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Revueltas en Magreb y medio oriente
Comienza en Bahrein diálogo con los opositores

Decenas de miles de musulmanes chiítas retoman la plaza Perla en la capital del país

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Trabajadoras de un hospital exigen en la plaza Perla, en Manama, la destitución del ministro de Salud de BahreinFoto Reuters
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Movilización en Bengasi, LibiaFoto Obtenida por Ap fuera de Libia de una persona que no trabaja para la agencia
The Independent
Periódico La Jornada
Lunes 21 de febrero de 2011, p. 26

Bahrein, 20 de febrero. Cantando, coreando consignas y ondeando ramilletes de rosas, decenas de miles de musulmanes chiítas de Bahrein retornaron este domingo a la plaza Perla, en el centro de Manama, luego de dos días de un baño de sangre durante los cuales policías y soldados lucharon por alejarlos de las calles de la capital. Por la mañana los tanques del ejército se retiraron de la zona –la versión bahreiní de la plaza Tahrir de El Cairo–, y luego más de mil policías antimotines, que formaban filas frente a los manifestantes, se retiraron de pronto. Varios pasaron corriendo frente a nosotros, perseguidos por mujeres de chador que ondeaban flores.

Para la mayoría de los manifestantes era un misterio la razón por la cual los militares bahreiníes, luego de abrir fuego contra la multitud 24 horas antes, les permitieron retomar la plaza este domingo. Tal vez el príncipe heredero Salman ben Hamad al-Khalifa, quien la noche del viernes llamó a la prudencia tanto a manifestantes como a soldados y policías, creyó que un retorno a la mini insurrección de principios de la semana en la plaza convencería a la oposición chiíta de entrar en negociaciones con la familia real. De hecho, el príncipe Salman apareció en televisión esta noche para decir que habían comenzado las pláticas con los opositores y que alumbraba una nueva era en la historia de Bahrein.

Fin a la brutalidad luego de llamadas de la Casa Blanca

Tal vez el príncipe heredero se vio forzado a poner fin a la brutalidad de las fuerzas de seguridad luego de más llamadas de la Casa Blanca. “Esta nación no es sólo para un sector: no es para sunitas ni para chiítas –señaló en una emisión por la televisión estatal–: es para Bahrein y los bahreinitas.” Parlamentarios de oposición habían exigido que los tanques del ejército se retiraran de la plaza, junto con las unidades policiacas, como condición para abrir pláticas con la familia real. Pero este domingo muchos de quienes irrumpieron jubilosos hacia la gigantesca perla de hormigón del centro de la plaza habían ido mucho más allá en sus aspiraciones, propugnando la abolición de la monarquía misma.

Muchos llevaban carteles con los rostros tachados de Saddam Hussein, del ex presidente egipcio Mubarak y del ex dictador tunecino Ben Alí, junto con un retrato del rey Hamad y las palabras ¡Abajo, abajo Hamad! Coreaban ¡váyanse, Khalifas! y afirmaban que sólo quedarán satisfechos si se promulga una nueva constitución y se somete a juicio a policías y soldados que abrieron fuego o dispararon balas de acero forradas de hule y granadas de gas lacrimógeno contra la gente.

También hubo una clara nota de indignación contra Estados Unidos cuando hombres y mujeres chiítas encontraron –entre los restos del campamento de protesta destruido por la policía en las primeras horas del jueves– docenas de cartuchos de gas lacrimógeno y cachiporras importadas de ese país. Un cartucho forrado de hule –han muerto bahreinitas por heridas de esas armas– mostraba la identificación del fabricante y una clave militar: “NonLethal Technologies (Tecnologías no letales), Homer City, PA 15748 USA, www.nonlethaltechnologies.com, Solid Rubber Baton (cachiporra de hule sólido), MP-4-R3”. Los cartuchos de una pistola aturdidora llevaban la clave DISPO PROP 200M 02-SAE-08 2 BANG Delay 1,5S NIC - 07/07-03 2 KNALL VZ 1,5. No estaba claro si esa arma fue fabricada en EU, Gran Bretaña o Francia, todos los cuales son grandes proveedores de armamento para Bahrein.

Muchos de quienes retomaron la plaza central este domingo se preguntaban aún cómo pudieron los soldados disparar a sus propios compatriotas el viernes. Sin embargo, ahora está claro que muchos soldados del ejército nacional no son bahreiníes, sino paquistaníes, entrenados en el ejército de su país, y que no vacilaron en absoluto para disparar a sus conciudadanos paquistaníes y a los talibanes en las gigantescas ofensivas contra el talibán de los tres años pasados. Hablantes de urdu, pushtu y hasta baluch, estos hombres constituyen también una unidad central del ejército de los Emiratos. En todo caso, esos soldados habían desaparecido de la plaza el domingo, pero, ¿volverán?

Arabia Saudita es sólo uno de los estados del Golfo que temen que las ganancias de la mayoría chiíta en Bahrein provoquen a la minoría chiíta en Arabia Saudita a demandar reformas idénticas a las de sus correligionarios de la minúscula nación contigua al reino. Y si el presidente Obama insistía en que no debe haber más violencia de las fuerzas de seguridad bahreiníes, se puede estar seguro de que los sauditas han estado aconsejando exactamente lo contrario.

La noche de este domingo, los chiítas parecían haber ganado el derecho a ocupar de nuevo la plaza, pero muy otra cosa será que la policía les permita conservar su campamento, el cual para el atardecer ya se había poblado otra vez de tiendas de campaña.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya