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Castella: princesa maya, boda y bebé
Periódico La Jornada
Lunes 3 de enero de 2011, p. a31

Cartagena de Indias, 2 de enero. Atenea Castella Vásquez, hija del torero francés, que no matador de toros, Sebastián Castella, y de la modelo colombiana Patricia Vásquez, habría nacido la semana pasada aquí, según fuentes que no pudieron confirmar la noticia del alumbramiento, pero saben que si éste no ha ocurrido aún, se producirá de un momento a otro.

El número uno de la baraja taurina mundial –puesto que ocupa temporalmente debido a los problemas de salud que mantienen fuera de los ruedos a José Tomás– se casó pomposamente por el rito católico, apostólico y romano, en una playa de esta ciudad del Atlántico, el pasado 2 de octubre.

En aquel momento, apenas los amigos y familiares más cercanos a la pareja estaban al corriente de que la novia se hallaba encinta. El matrimonio, según el propio diestro, que no ha ocultado su acendrado conservadurismo y sus profundas creencias religiosas, se efectuó para darle un hogar sólidamente constituido al fruto de sus desvelos.

Para acudir al altar improvisado sobre la arena del Atlántico, la actual señora de Castella se enfundó en un vestido color morado, como los que usaban las princesas mayas, de acuerdo con las crónicas disponibles todavía en algunos bares del puerto, donde se empolvan las revistas de sociales que en su momento relataron la ceremonia.

Antes de relacionarse sentimentalmente con Castella, Patricia Vásquez, una bellísima señorita de 25 años de edad, estuvo involucrada con la archifamosa Beatriz Aurora Pinzón Solano, mejor conocida en todas las pantallas televisivas de América Latina como Betty la fea.

A lo largo de la serie, que fue creada y transmitida en Colombia por Radio Caracol Nacional del 25 de octubre de 1999 al 8 de marzo de 2001, con un total de 338 capítulos de media hora, diferentes personajes de la farándula intervinieron en su trama, pero sin actuar, esto es, representándose a sí mismos.

Cuando el fenómeno de mercadotecnia inicia su periplo por el subcontinente, la fórmula se mantuvo y fue así como Patricia Vásquez participó en ella y llegó a los hogares del público mexicano. Ahora, ante el drástico giro que ha dado su existencia, se desaparecerá del aire para cuidar a su bebé y, sin duda, también para sufrir la angustia permanente que supone ser esposa de un hombre que sale a jugarse la vida cada tarde, por lo menos en Europa, no así en México, donde gana dinero entrenando vestido de luces.