaron más combatientes voluntarios desde Bengasi, lanzando consignas de victoria. Pero hacia el oeste, en el territorio controlado por el régimen, hubo también movimiento y toma de posiciones. Al menos por el momento, los rebeldes parecen haber retenido Brega.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya