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Nada indica que sus líderes estén cerca de un compromiso político

Bélgica iguala el récord mundial de Irak de 249 días sin acuerdo para formar gobierno
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de febrero de 2011, p. 29

Bruselas, 17 de febrero. Bélgica igualó hoy el récord mundial que estableció Irak, en 2010, de 249 días sin acuerdo para formar un gobierno, lo que llevó a jóvenes a festejar con lo que llamaron de manera irónica la revolución de la papa frita, la botana nacional.

Hemos visto lo que ha pasado en Túnez y en Egipto. Aquí también promovemos una revolución positiva. Por eso escogimos las papas, que son el símbolo de la unidad belga, declaró el estudiante Kliment Kostadinov, uno de los promotores de la jornada de acción organizada en el país.

Kostadinov se hallaba en Gante, donde unas personas hicieron un striptease para marcar el hecho de que los líderes políticos igualaron el nada envidiable récord mundial de Irak, que necesitó 249 días para lograr un acuerdo que permitiera formar un gobierno.

Para los jóvenes, lo más preocupante es que nada indica que, ocho meses después de las elecciones legislativas, sus líderes estén cerca de un compromiso para remplazar al gobierno en funciones por un verdadero Ejecutivo.

Al contrario, las divisiones entre las formaciones flamencas y francófonas, que representan a las dos principales comunidades lingüísticas del país europeo, parecen acrecentarse.

Las cosas han ido demasiado lejos y nadie entiende por qué Bélgica está paralizada desde hace tres años, con sucesivos cambios de gobierno por los desacuerdos entre Flandes, en el norte, y Valonia francófona, en el sur, y en especial la reivindicación de una mayor autonomía de los flamencos, dijo Kostadinov.

Como dice el lema de su campaña, No en nuestro nombre, los jóvenes rechazan toda politización de las diferencias flamencas y valonas, y quieren seguir formando un solo país.

En los comicios de junio de 2010, la formación separatista flamenca N-VA obtuvo un resultado histórico en Flandes, que le ofreció una posición de fuerza para reivindicar mayor autonomía en las negociaciones para formar un gobierno, a lo que se oponen las formaciones valonas. Siete partidos, cuatro flamencos y tres francófonos, tratan en vano desde entonces de cerrar un acuerdo.