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Argentina llora a una mujer que recuperó la magia y el coraje de sus cantares

Falleció María Elena Walsh, artista rebelde y polifacética

Su poesía y sus canciones revolucionaron la literatura infantil

‘‘Cada vez que se alude a la pena de muerte, la humanidad retrocede en cuatro patas”, decía

Símbolo de la transición democrática

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María Elena Walsh en Buenos Aires, el 14 de febrero de 2008, al recibir el saludo de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de KirchnerFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 11 de enero de 2011, p. 2

Buenos Aires, 10 de enero. Esta noche, en cualquier lugar del mundo, alguien estará cantando a su niño una canción de María Elena Walsh, dijo el músico uruguayo Rubén Rada definiendo la universalidad de esta escritora, poeta, música, ensayista, cantante, creadora de personajes entrañables que volaron por el planeta en sus canciones, y que murió hoy aquí, después de una larga enfermedad.

Nunca complaciente, la autora de Manuelita, la tortuga, la que vivía en Pehuajó y que sigue siendo favorita entre los niños de hoy, como lo fue en los años 70, o la Mona Jacinta, personajes que tomaron vida en dibujos animados y en la imaginación de los niños, supo jugar con la ironía en sus libros para adultos, y también rebelarse contra la censura dictatorial.

Su legado literario alcanza más de 40 títulos, pero esto nada dice sobre el sorprendente y luminoso hecho de su vigencia actual en todo el mundo. Me sorprende llegar a un país de América Latina y escucharme a mí misma en las calles, en las casas, o en las voces de los cantantes locales. Es ese milagro de volar que tienen mis personajes que viven por sí mismos, me dijo alguna vez, al regreso de un viaje que la conmovió mucho.

También habló de la ternura que eternamente le reclamaba a su sensibilidad en gestos inolvidables.

Cuando esos personajes entran a mi vida vienen cargados de amor y se inventan a sí mismos, me rondan con ternura hasta que los dejo salir. Hija de un trabajador ferroviario irlandés que tocaba el piano y cantaba siempre para su familia las canciones de su tierra, y de una madre descendiente de andaluces, amante de la música y la naturaleza, María Elena reconocía la influencia de ambos en su vida.

Las canciones inglesas tenían un contenido especial en las letras, los juegos ingeniosos de las palabras. Y eso fue muy importante para lo que yo escribiría después. Entendí por qué Jorge Luis Borges se había sumergido tanto en la literatura británica.

Herencia maravillosa

María Elena Walsh nació el primero de febrero de 1930 en el bello municipio de Ramos Mejía, al oeste de esta capital, en la provincia de Buenos Aires; Mi padre me dio su mundo y la nostalgia de su tierra, y mi madre la gracia de los andaluces, de los cuales descendía. Amaban ambos la naturaleza y por eso yo sabía escuchar los pájaros y otros sonidos ligados siempre con la música. Así contaba esa herencia maravillosa de su familia que buscaba la armonía en una casa llena de flores, pájaros, gatos y árboles susurrantes.

Publicó su primer libro de poesía, Otoño imperdonable, a los 17 años, en 1947, cuando estaba terminando sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes y ya entonces fue reconocida en su municipio natal y por escritores locales y del mundo. Allí ya se vio que esa joven poeta tenía una manera ingeniosa de mirar la vida, rebeldía y personalidad.

También llamó prontamente la atención del poeta chileno Pablo Neruda y del español Juan Ramón Jiménez, quien la invitó a visitar Estados Unidos en 1949. Mundos disímiles que en ella convergían.

En los años 50 se fue a París junto con la folclorista tucumana  Leda Valladares, otra de las figuras inolvidables de este país, quien le enseñó a tocar instrumentos autóctonos y a mirar hacia ese interior mágico que tanta influencia tendría en sus trabajos. No digo que me exilié, pero hubo cambios después que murió Eva Perón, y me fui un tiempo.

Había publicado Baladas con Ángel y en la atmósfera parisina que siempre la atrajo comenzó a escribir sus canciones para niños. En los años 60 publicó uno de sus libros más recordados y más vigentes hoy, El reino del revés, y luego fueron surgiendo, como de un sombrero de mago, porque no entiendo mucho como sucede, dijo ella misma de sus Cuentopos de Gulubú, Hecho a mano y Juguemos en el mundo. Y libros como Tutú Maramba, Canciones para mirar, Dailan Kifki y Novios de Antaño. Entre 1952 y 1956, cantó en varios lugares de Francia con Leda Valladares.

En sus novelas y cuentos infantiles y para adultos, en sus canciones que atraviesan a varias generaciones de argentinos, en sus obras de teatro, en sus guiones para cine y televisión, subyace, siempre, su irremediable condición de poeta, escribió Ezequiel Martínez, en La Nación.

También se definió a sí misma como cupletista, al referirse a las mujeres con hermosos vestidos fruncidos y con volados que cantaban canciones populares y también picarescas.

Sus poesías, libros y canciones revolucionaron la literatura infantil en el país y tuvieron una fuerte influencia en la región y en el mundo. Atrás quedó el estilo moralizante de los cuentos y en su lugar colocó la imaginación, los juegos de la palabra y otros sonidos.

Inhumación en La Chacarita

En 1979, en plena dictadura militar, María Elena Walsh publicó  un artículo que se refería a la feroz censura y persecución estatal. En 1985 fue designada por el entonces presidente Raúl Alfonsín como integrante del Consejo para la Consolidación de la Democracia, cargo que desempeñó hasta 1989. En 1991, el gobierno de Carlos Menem había esbozado la posibilidad de imponer la pena de muerte. Ella escribió entonces: Cada vez que se alude a este escarmiento, la Humanidad retrocede en cuatro patas.

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, se refirió a María Elena Walsh como un símbolo de la transición a la democracia, a quien el país entero, y muy especialmente el niño-adulto que anida en nosotros, despide con inmenso dolor.

Con la canción Como la cigarra o poemas como el que dedicó a Eva Perón con esta leyenda Eva: esa Madrecita de los Desamparados, María Elena Walsh metaforizó como pocos la capacidad de resistencia del pueblo argentino a las dictaduras, añadió Coscia.

Radios y televisoras transmitieron todos la noticia de su muerte, sus canciones, sus entrevistas más difundidas, su rostro feliz al recibir varios reconocimientos en todo el país. Como un gesto especial y en silla de ruedas antes de su agravamiento, fue a reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Hoy será velada en la sede del Sindicato de Músicos Sadaic, de cuya comisión directiva formaba parte, y mañana al mediodía sus restos serán inhumados en el panteón de esa entidad en el Cementerio de La Chacarita. El país llora a una mujer que recuperó la magia rebelde y la ternura y el coraje humano en sus cantares, decía un cartel anónimo colgado en la pared del edificio de Sadaic. Un homenaje que le hubiera gustado.