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México, entre las naciones vulnerables por su dependencia de las importaciones de granos

Advierte el Banco Mundial sobre riesgo de crisis alimentaria en AL

Altos precios de materias primas producen ganancias extraordinarias a gran parte de la región

Maíz, soya y aceite de palma subieron más de 7% por mes de septiembre a noviembre de 2010

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Venta de vegetales en un mercado en Allahabad, IndiaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de febrero de 2011, p. 29

El espectro de una nueva crisis alimentaria se cierne sobre algunos países de América Latina, advirtió este miércoles el Banco Mundial. Uno de las naciones afectadas en la región es México, apuntó. Lejos de la bonanza que para las naciones exportadoras representa el repunte en la cotización internacional de las materias primas agrícolas, Centroamérica y el Caribe son altamente vulnerables dada su dependencia extrema a las importaciones de granos, consideró.

“Un análisis más amplio, que tome en cuenta las altas tasas de pobreza y la limitada capacidad de exportación de materias primas –fuente de sustento de la mayoría de las economías regionales– expande el mapa (de los países vulnerables) a México, Guatemala, Nicaragua, Guyana y Belice”, apuntó el organismo.

El martes pasado, el Banco Mundial advirtió que el alza en el precio de los alimentos hizo caer en la pobreza a 44 millones de personas en los países en desarrollo desde que en junio pasado las cotizaciones comenzaron a aproximarse a los máximos registrados en 2008.

Impacto de encarecimiento de los comestibles

Este miércoles, el organismo publicó un reporte dedicado al impacto que está teniendo en América Latina el alza en el precio de los alimentos.

Como dos caras de una misma y gastada moneda, el incremento desmedido del precio de los alimentos agita el fantasma de una nueva crisis alimentaria en algunas economías latinoamericanas, a la vez que beneficia a la mayoría de la región con ganancias extraordinarias en los países exportadores de alimentos, consideró el Banco Mundial.

Casi todas las materias primas importantes para la región, tanto agrícolas como energéticas, forman parte de la ola de aumento de precios. Según el Banco Mundial, en algunos países el aumento en el precio internacional de materias primas no agrícolas, como el petróleo, puede compensar el alza en la cotización de los bienes alimenticios. Un claro ejemplo de esto, dice, son los países de América del Sur.

La otra cara de la moneda tiene que ver con las naciones más dependientes de la importación de alimentos.

El reporte menciona que el maíz, la soya y el aceite de palma registraron aumentos de más de 7 por ciento por mes durante el periodo de septiembre a noviembre de 2010. En el caso de oro, azúcar, cobre y café, el alza mensual en el periodo de referencia llegó a 5 por ciento. Esta situación ha beneficiado a naciones como Chile, Perú, Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay.

Excluidas de esta bonanza quedan partes de América Central y el Caribe, donde varios países son altamente vulnerables a una potencial crisis alimentaria debido a su extrema dependencia de la importación de alimentos, junto a una elevada tasa de pobreza, aseguró. Entre éstos incluyó a El Salvador, Haití, Granada, Jamaica, Surinam y San Vicente y las Granadinas. Y, en un análisis más amplio, que tome en cuenta la poca capacidad exportadora en tiempos de precios altos y su elevada incidencia de pobreza, incorporó dentro de este grupo a México, Nicaragua, Guyana y Belice.

El impacto del aumento en el precio de los alimentos sobre los países más vulnerables puede ser devastador, indicó. “El alza del ‘precio de los alimentos podría suponer una amenaza al nivel nutricional y el bienestar de algunos sectores vulnerables de la población regional. La inflación de precios de alimentos tiene un efecto perjudicial sobre los consumidores, en especial los pobres urbanos, quienes gastan una proporción mayor de su ingreso en alimentos y no lo obtienen de la agricultura”.

El precio de los alimentos comenzó a subir en 2006/2007 y detuvo su alza para incluso disminuir a mediados de 2008, en la medida en que la crisis financiera internacional redujo la demanda de estos bienes.

Desde febrero de 2009, apuntó el Banco Mundial en el estudio divulgado ayer, el precio internacional de alimentos ha subido en promedio 30 por ciento y, en particular, los bienes agrícolas lo han hecho 65 por ciento. Durante el mismo periodo, el precio de los metales y el petróleo, ambos productos exportados por varias naciones latinoamericanas, han repuntado en alrededor de 100 por ciento.

El ritmo de incremento de precios se ha acelerado en los últimos tres meses, añadió. Esto ha llevado a que las cotizaciones de alimentos se encuentren cerca del pico alcanzado en 2008.

Si bien aparece una gran amenaza en partes de Latinoamérica, el peligro de una crisis alimentaria puede ser abordado de manera efectiva mediante la combinación apropiada de respuestas sociales y fiscales, destacó el organismo.