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Presentan el libro México: ciudad futura; describe un proyecto de rescate del lago de Texcoco

Alerta experto sobre espacios públicos del DF muy alterados

Sólo esperan que haya voluntad política para revivir y ser redescubiertos, dice Juan Palomar

Muchas personas se sienten empobrecidas con el cierre del museo Txillida, en el País Vasco

 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de febrero de 2011, p. 3

El cierre del museo Txillida Leku, en el País Vasco, debido a problemas financieros es una llamada de atención muy seria para que otros recintos culturales profundicen en el trabajo de hacer consciente a la comunidad de que esos espacios son un legado que nos pertenece a todos, señala el arquitecto Juan Palomar.

Integrante de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, AC (FATLB), instancia de la que fue presidente hace un par de años, el especialista comenta que si bien entre sus colegas se ha resentido la pérdida del Txillida Leku, se han redoblado esfuerzos para mantener vivo el legado de Luis Barragán (Guadalajara, 1902-DF, 1988), uno de los arquitectos mexicanos más influyentes del siglo XX.

La casa estudio del creador tapatío, ubicada en Tacubaya, en la ciudad de México, es el centro neurálgico de un proyecto permanente de difusión de su obra, pero también de apoyo a diversas iniciativas de arte contemporáneo.

Hemos logrado, gradualmente, tener recursos generados por la propia actividad de la casa Luis Barragán, pues queremos depender lo menos posible de subsidios para asegurar que el proyecto tenga su propio motor económico, aunque sabemos que esto no siempre es posible en las empresas culturales, pero apostamos a que proyectos como los que se desarrollan aquí enriquecen, inspiran y ayudan a todos a pensar cosas hacia el futuro, destaca Palomar.

Explica que la FATLB, institución legataria de la biblioteca y el archivo personal de Barragán, hizo un trabajo importante para lograr que las Torres de Satélite, otra de las obras emblemáticas de ese arquitecto ubicadas en Naucalpan, estado de México, no sufrieran demérito por la construcción de los segundos pisos viales que hubieran reducido la escala de obra de una manera muy grave.

Se consiguió, añade, que se respetaran las esculturas, pero hay que profundizar en la preservación: hace falta que se limpie el contexto de tanta agresión visual, que la plaza en sí misma sea restaurada de manera digna y que se le declare patrimonio nacional. Son acciones se deben de dar porque se trata de una herencia arquitectónica que es muy frágil, que se puede diluir o perder.

Juan Palomar informó también que existen espacios públicos creados por Luis Barragán en la colonia Jardines del Pedregal, al sur del Distrito Federal, que en la actualidad están sumamente alterados, pero que es factible revertir y hacer rescates muy importantes; esos espacios urbanos simplemente esperan que haya la voluntad política para revivir y convertirse en un redescubrimiento muy importante.

La obra de Luis Barragán, continuó, “enseña una manera de estar en el mundo en términos muy amplios, se encuentra en un punto muy alto de refinamiento y desarrolló ese modo de estar sobre la tierra y encontrar un refugio desde el cual hacer la vida, por eso es tan fuerte, por ejemplo, la experiencia de entrar y conocer su casa estudio, nadie es inmune a ella, y no es para arquitectos, especialistas ni exquisitos, cualquier persona puede encontrar aquí una respuesta nueva y válida para distintas circunstancias.

“Por eso, no se trata de guardar reliquias, es hacer que éstas actúen en el presente y proyecten ideas hacia el futuro para que todos vivamos mejor, esa es la mejor garantía para que no nos quedemos en un proyecto cultural más, nostálgico, sino que sea algo que todo el tiempo promueva lo que ha de venir y convoque a las nuevas generaciones para que hagan una lectura propia.

Todo eso sólo es posible si logramos que proyectos como la preservación del legado de Luis Barragán sea sentido como algo que nos pertenece a todos; en España, las reacciones por el cierre del Txillida Leku fueron muy significativas, hay una gran cantidad de personas que se sienten empobrecidas, aseveró.

Juan Palomar participó la noche del jueves en la presentación del libro México: ciudad futura (editado por RM), en el cual se describe el proyecto de rescate del lago de Texcoco, encabezado por los arquitectos Teodoro González de León y Alberto Kalach, encuentro celebrado en la casa Barragán de Tacubaya.

No es casual que estemos aquí tratando de impulsar este proyecto porque en la raíz de la obra de Luis Barragán hay esa búsqueda de una mejor ciudad para todos, él fue ingeniero especializado en cuestiones hidráulicas, entendía y sabía manejar el agua, puntualizó Palomar.

Habló también de la urgencia de instalar en la agenda pública un proyecto de rescate lacustre que beneficiaría a millones de mexicanos y significaría un rescate ambiental que mejoraría la calidad de vida de la ciudad de México al redireccionar el desarrollo urbano en términos más sustentables.